El artista paisa, alista su pintura y sus pinceles para recrear su fiesta por la vida, el Sol, la luz y el ser, pues, su imaginario es expresión del alma y de lo que para él es importante. Engalana su medio de vida, transporte de vidas y del fruto del sudor de sus manos. La tierra da sus frutos, verdura, café y leche; y es enviada a mercados populares para que cada uno elija los insumos de otra fiesta: la comida; transformación de la tierra en alimento, alquimia que se integra al cuerpo.
Las chivas, patrimonio de color, nos identifica y nos deja saber qué somos: alegría y geometría sagrada.