Prueba Volkswagen Cross Up!: este lado arriba.

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En Brasil tienen una rara obsesión por levantar las carrocerías de la gran mayoría de modelos que allí se producen. Hemos visto como en los centros de diseño de las marcas allí afincadas han salido producciones como los Sandero Stepway y Scenic Sportsway de Renault, el C3 Aircross de Citroën, el Palio Adventure de FIAT y el reconocidísimo CrossFox de Volkswagen. Pues desde la planta de Volkswagen en São José dos Pinhais, nos llega ahora el Cross Up!, un carro del segmento A con la carrocería sobreelevada y algunas características estéticas especiales que pasaremos a reseñar a continuación.

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El Volkswagen Up! Fue presentado a finales de 2011 en el Salón de Frankfurt para remplazar al saliente Fox como modelo de entrada a la marca. Después de hacerse a un importante hueco de ventas en Europa, e incluso estar nominado al Car of The Year en ese continente, llegó a América Del Sur vía Brasil  en 2014. Por tener la carrocería con una altura superior al promedio (210 mm, según nuestra medición), ya tiene una ventaja sobre sus rivales (Kia Picanto, Chevrolet Spark GT, Suzuki Celerio, Hyundai i10 Grand Illusion, Nissan March y hasta el recientemente fallecido Renault Clio Style). Por el contrario, su precio lo hace más costoso que las versiones de entrada de los anteriores modelos.

Por fuera

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Luce unas formas que a primer golpe de vista sugieren una vocación todocamino, con los protectores plásticos en los bajos y las barras de techo, los grandes espejos y las formas angulosas de la carrocería. Los rines de 15 pulgadas, las luces antiniebla y una trasera con una gran superficie vidriada son elementos diferenciadores para la gama. Como hecho curioso, el frontal parece el de un automóvil eléctrico por la escasa abertura de la entrada de aire en la parrilla, típica de este tipo de automóviles.

Destacamos que esta cabina obtuvo 5 estrellas en las pruebas de seguridad LatinNCAP de impacto para adultos y cuatro estrellas de seguridad en pruebas de impacto para niños, gracias al doble airbag frontal y a la implementación del ABS + EBD y los anclajes Isofix como equipo de serie

Por dentro.

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Lo primero que sorprende al abordar el Cross Up! Es la luminosidad del interior. Tiene una gran superficie vidriada en todos los costados, especialmente en el frontal y esto da una sensación de amplitud sobre sus rivales, especialmente el Kia Picanto, que es la referencia del segmento. A ello le sumamos que gran parte del tablero y el umbral de las puertas van en el mismo tono de la carrocería. En la unidad de prueba, en Blanco Cristal, un inconfundible toque Volkswagen de antaño copó nuestra percepción.

En principio echamos en falta una rejilla central de ventilación, que es remplazada por una salida en al parte superior del tablero enfocada hacia arriba, como un desempañador, y a la que inicialmente le encontramos poca utilidad, pero dada la potencia del enfriador la cabina rápidamente alcanza una temperatura muy agradable.

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Los indicadores del cuadro de instrumentos son los básicos para sobrevivir: Velocímetro, tacómetro e indicador de combustible. El toque tecnológico lo pone un pequeño computador de consumos, distancias, fechas y  temperaturas. Los mandos de la ventilación son claros y fáciles de usar aunque nunca pudimos enlazar el Bluetooth con nuestro teléfono (LG K4). Intentamos con un Huawei P8 y sí dio resultado. El radio también es básico y tiene los servicios modernos para equipos periféricos.

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La consola tiene un par de huecos portaobjetos de muy buen tamaño y la palanca de cambios tiene un tacto que da muy buena sensación de calidad con barra revestida en cuero.  El volante también es muy elaborado, con forro en piel y tonos en negro piano. Es ajustable solo en altura y no tiene mandos para operar remotamente la telefonía o el radio.

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Los asientos, pese a tener los reposacabezas integrados al espaldar, son cómodos (ajustables en altura, ¡aleluya!) y están muy bien terminados en materiales y costuras, con un pequeño toque off road en las cabeceras al llevar cosido el distintivo Cross Up!.. El parasol del pasajero tiene espejo de vanidad, algo que no se ve en todos los carros de este tipo.

La acomodación posterior es buena siempre y cuando no corramos los asientos delanteros totalmente hacia atrás, pues se sacrifica el espacio para las piernas en buena medida. Destacable es la altura al techo, pues personas de muy buena estatura, 1.80 mts o por ahí, se acomodan perfectamente y su cabeza no llega a rozar. Hay tres apoyacabezas traseros e igual número de cinturones de seguridad. Por contra, solo tiene vidrios manuales en las puertas de plazas.

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El maletero, de 285 litros, es de doble fondo, con rueda de repuesto tipo “galleta” que ahorra espacio de bodegaje. El espaldar trasero se abate completamente.

En marcha

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La llave para arrancar el Cross Up! es tipo navaja con mandos para desasegurar puerta y maletero integrados, otro toque distintivo. Una vez se pone en marcha el motor notamos que es un tricilíndrico pues presenta cierta  inestabilidad en frio, parece que quisiera apagarse y cuesta un poco acostumbrarse a esta sensación. Se trata de un propulsor transversal de un litro con 75 caballos, 12 válvulas y 95 Nm de torque a 3.000 rpm que saca al Cross Up! de la inmovilidad sin contratiempos.

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La calidad de rodadura es apreciable gracias a las llantas 185/60 en rines en aluminio de 15 pulgadas y a que la suspensión está muy bien calibrada para todo tipo de terreno. Generalmente los city cars tienen una resortería de escasa distancia, lo cual afecta el confort a bordo. En el caso del Cross Up! hay una mayor elongación de los amortiguadores y ello evita que se transmitan las irregularidades propias de nuestras vías con mayor resonancia. Eso sí, dadas las formas angulosas de la carrocería, en el futuro la sonoridad de la suspensión podría hacerse más patente en la cabina cuando lleguen los desajustes y desgastes naturales de estas piezas.

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Gracias a la caja de 5 velocidades, que está sumamente bien relacionada, este Volkswagen se desempeña con soltura sobre todo en terrenos planos. Alcanza con facilidad cruceros de 80 – 100 km/h y se consume las relaciones con contundencia. No es extraño llevarlo a las 6.000 vueltas entre cambio y cambio sin problemas ni protestas del motor, que, a propósito, no resulta tan molesto en su funcionamiento pese a tener el sonido propio de un tres cilindros.  Me gusto mucho la sensación de calidad del mecanismo de la caja. Es suave, preciso y no cruje ni se siente el trabajo de la piñonería, como pasa en algunos de sus competidores. Aunque hay rivales iguales o más potentes, el Cross Up! se defiende con mucha dignidad gracias al empuje de este motor. En resumidas cuentas, el carro anda bueno, aunque no es un deportivo ni está hecho para ir más allá de 160 km/h.

En curvas, la carrocería se bambolea un poco por el despeje al suelo, pero no llega a molestar la calidad de vida a bordo. La estabilidad y las sensaciones parecen de un carro más grande. La dirección es obediente y no es tan artificial como otras que llevan asistencia eléctrica y en las que uno parece conduciendo un carro sin ruedas.

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Cuando el terreno se inclina y si llevamos el cupo completo, como tuvimos oportunidad de apreciar en las lomas circundantes de Medellín, hay que echar mano de la caja para impulsar el carro y evitar que el motor se asfixie subiendo o a la hora de hacer un sobrepaso. Si vamos a arrancar en subida, hay que caer en cuenta de que hay que aplicar más pedal de lo acostumbrado para tener una buena salida. El embrague ayuda bastante en este proceso, pues no es muy alto y engancha la transmisión con relativa facilidad.

Los frenos, disco adelante, tambor atrás, no presentaron fatigas apreciables, tienen buen tacto y el ABS no es tan intrusivo. En frenadas de emergencia, están conectados a las luces de estacionamiento, que emiten flashes cuando hay que detener abruptamente la marcha para avisar a quienes nos siguen.

El consumo se tasó, tras 240 kms. de prueba, en 52 kms/gal.

En conclusión

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El Volkswagen Cross Up! se destaca más que todo por sus cualidades dinámicas, la altura sobre el piso, espacio interior, calidad de materiales, relación peso / potencia y áreas de visibilidad. Si bien es más costoso que sus rivales, como pasa con todos los Volkswagen, ofrece buenas sensaciones en la marcha ciudadana y no le teme a viajes largos en vías asfaltadas. Es divertido de conducir y su aspecto crossover también lo deja bien parado ante las tendencias estéticas modernas y será una opción a considerar como modelo de entrada entre los incondicionales de la marca

Subir y arrancar Trato de hacer memoria y acordarme del primer momento en que un carro me llamó la atención más de lo normal y siempre me remito a unas viejas fotos de mi primer cumpleaños. Allí aparezco al lado de un flamante Ford Galaxie 500 adscrito al cuerpo de bomberos de alguna ciudad norteamericana. Posteriormente, mis padres continuaron regalándome autos en mis cumpleaños. Conservo también una fotografía con un pastel hermosamente decorado y un VW Beetle rojo que yo miraba con asombro. Vinieron luego los maravillosos Matchbox 1/64 y algunos coches de carreras que funcionaban con gasolina ¡de avión! Y que mis primos mayores gozaron a placer mientras el ruido ensordecedor que producían, me causaba genuino terror. Un tío fue quien acolitó (al fin y al cabo es sacerdote) mi primera “manejada” en su viejo Jeep Willys MB, con el que dábamos la vuelta a la manzana. El controlaba la pedalería y los cambios, mientras yo trataba de girar el pesado volante. Mis otros tíos me mantenían al tanto del mercado automotor, pues en los viajes y paseos me preguntaban por las marcas y modelos de todos los carros que veíamos, hasta que me los aprendí todos. De los “de verdad” recuerdo el Zastava 1500 amarillo de mi tío Aquiles, auto al que cariñosamente apodaban “el maracuyá” y que compraron el mismo año en el que nací. Cuando lo vendieron, casi no me cuentan pues temían mi tristeza al saberlo y pues, la verdad, no los defraudé. Llegó la época de las revistas, los catálogos, los libros y cuanta publicación sobre autos existiera. Pasaba tardes y noches devorándolas ansiosamente, aprendiéndome de memoria fichas técnicas, modelos, características y los datos más precisos de cada ejemplar. Eso sí de mecánica, nada. Me embiste un dulceabrigo y cualquier tornillo en un motor significa para mi, poco menos que magia negra Mi profesión de periodista me ha permitido experiencias inolvidables con los carros, dirigir algunos programas sobre el tema, cubrir las ferias, participar en encuentros, desfiles y ser testigo desde esta óptica del crecimiento y las contracciones del mercado, probar algunos modelos y conocer personajes que me han honrado con su invaluable amistad y sabiduría infinita. Con el advenimiento de internet y la televisión internacional, el aprendizaje se expandió a niveles insospechados. Ahora era posible explorar más allá y en tiempo real, lo que estaba sucediendo en el mercado automotor mundial. Participar en chats, foros y páginas se convirtió en la principal fuente de conocimiento y en un segundo aire para esta afición. Gracias entonces a la red mundial y a la magnífica herramienta que proporcionan los blogs, y, por supuesto, a la gentil complicidad del equipo de Medios Electrónicos de EL COLOMBIANO y su editor general, Fernando Quijano, que avaló esta propuesta, es que hoy puedo compartir con ustedes este rincón minúsculo del ciberespacio, en donde la idea es compartir experiencias y conocimientos, retroalimentarnos con las noticias que produce este dinámico sector, enterarnos de las novedades más recientes y, sobre todo, divertirnos con una pasión que va más allá de conducir y maravillarnos con el invento más sensacional de la historia. Se trata entonces de abrir el blogaraje y dejar salir la imaginación con el placer que produce ver estas hermosas piezas en acción, que nos roban suspiros y nos producen un constante hormigueo que solo los aficionados a los carros entendemos, compartimos y acolitamos (como mi tio el cura). Bienvenidos, súban, abròchense y disfruten el viaje.

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