Qué regocijo no haber perdido aun la capacidad de asombro con las joyas automotrices que pueden estar rodando por nuestro país. Recientemente mi amigo y colega Daniel Otero me mostró unas fotos que captó en el evento Retromotor que se desarrolló hace algunos días en el autódromo de Tocancipá y allí aparece reluciente una auténtica rareza en cualquier parte del mundo. Nada menos que un Bentley Speed Six, Le Mans edition, de 1928, un auto de carreras genuino, construído en su época para batir a todos sus rivales en las pistas más prestigiosas del mundo y del que solo se construyeron 182 unidades entre 1928 y 1930. Hoy, uno de estos incunables es venerado en un garaje bogotano.
Este Speed Six es un capricho resultante de la pasión de Walter Owen Bentley por tener siempre un motor más potente para competir contra las caballerías italianas y alemanas que dominaban los circuitos y carreteras de la época, en especial, la reconocida carrera de duración de Le Mans, la más importante por aquel entonces.
El Speed Six entonces, es una mejora del modelo 4.5 Litre y tiene un desplazamiento de 6.500 cc y 190 caballos. Se convirtió en el modelo más exitoso en la historia de Bentley en las carreras y fue conocido como el Blue Train durante sus ultimos años de producción, pues algunos dueños trataron con él de romper récords compitiendo contra locomotoras (alguna vez un Speed Six le ganó por 4 minutos a un tren entre Cannes y Calais, mientras el Bentley hacía el Cannes -Londres con trayecto en barco entre Calais y la costa inglesa incluído).
El Speed Six ganó en 1929 y 1930 las 24 horas de Le Mans incorporando un sistema de embrague más rápido para hacer los cambios (algo así como un tatarabuelo de la DSG de hoy) y frenos de tambor en las ruedas, que eran menos inseguros, por así decirlo. Muchos usaron el Speed Six como vehículo de uso diario e incluso como vehículo policial en Inglaterra y Australia.
Gracias a Daniel por el registro de esta joya, pintada en el típico color British Racing Green y que en el mercado internacional puede sobrepasar fácilmente el millón de dólares. Ah, y solo es posible adquirirlo en subastas, pues su producción fue tan corta que ni siquiera las revistas internacionales de clásicos tienen tasado un precio base para este ejemplar.
Envidia de la buena y felicitaciones para el afortunado que tiene esta super joya!!!
Claro que el Jag tampoco pasa desapercibido
Excelente!
Una completa joya y, al parecer, en impecable estado!!