Aprovechamos el lanzamiento en Medellín de la nueva generación de la CX-5 para cruzar unas palabras con Fabio Sánchez, Presidente de Mazda de Colombia, e indagar por el presente y futuro de la marca en el país, así como la visión que se tiene desde el fabricante afincado en Hiroshima sobre nuestro particular mercado.
Blogaraje: ¿Cómo ha sido el comportamiento de Mazda en el mercado colombiano durante este 2017?
Fabio Sánchez: Perdóneme la inmodestia, pero no lo podemos ver mejor. Completamos el cuarto año de operación desde la transición del modelo de negocio (el cierre de la ensambladora en el país y convertirse en importador) y han sido cuatro años de permanente crecimiento. Somos el cuarto mercado en importancia mundial para Mazda y eso lo dice todo.
B: ¿A pesar del cierre de la planta en Colombia, la gente le siguió creyendo a la marca?
F.S.: En 2017 estamos cumpliendo 35 años de presencia en el mercado nacional y es una marca que se ha incrustado en el corazón del consumidor colombiano. Hay pocas familias en las que no se haya tenido un Mazda en el país. Hemos vendido modelos como el 323, que fue un best seller en el mercado colombiano. A pesar de no ser una marca masiva, hoy somos segundos en el top of mind de recordación y en el top of heart. La apreciación y el cariño continúan intactos a pesar de la transición dolorosa que significó el cierre de una planta con muchísimos años de operación industrial, motivada por los temas de mercado y coyunturas económicas más los problemas políticos de los vecinos.
B: ¿A qué se debe el liderazgo que tiene Mazda en gamas como la del 3 y la CX-5?
F.S: En el caso de la CX-5, esta camioneta representa el 25% de las ventas de toda la marca a nivel mundial y en Colombia es una cifra muy cercana también. Es muy meritorio el liderazgo de este modelo en el segmento de SUV medianas porque prácticamente todas las marcas tienen un producto ahí. Este carro tiene hoy 700 modificaciones sobre el modelo anterior y la gente lo elige por la mezcla de desempeño, insonorización y seguridad.
B: ¿Cuál es la estrategia para que la CX-5 no se “canibalice” con el Mazda 6, sabiendo que en algunas versiones cuestan prácticamente lo mismo?
F.S: Son dos consumidores diferentes. El Mazda 6 es el tope de línea nuestro y es un carro más ejecutivo, tiene un consumidor específico. Tiene unas características técnicas y de comodidad de nivel superior. La CX-5 es un carro más para la familia, para transportarse por diversos terrenos con más seguridad.
B: Hablemos del mercado nacional en 2017. Ha sido un año coyuntural, con reducción en las ventas. ¿Cómo espera Mazda cerrar este ejercicio anual?
F.S.: En un mercado que creemos que va a estar sobre las 241.000 unidades, Mazda espera colocar unas 18.200, algo muy similar al año anterior, incluso con un leve crecimiento, lo cual, en un mercado que lleva tres años a la baja, es un resultado excelente para nosotros porque solo participamos en el 58% del mercado pues no tenemos presencia en algunos segmentos. No vendemos carros de entrada ni taxis ni camiones ni vanes. Y en utilitarios, con la B2600 por ejemplo, no tenemos mucha disponibilidad, no hay suficiente suministro desde la planta de Tailandia para satisfacer la demanda.
B: ¿Qué esperar para 2018 en cuanto a ventas en el mercado nacional?
F.S.: Pues las cifras no ayudan. Un crecimiento por debajo del 2% no es lo más esperanzador para el país, pero hay un año de elecciones, que suelen ser buenos después del segundo semestre. En resumen, vemos un año muy similar a este.
B: Se avecina un boom de carros eléctricos a nivel mundial e incluso, Colombia ya se está preparando para recibirlos. ¿Cómo está Mazda en ese nuevo mercado?
F.S. Acabamos de hacer una asociación técnica y financiera con Toyota y uno de los principales puntos de esta sinergia es el desarrollo de vehículos eléctricos. Ese desarrollo le abre una puerta enorme a Mazda hacia el futuro, con unas inversiones monstruosas y la verdad, con Toyota escogimos el mejor socio para ello.