Cada vez que BMW anuncia una renovación de su Serie 3, la expectativa entre clientes, aficionados, competidores y periodistas del mundo del motor desborda cualquier cálculo. Es la más exitosa línea de la marca y desde hace ya décadas, el modelo premium más vendido en el mundo (mas de 12 millones de unidades en 38 años). Por eso, cada carrocería que sale con este rótulo genera un morbo especial, como acaba de suceder con la denominación F30, la sexta generación de este modelo que data ya de 1975 y que nos ha dejado un sabor especial de boca por unas características puntuales que les vamos a contar a lo largo de este relato. Bienvenidos al que es, tal vez, el mejor serie 3 de la historia.
Como suele suceder con cada Serie 3, este es más grande en todas las mediciones que su predecesor y resulta francamente difícil incluso distinguirlo a simple vista de su hermano mayor, el Serie 5. Se ve más ancho, robusto y es más cómodo que el E90, Serie 3 anterior que estaba desde 2005 en el mercado. Este F30 se ubica en longitud entre el Audi A4 (mas largo) y el Mercedes-Benz Clase C (más corto). El baúl es de 480 litros y con formas sin demasiados cortantes para facilitar la acomodación de equipaje. Los asientos posteriores son abatibles.
Pero aparte del diseño, la verdadera revolución de esta línea se da en el corazón que mueve esta carrocería. Ahora, sin concesiones, toda la Serie 3, bueno, en realidad todos los BMW nuevos, tienen incorporados el motor TwinPower Turbo en toda la gama. Felizmente nos correspondió uno de los propulsores mas potentes, el del 328i, que entrega nada menos que 245 caballos acoplados a una estupenda caja de 8 velocidades que los dosifican a la perfección.
Al abordar este carro, lanzado en Colombia hace casi un año, nos damos cuenta que el sabor típico de un BMW permanece inalterado. La instrumentación y el tablero conservan esa austeridad tan elegante de sus predecesores, pero, a su vez, se logra esa mezcla puntual con un espíritu sport que siempre ha sido la impronta de cada generación. Así sea el 316i o el 335i, este carro provoca correrlo, sentirlo, exprimible sus enormes capacidades y bondades con solo subirse a él, tal es la conjunción perfecta que se logra entre comodidad y sensaciones deportivas. No sin mérito, BMW es uno de los inventores del concepto “sedan deportivo” desde la muy laureada carrocería E30 de los años 80.
En este F30 todo está dispuesto para el disfrute del conductor y sus acompañantes, la orientación de los instrumentos, la ergonomía de los asientos (con multiples regulaciones y sin problemas para quien le guste conducir bajo o alto), la disposición de los mandos, el diseño de la barra de cambios, en fin, que se conserva y mejora el bouquet propio de los modelos hechos en Baviera. Aunque es más amplio, como ya se dijo, sigue siendo un modelo para 4 pasajeros pues la configuración y el diseño de sus asientos traseros, que si bien son más amplios y tienen un notorio espacio para las piernas, no permiten acomodar a una quinta persona con soltura, en parte por el voluminoso túnel central de transmisión y la falta de sujeción en esta área.
El equipamiento es profuso (hay tres niveles: Modern, Sport y Luxury) y la pantalla del computador de consumos, distancias, reglajes y manejo del sistema de audio es fácil de usar y resulta muy intuitiva mediante una perilla ubicada entre los asientos y denominada i-Drive, otro logro con respecto a sus predecesores.
Al encender el F30 mediante el ya conocido arranque por botón (sin llave), una de las primeras percepciones es la comodidad de marcha gracias al trabajo que se ha hecho en la puesta a punto de la suspensión de de este modelo, que era, hay que decirlo, una de sus pocas falencias en las series anteriores. Ahora este BMW se parece más en la calidad de rodadura a su competidor de la estrella, va como sobre una alfombra, esta muy bien aislada la cabina y no presenta tanta soltura ni cae duro sobre las irregularidades del pavimento. Esto facilita en gran medida el manejo de las reacciones del carro, que en condiciones normales son totalmente predecibles y transmiten una notable sensación de seguridad.
Seguridad que se necesita para dominar este motor dos litros sobrealimentado de inyeccion directa y 350 Nm de torque del 328i, que es una máquina de prestaciones contundentes y parejas, de soberbia respuesta y capacidad de empuje gracias a multiples sistemas tecnologicos como el turbo compresor de doble entrada TwinScroll, Valvetronic y el doble VANOS. El carro planea y asciende al mismo ritmo gracias a su mencionada caja de 8 marchas cuyos cambios ni se sienten en plena aceleración y cuando lo dejamos en nuestras manos bajo el modo secuencial o Sport, es una delicia exprimirlo hasta 5 o 6 mil revoluciones, siempre y cuando tengamos el espacio adecuado para hacerlo, pues el carro se come las rectas con una facilidad pasmosa. Siempre queda uno con la sensación que le sobra medio motor, será por la falta de costumbre de llevar semejante propulsor. Lo que sí echamos en falta es el sonido del 6 en linea tipico de los BMW (este motor es de 4 cilindros), esa musicalidad propia de los anteriores motores haria un conjunto sonoro perfecto con lo que es capaz de entregar el modelo probado. En ese orden de ideas, hay que destacar el conjunto de frenos, que detienen el carro con toda seguridad, sin sobresaltos ni aspavientos. Cumplen su trabajo con un nivel superlativo.
Como este es un carro ideal para los amantes de las respuesta de un buen turbo, el consumo pasa a ser un tema si se quiere, minoritario. Pero es bueno decir que en pleno régimen y con un uso sin concesiones, el gasto rondó los 28 km/gal, que puede ser mejor gracias al modo de conducción EcoPro, a la caja de 8 velocidades de relaciones largas al final, al sistema de encendido y apagado Start / Stop o a un uso moderado del acelerador, pero cuando se tienen esos 245 caballos bajo el pedal, es poco lo que se puede hacer en bien de la economía. De todas maneras, esa cifra que les cité arriba, es poca comparada con lo que es capaz de hacer sentir y lograr este automóvil.