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En Medellín se restauraron 106 esculturas

La última intervención cubrió 106 de las 180 esculturas que son propiedad de la administración.

  • “Francisco Antonio Zea”, de Marco Tobón Mejía
    “Francisco Antonio Zea”, de Marco Tobón Mejía
  • Detalle de “Homenaje al primer poblado” de Luz Piedrahita. FOTO Róbinson Sáenz.
    Detalle de “Homenaje al primer poblado” de Luz Piedrahita. FOTO Róbinson Sáenz.
La tarea de restaurar las esculturas de Medellín
11 de julio de 2018
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Factores como el tiempo, las condiciones climáticas o hasta la falta de cuidado por parte de los habitantes, exponen a las esculturas de Medellín, cada día, a situaciones de deterioro y abandono.

Bajo la premisa de preservar este patrimonio de la ciudad, la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín inició, en julio de 2017, un proyecto de intervención con la Fundación Ferrocarril de Antioquia para el mantenimiento de las 180 esculturas que son propiedad de la Administración Municipal. El proceso finalizó en mayo de este año, con 106 bienes intervenidos y un costo de 700 millones de pesos.

Carlos Mario Jaramillo, arquitecto restaurador de la Línea de Memoria y Patrimonio de esta Secretaría, indicó que algunas obras escultóricas no se intervinieron por falta de tiempo y presupuesto, pero que este semestre se tiene planeado, en asocio con el Museo de Antioquia, comenzar con la restauración de las 23 piezas de la Plaza de Botero.

Entre otras esculturas pendientes de restauración se encuentran las elaboradas en mármol, como la que se erige en la plazuela en honor a Francisco Antonio Zea, que tiene desgaste y numerosos grafitis. El arquitecto explicó que, por la delicadeza de este material, aún se encuentran en búsqueda de soluciones técnicas y definitivas para hacer estas intervenciones sin dañar la obra.

“Hemos hecho algunas intervenciones en los mármoles, como lavado suave y jabón neutro. Pero la idea es hacer un proceso más profundo en estos bienes. No nos atrevemos a quitar un grafiti de ahí con químicos porque puede afectar el mármol”, explicó.

Una de las dificultades que señaló Jaramillo en este proceso, además, está relacionada con la falta de consciencia de la ciudadanía para preservar este patrimonio y el vandalismo que, en ocasiones, deja cicatrices permanentes en las piezas o que hace necesario que una escultura se intervenga varias veces. “Nosotros hacemos todo un proceso de intervención y, tres días después, están rayadas nuevamente, como nos ha ocurrido con los bustos de la avenida La Playa”, indicó.

El arquitecto añadió que, en ese sentido, la pretensión principal es realizar un mantenimiento preventivo que sea gradual y permanente.

Repotenciación necesaria

La artista Luz Marina Piedrahita es la escultora de algunas de las obras que fueron recién intervenidas por la Administración Municipal, entre las que se encuentran el “Homenaje al primer poblado”, ubicada en el parque de El Poblado y los bustos de Benedikta Zur Nieden De Echavarría y Fernando Gómez Martínez en el Jardín Botánico de Medellín y la avenida La Playa en el Centro, respectivamente.

Piedrahita indicó que en el trabajo de conservación se hace partícipe al artista y que estos procesos se convierten en una suerte de renacimiento para las obras. “Esas esculturas, cuando las intervienen, resucitan. Se cuidan los detalles y se restaura el color, las pátinas, el brillo, los pedestales. Eso habla de la historia que se está contando”, añadió.

Íconos de ciudad

Leonardo Ramírez, politólogo de la Universidad de la Sorbona de París, destacó que Medellín tiene un gran patrimonio escultórico que está inmerso en los diferentes espacios de la ciudad y que no se encuentra solamente en los museos, sino que también está cerca a la ciudadanía, en las plazas, calles, universidades y hasta en los cementerios.

Pero las esculturas de Medellín no son solamente referentes del tiempo y del pasado de una época. El politólogo señaló que se constituyen en puntos de referencia para la población de la ciudad, que ha convertido estas obras en sitios de encuentro.

“Siguen siendo puntos de referencia, son como la huella de Medellín. No son solo identidad histórica y patrimonial, sino íconos de la ciudad que pueden ser mostrados en postales o fotografías”, concluyó Ramírez.

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