El Onix brilla en Latinoamérica

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Por tercer año consecutivo, el Chevrolet Onix lidera las ventas en Latinoamérica, según los registros del portal especializado Focus2Move. El segundo lugar se lo lleva el Nissan Versa y el tercer lugar en el podio lo alcanza el Ford Ka. Se destaca el ingreso al top 10 de la nueva generación del Volkswagen Polo.

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El Onix, fabricado desde 2012 en la planta de Gravataí en Brasil para todo el continente y en versiones hatchback y sedán, registró pedidos por 249.552 unidades (8,1% más que en 2017). En el escalafón mundial, este carro ocupa el lugar número 79. El Onix reemplazó en su momento a los desaparecidos Corsa / Celta. Se vende en su mercado natal con motor Flex Fuel  de un litro y 80 caballos y para el resto de mercados con un 1.4 de 106 caballos y caja manual de cinco velocidades.

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Con 137.843 unidades comercializadas y creciendo 4.3%, el Nissan Versa, oriundo de México, fue el segundo carro más pedido avanzando un puesto, seguido por el Ford Ka brasileño, con 133.656 ventas y avanzando tres casillas. Este modelo se hace con carrocería hatchback y sedan y está en el mercado, en su tercera generación, desde finales de 2014. Este carro también se vende en lugares como Sudáfrica, donde se llama Figo y en Europa, donde se le conoce como Ka +.

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Viene luego el primer utilitario de la lista, se trata de la Toyota Hilux, que factura 130.197 unidades (+3.8%), avanzando un puesto. Con una caída en ventas del 17.9%, el Volkswagen Gol se hace con el quinto lugar, cayendo tres puestos. 129.656 clientes lo prefirieron. El Hyundai HB20 es el sexto subiendo un un puesto y con 106.346 unidades y luego viene el Chevrolet Prisma, que avanza dos lugares, con 105.321. El Renault Sandero registró 102.001 unidades para ubicarse en el octavo lugar, cayendo 19.6% y cuatro puestos en el conteo, mientras el Volkswagen Polo tuvo una entrada triunfal al top 10, avanzando 60 casillas con 98.498 unidades, creciendo 286%. Cierra este Top 10 el Toyota Corolla con 93.687 colocaciones.

Curiosidades

-El Renault Kwid, que pronto comienza a venderse en Colombia procedente de Brasil, marca un crecimiento exponencial, pues avanza del lugar 75 al 11, vendiendo 89.847 unidades

-La Nissan Kicks es la SUV más vendida en Latinoamérica, con 85.253 facturaciones.

-Otro que creció bastante fue el FIAT Argo, que avanzo del puesto 61 al 13, con 84.389 unidades

-Se destaca también el ascenso del Chevrolet Beat, un 78,8% para ubicarse en el puesto 19 con 72.152 carros comercializados

-El SUV 4×4 más pedido es el Jeep Compass: 67.690 unidades, puesto 20.

-Un debutante, el FIAT Cronos, entró directo al puesto 40, con 43.206 facturaciones.

-La caída en ventas más grande la tuvo el Chevrolet Spark, -53,5% para caer del puesto 14 al 50 con 33.442 unidades.

Subir y arrancar Trato de hacer memoria y acordarme del primer momento en que un carro me llamó la atención más de lo normal y siempre me remito a unas viejas fotos de mi primer cumpleaños. Allí aparezco al lado de un flamante Ford Galaxie 500 adscrito al cuerpo de bomberos de alguna ciudad norteamericana. Posteriormente, mis padres continuaron regalándome autos en mis cumpleaños. Conservo también una fotografía con un pastel hermosamente decorado y un VW Beetle rojo que yo miraba con asombro. Vinieron luego los maravillosos Matchbox 1/64 y algunos coches de carreras que funcionaban con gasolina ¡de avión! Y que mis primos mayores gozaron a placer mientras el ruido ensordecedor que producían, me causaba genuino terror. Un tío fue quien acolitó (al fin y al cabo es sacerdote) mi primera “manejada” en su viejo Jeep Willys MB, con el que dábamos la vuelta a la manzana. El controlaba la pedalería y los cambios, mientras yo trataba de girar el pesado volante. Mis otros tíos me mantenían al tanto del mercado automotor, pues en los viajes y paseos me preguntaban por las marcas y modelos de todos los carros que veíamos, hasta que me los aprendí todos. De los “de verdad” recuerdo el Zastava 1500 amarillo de mi tío Aquiles, auto al que cariñosamente apodaban “el maracuyá” y que compraron el mismo año en el que nací. Cuando lo vendieron, casi no me cuentan pues temían mi tristeza al saberlo y pues, la verdad, no los defraudé. Llegó la época de las revistas, los catálogos, los libros y cuanta publicación sobre autos existiera. Pasaba tardes y noches devorándolas ansiosamente, aprendiéndome de memoria fichas técnicas, modelos, características y los datos más precisos de cada ejemplar. Eso sí de mecánica, nada. Me embiste un dulceabrigo y cualquier tornillo en un motor significa para mi, poco menos que magia negra Mi profesión de periodista me ha permitido experiencias inolvidables con los carros, dirigir algunos programas sobre el tema, cubrir las ferias, participar en encuentros, desfiles y ser testigo desde esta óptica del crecimiento y las contracciones del mercado, probar algunos modelos y conocer personajes que me han honrado con su invaluable amistad y sabiduría infinita. Con el advenimiento de internet y la televisión internacional, el aprendizaje se expandió a niveles insospechados. Ahora era posible explorar más allá y en tiempo real, lo que estaba sucediendo en el mercado automotor mundial. Participar en chats, foros y páginas se convirtió en la principal fuente de conocimiento y en un segundo aire para esta afición. Gracias entonces a la red mundial y a la magnífica herramienta que proporcionan los blogs, y, por supuesto, a la gentil complicidad del equipo de Medios Electrónicos de EL COLOMBIANO y su editor general, Fernando Quijano, que avaló esta propuesta, es que hoy puedo compartir con ustedes este rincón minúsculo del ciberespacio, en donde la idea es compartir experiencias y conocimientos, retroalimentarnos con las noticias que produce este dinámico sector, enterarnos de las novedades más recientes y, sobre todo, divertirnos con una pasión que va más allá de conducir y maravillarnos con el invento más sensacional de la historia. Se trata entonces de abrir el blogaraje y dejar salir la imaginación con el placer que produce ver estas hermosas piezas en acción, que nos roban suspiros y nos producen un constante hormigueo que solo los aficionados a los carros entendemos, compartimos y acolitamos (como mi tio el cura). Bienvenidos, súban, abròchense y disfruten el viaje.

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