Anteriormente he expuesto en este espacio que el crecimiento y la ganancia de peso se controlan por medio de unas tablas establecidas para hacer seguimiento del crecimiento en peso y talla de los niños, evaluando algunos parámetros para detectar alteraciones en el crecimiento y el riesgo de desnutrición. Estas tablas tienen origen en la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Centro de Control de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos de América e incluso existe la colombiana desarrollada por la Asociación Colombiana de Endocrinología Pediátrica.
Si existen variaciones de acuerdo a su origen y lo importante es que el personal que las use siempre haga la evaluación sobre una misma tabla para poder hacer comparaciones y definir una curva de crecimiento en peso y talla. Estas son herramientas de detección, pues creo que en cada caso se debe individualizar, es decir, tener en cuenta situaciones o condiciones particulares que pueden afectar la ganancia de peso como por ejemplo enfermedades metabólicas y alteraciones neurológicas que comprometen la función adecuada y la realización de actividad. Para no hacer exigencias más allá de lo que se pueda esperar.
El aumento de peso siempre va a ser un tema de preocupación de los padres, pero siempre se deben descartar condiciones clínicas incluso aquellas conductuales que puedan llevar a una menor ingesta de alimentos y que esto sea la causa de la detención en la ganancia de peso. Digo descartar antes sobre todo de empezar a suplementar sin ningún conocimiento de causa. En el mercado se consiguen nutriciones enterales (alimentos líquidos sintéticos) de diseño para el reemplazo de comida y en muchas ocasiones se acude a ellas sin la prescripción de parte de un profesional lo que puede ser contraproducente.
Cuando no hay ganancia de peso se debe investigar a fondo la causa y con certeza iniciar el manejo adecuado. Es necesario determinar la genética del niño, es decir, si los padres son delgados, él va a tener también una delgadez constitucional. Existen momentos que los niños reducen y auto regulan el consumo de alimentos y por lo tanto no se debe suplementar inmediatamente. La falta de apetito no se soluciona con una malteada, es más, la sustitución de comidas ocasiona sensación de saciedad, profundizando la ingesta disminuida.
Es deber nuestro como padres propender por dar lo esencial para nuestros hijos y uno de esos deberes es el de la alimentación, pero no debemos precipitarnos en buscar soluciones facilistas, pues en muchas ocasiones ese afán hace que luego tengamos que lidiar con niños con sobrepeso. Las altas cargas calóricas a las que se pueden ver expuestos van alterando su reserva energética y ocasiona aumento de la masa grasa corporal, que después se hace muy difícil de perder.
El niño que alguna vez consultó por peso bajo puede regresar a la consulta por presentar sobrepeso.
No se puede generalizar y no debemos pasar por alto la falta de medro (ganancia de peso y talla) pero si debemos ser muy críticos antes de tomar la decisión de dar un suplemento o reemplazo de comida, esto cuenta para los padres y el personal de salud, así como para los educadores y aquellos tomadores de decisiones de políticas de salud pública.