Edulcorantes. ¿Sí o no? Qué tan seguros son

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Desde la aparición de los sustitutos del azúcar ha existido la inquietud acerca de la seguridad de estos productos y su utilización, en especial en las poblaciones pediátricas. Voy a revisar algunos aspectos básicos para tener elementos de juicio y entrar a decidir acerca de la seguridad de estos productos.

Un edulcorante es una sustancia química que se añade a un alimento o medicamento para darle sabor dulce. Entonces el azúcar también es un edulcorante. No solo los productos que conocemos como “endulzantes” están en esta lista.

El propósito de estas sustancias es brindar sabor, proporcionar frescura, preservar los alimentos (mermeladas), favorecer procesos como la fermentación en algunos productos (panes y salsas) y dar volumen (helados). Es por eso que los edulcorantes están presentes en nuestras dietas.

Existen entonces una gran variedad de edulcorantes. Unos provenientes de la sacarosa (azúcar), fructosa (frutas) miel (fructosa, glucosa y agua), almibares entre ellos el de maíz que tiene alta concentración de fructuosa y es uno de los que potencialmente puede ocasionar más daño al organismo. Debido a su metabolismo que se realiza a nivel del Hígado y puede producir acumulación de grasa en el mismo cuando se consume en altas cantidades. Y desafortunadamente es uno de los ingredientes usados con mayor frecuencia en la industria de alimentos.

También están los alcoholes de azúcar entre ellos manitol, sorbitol y xilitol. Tienen un poder endulzante mayor que el del azúcar pero su absorción es más lenta por lo que no afectan los niveles de glucemia, pero si tienen efectos gastrointestinales si se abusa de los mismos (gases y diarrea). Los encontramos comúnmente en los chicles comercializados como sin azúcar.

Estos azucares naturales se suman a otros como la lactosa (de la leche) y la maltosa (malta).Todos los antes mencionados son los endulzantes naturales, pero también está la familia de los artificiales o no calóricos y/o sustitutos del azúcar. Son productos químicos preparados artificialmente e incluyen aspartame, sucralosa, acesulfame potásico, sacarina, ciclamato e incluso la stevia (si bien de origen natural, es procesada por la industria química). Estos tienen un poder endulzante entre 30 y 900 veces mayor que el azúcar, por lo que cumplen su misión de sustituir el azúcar sin aportar calorías.

La controversia surge cuando se determina si sustituir el azúcar va a representar una ventaja desde el punto de vista reducción de peso o prevención de diabetes. Es más no se considera como parte del tratamiento de la diabetes, pero existe una recomendación en las guías de manejo en diabetes que se pueden usar con seguridad pero dentro del marco de una terapia nutricional orientada. Y para la reducción de peso no existe evidencia que se alcance con los sustitutos, pues no son un factor único dentro de las múltiples causas de la obesidad. Puede haber una reducción en el aporte de calorías, pero no hay estudios concluyentes para el control de peso.

Tampoco hay estudios con evidencia suficiente que soporten el potencial deterioro de los edulcorantes artificiales como causantes de cáncer, malformaciones, alergias o enfermedades autoinmunes. Solo aquellas personas que tienen alteraciones del metabolismo conocida como fenilcetonuria, el consumo de algunos edulcorantes artificiales como el aspartame es tóxico para el cerebro.

Las autoridades regulatorias en asuntos de medicamentos y alimentos han definido la cantidad permitida para el consumo de los edulcorantes, y en lo que se refiere a toxicidad, prácticamente están exentos de estos eventos. Es decir, es improbable alcanzar consumos elevados sin antes haber saturado la tolerancia y haber suspendido su consumo.

Para el azúcar según la Organización Mundial de la Salud no debe sobrepasar el 10% de las calorías totales y están realizando estudios para que se llegue a no más del 5 % del total de las calorías diarias, esto representa no más de 80 gr de azúcar al día. Una bebida azucarada tiene alrededor de 60 gr de azúcar. Los riesgos para la salud son el sobrepeso, la obesidad y la diabetes.

Mientras menos mejor y si no es estrictamente necesario no debemos usar edulcorantes de ningún tipo.

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