A tí huele el mundo, la mayoría de las veces. Huele también los recuerdos, y el carro, y la almohada, y la sala, y el balcón, y la cama, y la casa de la abuela. Huele la pregunta, de si vale la pena o no quererte una vez más, pensarte una vez, inventarte una vez más. Y sobre todo, huelo yo, que voy conmigo a todas partes.