viernes
7 y 9
7 y 9
Un estudiante antioqueño, al que en 2013 le robaron la moto en Medellín, relata cómo la recuperó 16 meses después, a 200 kilómetros de su casa, en la capital chocoana.
El sueño de toda una vida de tener moto propia se hizo realidad por 21 meses, solo ese tiempo le duró el vehículo al estudiante de contaduría antioqueño Santiago Arias. Un viernes de octubre de 2013, al mediodía, dos hombres armados que se movilizaban en una moto lo abordaron mientras esperaba un cambio de semáforo en el Parque Bicentenario, centro de Medellín, lo encañonaron y lo bajaron de la moto.
Lo aterrizaron de golpe a una realidad que ese mismo año vivieron en la ciudad cerca de 5 mil personas, según el informe de Medellín Cómo vamos 2013.
“Me compré una Yamaha Fazer 2012 nueva, que en enero de ese año me valió seis millones de pesos. En ese entonces vivía en el barrio Buenos Aires y la utilizaba para ir a la universidad y para trabajar en un negocio familiar. Andaba muy tranquilo en ella y nunca me imaginé que me la quitarían”, expresó Santiago.
Santiago asegura que por la confianza y seguridad que él tenía para movilizarse por Medellín y porque le pareció un valor exagerado, fue que cuando llegó enero de 2013 y se le venció por primera vez el seguro decidió no pagar el millón y medio que costaba renovarlo.
Apenas le quitaron la moto, que todavía estaba pagando, Santiago se dirigió al CAI del barrio Boston para contar lo sucedido con la esperanza de que el despliegue de la policía permitiera dar con ella rápido. Luego puso la denuncia en el búnker de la Fiscalía donde le tomaron testimonio, le pidieron sus datos y “me recomendaron aferrarme a los santos y a la diosa paciencia”.
Casi dos años después apareció la motocicleta
El 28 de febrero de 2015, mientras se encontraba trabajando en medio de su práctica profesional, Santiago recibió una llamada que en un principio le pareció extraña. La secretaria del fiscal del caso le explicó que la moto que le habían arrebatado en el Centro de Medellín, 16 meses atrás, había sido recuperada por la Policía a unos 200 kilómetros de distancia, en Quibdó, donde la habían encontrado abandonada.
“No lo podía creer. Me dijeron que era la última llamada que me hacían porque había cambiado de celular y de casa. Tuvieron que encontrarme por medio de la EPS. La moto estaba en la estación de policía de Quibdó totalmente modificada: la habían pintado, estaba llena de calcomanías, el sillón era diferente, tenía luces led. Lo único que tenía igual era la placa”, relató el propietario de la moto.
Santiago no pudo ir a Quibdó personalmente por la moto, pero le entregó un poder a un conocido que vivía allí para que se la reclamara y se la enviara por un servicio de mensajería que se demoró tres días en ponerle la Fazer modelo 2012 en la puerta de su casa. ¿Ya había comprado otra moto? ¿Qué dejó de hacer al no tener moto y cómo le afectó?
“Tuve que sacar varios paz y salvo porque la moto tenía todo vencido. Al parecer, según me dijo el fiscal, se la llevaron para ponerla a trabajar de mototaxi porque llegó acabada. Tenía que invertirle mucha plata por lo que decidí mejor venderla, recuperar parte de lo que había perdido y comprarme una bicicleta”.
El fiscal del caso expresó que este caso muestra un modus operandi que se presenta con frecuencia: que se llevan las motos de Medellín en camiones para Chocó o para ciudades costeras, para utilizarlas en mototaxismo.
El secretario de seguridad de Medellín, Sergio Vargas Colmenares, también reconoció que el robo de motocicletas y carros sigue siendo un flagelo de la seguridad en la ciudad.