Prueba Peugeot 208: león doméstico

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En los años 80, la segunda marca en activo más antigua del mundo revolucionaba el segmento B europeo con el modelo 205, un punto de referencia para la casa francesa y cuyo desembarco llegaba tardíamente a Colombia en 1992 con la carrocería 5 puertas (GRI) proveniente de la planta chilena y los nerviosos GTI con motores 1.6 y 1.9, además de la bella presentación cabriolet 1.6 (CTI). Posteriormente, en 1998, nuevamente los de Sochaux daban una vuelta de tuerca con el 206, que se volvió común en nuestras calles a comienzos de este siglo. El sustituto, denominado 207, no pudo revalidar el éxito de sus predecesores y ahora , el 208 es el heredero de aquella estirpe y ya lleva cuatro años en el mercado nacional tratando de abrirse un espacio entre rivales como el Ford Fiesta, el Mazda 2, el SEAT Ibiza, el Citroën C3 y el Skoda Fabia. Las razones que esgrime para competir las detallaremos a continuación en esta prueba.

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Proveniente de la planta de Poissy en Francia, el 208 resulta impactante estéticamente por sus modernas luces, que resaltan una carrocería muy conseguida en su presentación externa, sumada a un color bastante llamativo como el de la unidad de prueba, llamado Orange Power, y un interior en el que sobresale la ubicación del cuadro de instrumentos, por encima del aro del volante, que es pequeño además, y la pantalla táctil de infoentretenimiento en la parte superior de la consola y adaptada de manera que no se vea muy postiza o after market.  Al país llega con la motorización 1.6 Diesel o gasolina, con caja manual de 5 velocidades o automática de 4 y un solo tipo de equipamiento, denominado Active. Probamos el motor VTi a gasolina con la caja automática secuencial y que se ofrece en las vitrinas de la marca por $64,9 millones.

Interior

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La cabina es amplia, tanto, que puede acomodar bien a 5 personas de contextura promedio. Los asientos son cómodos en sus formas y ergonomía. Blandos los delanteros, abrazan bien la espalda y es regulable en altura el del conductor, cuya posición de manejo no tiene reparo.  El espacio para las piernas del pasajero es muy generoso porque el diseño de la guantera es curvo y la sensación de amplitud es muy grande. En general, los plásticos de la cabina están bien enrasados y el material es aparente y se percibe durable al paso del tiempo. Entre los asientos hay un apoyabrazos central  acolchado en tela y con bolsillo, lo mismo que los laterales de las puertas. algunas partes van en plástico brillante en negro piano y otras tienen unas textura que, mientras no se toquen, podrían pasar por fibra de carbono y otras por cuero. En general, es apreciable la sensación de calidad.

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La climatización es automática digital bizona  y la pantalla táctil de 7″ controla todas las funciones de telefonía, audio (aunque nunca pudimos lograr que funcionara una USB en la unidad de prueba), consumos y distancias. También tiene cámara  HD de reversa (de perfecto funcionamiento) y función Mirror Screen para ver la pantalla del celular en este sistema mediante aplicaciones compatibles con Mirrorlink o Car Play. El volante, de formas achatadas y radio pequeño, tambien tiene mandos a distancia e incluye control de velocidad y crucero que pueden visualizarse en el cuadro de mandos, denominado i-Cockpit.

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Atrás no hay problema para personas de estatura considerable, pese a la caída del techo, aunque si retrasamos mucho los asientos delanteros , el espacio para las piernas sí se afecta. Los espaldares son abatibles en proporción 60/40 y el maletero de 285 litros es más que suficiente para un equipaje liviano de 4 personas. Sus formas cuadradas, la facilidad de la entrada  y 4 argollas de sujeción también ayudan mucho a acomodar el menaje.

Rodaje

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Gracias al 1.6 de 118 caballos con el torque de 160 Nm, el 208 arranca en buena forma y sin necesidad de usar mucho pedal. Se mueve bien en toda condición aunque más adelante repararemos en su relación con la caja automática. La cabina aisla muy bien su funcionamiento, aunque el ventilador de temperatura se enciende con mucha frecuencia, lo cual lo hace molesto para las personas que lo escuchan por fuera del vehículo, más no para las que van en el interior. Es un carro que se comporta muy bien en ciclo urbano, aunque la suspensión protesta bastante cuando la calle presenta rotos y desniveles, o sea, casi todo el tiempo. Incluso, cae muy duro atrás y el ruido a veces es más alto de lo normal. Eso no es culpa de la suspensión, es culpa de nuestras deplorables vías citadinas.

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Por el contrario, en vías abiertas y bien asfaltadas, el andar es extremadamente suave y estable, el carro no se siente, no se escucha un solo ruido, parece ir en un colchón de aire y es muy seguro inscribirlo en curvas a buena velocidad pues donde se apunta la nariz del carro, ahí va la carrocería con un aplomo destacable, sin inclinarse en demasía.  Sí nos sorprendió que al circular con el vidrio abajo, se cuele mucho el ruido aerodinámico a niveles francamente molestos. Los controles de estabilidad, tracción y las asistencias de frenado lo hacen muy confiable en situaciones que exigen mayor velocidad o en carreteras muy reviradas. A propósito, los frenos, con 4 discos y rines en llantas 195/55 R16 firmadas por Michelin , no tienen ninguna queja. Son un plus de seguridad sobre algunos modelos de la competencia.

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La dirección, asistida eléctricamente, presenta un comportamiento estable y dinámico, el aro pequeño del volante cansa un poco los brazos en viajes largos y hay que bajarlo mucho si queremos tener una visual completa del cuadro de intrumentos. Esto no es bueno ni malo, es distinto.

Caja de sorpresas

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La caja automática de 4 marchas puede ser una buena aliada de la calidad de avance del carro si se sabe utilizar correctamente. En operación normal, el rodaje se basa en segunda y tercera velocidad. Es muy dificil verle la cuarta marcha en ciudad y en vías planas. Notamos incluso, que tiene una especie de sobremarcha en segunda y tercera.  Pero cuando la geografía se inclina, como suele pasar en Medellín y sus alrededores, lugares donde hicimos esta prueba, es necesario apelar al modo manual o ayudarnos con el pedal. Esta operación se hace de la siguiente manera: con el pedal a fondo se provoca el fenómeno conocido como “kick down” y el carro rebaja la marcha a mínima, es decir baja a primera y va llevando los dos primeros cambios a tope de revoluciones hasta que alcanza una velocidad crucero que nos permita avanzar y salir de la situación. O bien, al hacer un sobrepaso con poco espacio, el carro baja a segunda y avanza hasta las 6.ooo vueltas entregando la potencia de manera uniforme, enérgica y lineal, incluso en tercera velocidad, evitando afugias o preocupaciones a la hora de una maniobra de este tipo.

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Existe un modo de manejo Sport y otro denominado Winter. El primero, endurece la dirección y eleva el rango entre los cambios para aprovechar mejor la potencia y el segundo hace más sensible el control de tracción para provocar un mejor agarre en superficies resbalosas. El 208 Active también incorpora el Asistente de Arranque en Pendientes como ayuda electrónica.

Cuando se utiliza el modo manual, se dispone de toda la capacidad en cada marcha hasta la línea roja y la reacción es inmediata al movimiento de la palanca. Este modo de manejo, más pasional y directo, se ve penalizado en el consumo de combustible, bajando de los 35 kms/gal.

El promedio de consumo, en cerca de 400 kilómetros por diversas rutas y alturas, tuvo una media de 40 kms/gal.

Conclusión

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El Peugeot 208 es un modelo que resalta por su aspecto estético y el abundante equipamiento en seguridad activa y pasiva, superior a la media de sus competidores. Tiene una comodidad de marcha excelente en vías con asfalto perfecto y es muy amplio para pasajeros y equipaje, entendiendo sus capacidades y vocación. Pese a su caja de solo 4 velocidades, responde con precisión y soltura, ayudado por un elástico motor con un consumo contenido. Si bien su precio es alto, hay que destacar su calidad de ensamble europeo, el equipamiento, el diseño y la exclusividad, pues no se ven en todos los semáforos, algo que también valoran los clientes de la marca.

 

Subir y arrancar Trato de hacer memoria y acordarme del primer momento en que un carro me llamó la atención más de lo normal y siempre me remito a unas viejas fotos de mi primer cumpleaños. Allí aparezco al lado de un flamante Ford Galaxie 500 adscrito al cuerpo de bomberos de alguna ciudad norteamericana. Posteriormente, mis padres continuaron regalándome autos en mis cumpleaños. Conservo también una fotografía con un pastel hermosamente decorado y un VW Beetle rojo que yo miraba con asombro. Vinieron luego los maravillosos Matchbox 1/64 y algunos coches de carreras que funcionaban con gasolina ¡de avión! Y que mis primos mayores gozaron a placer mientras el ruido ensordecedor que producían, me causaba genuino terror. Un tío fue quien acolitó (al fin y al cabo es sacerdote) mi primera “manejada” en su viejo Jeep Willys MB, con el que dábamos la vuelta a la manzana. El controlaba la pedalería y los cambios, mientras yo trataba de girar el pesado volante. Mis otros tíos me mantenían al tanto del mercado automotor, pues en los viajes y paseos me preguntaban por las marcas y modelos de todos los carros que veíamos, hasta que me los aprendí todos. De los “de verdad” recuerdo el Zastava 1500 amarillo de mi tío Aquiles, auto al que cariñosamente apodaban “el maracuyá” y que compraron el mismo año en el que nací. Cuando lo vendieron, casi no me cuentan pues temían mi tristeza al saberlo y pues, la verdad, no los defraudé. Llegó la época de las revistas, los catálogos, los libros y cuanta publicación sobre autos existiera. Pasaba tardes y noches devorándolas ansiosamente, aprendiéndome de memoria fichas técnicas, modelos, características y los datos más precisos de cada ejemplar. Eso sí de mecánica, nada. Me embiste un dulceabrigo y cualquier tornillo en un motor significa para mi, poco menos que magia negra Mi profesión de periodista me ha permitido experiencias inolvidables con los carros, dirigir algunos programas sobre el tema, cubrir las ferias, participar en encuentros, desfiles y ser testigo desde esta óptica del crecimiento y las contracciones del mercado, probar algunos modelos y conocer personajes que me han honrado con su invaluable amistad y sabiduría infinita. Con el advenimiento de internet y la televisión internacional, el aprendizaje se expandió a niveles insospechados. Ahora era posible explorar más allá y en tiempo real, lo que estaba sucediendo en el mercado automotor mundial. Participar en chats, foros y páginas se convirtió en la principal fuente de conocimiento y en un segundo aire para esta afición. Gracias entonces a la red mundial y a la magnífica herramienta que proporcionan los blogs, y, por supuesto, a la gentil complicidad del equipo de Medios Electrónicos de EL COLOMBIANO y su editor general, Fernando Quijano, que avaló esta propuesta, es que hoy puedo compartir con ustedes este rincón minúsculo del ciberespacio, en donde la idea es compartir experiencias y conocimientos, retroalimentarnos con las noticias que produce este dinámico sector, enterarnos de las novedades más recientes y, sobre todo, divertirnos con una pasión que va más allá de conducir y maravillarnos con el invento más sensacional de la historia. Se trata entonces de abrir el blogaraje y dejar salir la imaginación con el placer que produce ver estas hermosas piezas en acción, que nos roban suspiros y nos producen un constante hormigueo que solo los aficionados a los carros entendemos, compartimos y acolitamos (como mi tio el cura). Bienvenidos, súban, abròchense y disfruten el viaje.

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