Libardo castaño Gaviria.
Lustrador bonachón, cargado con cientos de símbolos hechos objeto, cargando su propia colección de baratijas y carajadas, llevando el peso del signo, del objeto kitsch, del objeto aparentemente inútil y llevando por siempre una sonrisa.
Está en Manizales, esperando cliente, esperando un par de sucios zapatos y a su dueño, esperando un saludo o simplemente viendo gente, caminando con su afán y con su aterradora indeferencia para con sus pares.
Así son estos seres, así son estos nuestros hermanos de especie: menospreciados algunas veces.