Las pruebas de ruta a las que nos hemos habituado miden variables como potencia del motor, estabilidad, reacción del acelerador, capacidad de frenado y comodidad general, entre otros aspectos. Sin embargo, cuando la prueba de ruta se aplica a una moto como esta, todo lo anterior pasa a un segundo plano y lo que se mide son la cantidad de miradas, la reiteración de las preguntas curiosas o el número de ideas y pensamientos que pasan por la cabeza del probador que, en este caso, quedó con ganas de más.
Textos y fotos: Juan Pablo Ramírez
Gracias al padre de Blogaraje, Don Juan Moreno, he logrado pegarme a varias pruebas de ruta e, incluso, gozarme algunas otras a las que el colega me ha delegado plenas responsabilidades periodísticas. Sin embargo, en esta ocasión el invento fue ocurrencia mía y muy arriesgadamente me animé a proponer el tema, el vehículo y el post. Tal vez sin medir aún las consecuencias, don Moreno me dijo que listo, que procediera, y con esa base regresé al concesionario de Royal Enfield en Medellín, al que ya había visitado días atrás por cuenta de una prueba de cliente que tuve la suerte de acompañar.
Una moto en Blogaraje
Solo cuando salí del concesionario de Royal Enfield, a bordo de una Classic Desert Storm de 500 centímetros cúbicos, este bloguero recordó que nunca se han publicado pruebas de motos en Blogaraje y, justo en ese instante, me puse las manos en el casco y dije “Dios, ¿y ahora qué?” Ante el punto del no retorno, y de la primera luz verde en la vía, la única reacción posible fue arrancar directo a la casa y buscar información más detallada sobre la marca y sus vehículos.
Y para ser honestos, aquello de la lectura resultó muy productivo, !pero en la noche! Porque una vez a bordo de la Royal, es inevitable querer medirle sus atributos mecánicos y acelerar moderadamente, al comienzo, para intentar definir lo que este aparato es capaz. En los primeros kilómetros del recorrido entendí que se trata de una moto para disfrutar el camino, el paisaje y el sonido que produce, bastante ronco y agradable porque, pese a sus 500 centímetros cúbicos y sus 27 caballos, lo que más pesa en esta moto es su enorme fuerza para salir de la inercia, bien sea en terreno plano o en subidas tan empinadas como la temida Loma de San Julián, en Medellín, en la que la elevada pendiente hace que decenas de conductores quemen los embragues y las llantas de sus vehículos cuando deben parar y volver a iniciar la marcha en una de las peores pesadillas viales de la ciudad.
Justo en esa loma la Royal te dice “fresco, aquí me tienes”. Con solo un poco de aceleración y liberación cuidadosa del embrague, este artefacto despega de su punto muerto con tal propiedad que lo que menos importa para el conductor es si hay que parar diez veces más en cuestión de 100 metros. Ella, la moto, está lista para entregar confianza y potencia más que suficientes y seguir el camino de frente a los nuevos retos de la carretera.
Vibrante
Ya en una mejor condición vial, la calle se vuelve tu mejor amiga y te animas a cambiar las marchas acelerando con mayor soltura el motor. La Royal Enfield, con su diseño de posguerra y su pinta inglesa, reacciona muy amablemente si se le trata con cariño o con bramidos poderosos y una enorme vibración si se le lleva con fuerza. Allí entendí lo que mencionaba al principio, pues el mayor disfrute de esta moto de fabricación India es llevarla a una velocidad constante de no más de 80 kilómetros por hora en los lugares donde está permitido. La vibración a esa marcha no sólo es tolerable, sino justa, atractiva, entretenida y hasta deseable, pues paralelamente alcanza un sonido que te llega claro y firme a los oídos, permitiendo que la mente se ponga en blanco y sólo quieras concentrarte en la próxima curva, en ver si la velocidad que llevas no excede la demarcación de las vías y si, de paso, es posible imaginar una rodada un poco más larga, con algo de equipaje a bordo para un viaje de varias horas.
Consideraciones técnicas
Como les contaba más atrás, la moto que probamos es una Classic, en versión Desert Storm de 500 CC, con una pinta muy llamativa y alegórica a las motos usadas por el ejército inglés en los desiertos y zonas áridas en donde hubo confrontaciones militares. Con el tablero en millas (tranquilos, viene en los muy colombianos kilómetros por hora, de serie) y unos indicadores muy justos, la moto te obliga a mantener la mirada al frente. Los mandos son muy similares a los de cualquier otra motocicleta en el mercado, con sus palancas de direccionales, luces, bocina y encendido. Volviendo al tablero, es muy agradable verlo en la noche porque su iluminación, bastante simple, muestra claramente velocidad y testigo de luces encendidas, además del anagrama de la marca de la moto.
En cuanto a su caja de cambios, hay que decir que reacciona bien, según se espera en un vehículo como este. La primera, pisando hacia abajo, y los otros cuatro cambios accionando el pedal izquierdo hacia arriba, denotan una inmensa facilidad de manejo para cualquiera que ya haya usado una motocicleta de cambios.
Con relación a su peso, es una moto cercana a los 180 kilos, lo que le entrega una muy buena estabilidad en ritmo de carretera. En este sentido, es un vehículo predecible, sin sorpresas incómodas, capaz de reaccionar muy bien al acelerar si necesitas más potencia para un sobrepaso, por ejemplo. Otra inmensa ventaja de la Royal es la compresión del motor para el descenso. Aún en quinta marcha, bajando, casi podrías dejar el freno en paz y permitir que sea el motor el que te ayude a detener la marcha mientras vas tomando las curvas con la misma sensación de seguridad de la que ya escribí antes. En caso de necesitarlo, bajar de cambio ayuda muchísimo a reducir velozmente la marcha, sin descuidar el hecho de que el freno delantero, equipado con disco, es bastante apropiado y ajustado para el peso de la máquina. El trasero, aunque de campana, ofrece una buena reacción en el frenado y, eso sí, exige pisar el pedal con más fortaleza que la usada para presionar la manija derecha.
Los otros indicadores
Decía al inicio, que para una moto como esta lo que se mide son las miradas, las preguntas de la gente y la inmensa curiosidad que despierta este artefacto en su tránsito por las vías. Al tratarse de una moto poco común, la primera sensación de quien la observa es admirarse por lo bien conservada, bonita y atractiva que resulta la motocicleta, de la que casi siempre se piensa que es antigua. Y es que con un diseño de más de 50 años de uso, la Royal Enfield puede compararse con muchos vehículos legendarios, dueños de largas historias a cuestas en sus carrocerías. Por asuntos de trabajo, anduve en la moto un lunes, cumpliendo agenda laboral, y fue inevitable recibir las mismas preguntas del fin de semana : ¿cuántos años tiene la moto? ¿En serio es de 500 CC? ¿Y esa marca de dónde es? ¿La tiene hace muchos años? A lo anterior, hay que sumar las decenas de curiosos que, desde las ventanas de sus vehículos o los bordes de las aceras, se quedaron mirando la Royal cada vez que se detuvo, bien fuera en un semáforo o, incluso, en medio de cualquiera de las abundantes congestiones de Medellín.
De vuelta a casa
La parte triste de la prueba, como con todas las pruebas de Blogaraje, llegó cuando”se acabó la moneda” y tocó entregar la moto en el concesionario. Con una tanqueada para llenar una scooter, la Royal llegó a su casa con suficiente combustible para otro fin de semana de actividad intensa, lo cual evidencia un extraño bajo consumo de gasolina corriente, posiblemente apoyado por su sistema de inyección electrónica. Vale mencionar que la tienda ofrece a los aficionados, y al público general, una colección de cascos, chaquetas, zapatos y otros objetos con la marca original de la moto y que, para los paseadores, hay agenda de encuentros periódicos para salir a rodar en grupo y visitar lugares cercanos de la geografía local.
Me resta decir que al entregar la moto, el casco y la llave, me quedó bien clara la diferencia entre las muchas motos en venta en el mercado para desplazarse de un sitio a otro, las motos usadas para sacarse el corazón por los ojos con las altas velocidades y sensaciones de pista de competencia y estas, las motos de paseo, de andar tranquilo y ubicadas en un segmento medio del mercado ($13.6 millones), en el que las altas cilindradas no están pensadas para darle gusto al afán de llegar sino que están ahí, disponibles, para disfrutar el viaje, sea cual sea el sitio al que quieres llegar.
* Agradecimiento especial al concesionario Royal Enfield de Medellín.
Ficha técnica de la moto:
http://royalenfield.com/co/motorcycles/classic-500#!technical-specification
Página oficial Royel Enfield Colombia
http://royalenfield.com/co/
Acabo de leer el buen articulo dedicado a la Royal Enfield. Pero aún sigo sin entender por que cada día veo mas y mas publicaciones de venta de estas motocicletas casi nuevas, incluso modelos 2016 y 2017. Acaso son tan malas? Queda uno con la duda. Si pudieran darme una respuesta objetiva frente a mi incognita sería de gran ayuda, ya que pienso adquirir una, y no tengo muchas referencias cercanas al respecto. Gracias
Tengo las mismas dudas de carlos y le sumo un cuestionamiento siento una moto con un torque tan altono se puede cambiar el kit de arrastre para darle mas velocidad final ?