Ilustración de cómo debe ser Kepler-186f. Imagen NASA Ames/JPL-Caltech/T. Pyle
Si se les pregunta a astrónomos del Georgia Institute of Technology si hay otra Tierra entre los planetas extrasolares que se han detectado, la respuesta sería contundente: sí.
Es que un nuevo estudio sugiere que un exoplaneta a 500 años luz de nosotros es muy parecido a nuestra Tierra.Continuar leyendo
Dibujo de la extinción de los dinosaurios. Cortesía NSF/Zina Deretsky
Una cantidad inimaginable de partículas y hollín producido por incendios en todo el globo se levantó por el aire y cubrió todo el planeta, que vivió dos años en el Hades.
Dibujo de los 7 planetas en Trappist-1. Cortesía Nasa
Cuando hace poco astrónomos revelaron que 3 de los 7 planetas alrededor de la estrella Trappist-1 estaban en zona de habitabilidad, el alborozo fue enorme. Y queda por saber qué pasaba con un séptimo, que no se pudo precisar entonces. Continuar leyendo
Comparación de los chorros en Europa. Foto Hubble/Nasa/ESA
En busca de vida en otros mundos, el hombre mira hacia nuevos planetas extrasolares descubiertos, pero ¿qué tal que estuviera acá cerca?Continuar leyendo
Ilustración de cómo sería una enana marrón. John Pinfield
No es una estrella, ni un planeta. Es muy grande, pero no fusiona energía. Y tiene unos gases de alta pureza. ¿Qué es?
Es la enana marrón más masiva y más pura hallada hasta ahora. Se encuentra a 750 años luz de nosotros, hacia la constelación Piscis.
Fue hallada por un grupo de astrónomos en el halo de la galaxia, la parte externa de la Vía Láctea. Está identificada como SDSS JO104+1535, según el reporte presentado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
¿Pero qué es una enana marrón? Es un cuerpo intermedio entre planetas y estrellas. Su masa es muy pequeña para una reacción nuclear por fusión de hidrógeno a helio con la consecuente liberación de energía, pero son mucho más masivas que los planetas.
Esta enana está compuesta de gas 250 veces más puro que el del Sol, más de 99,99% de hidrógeno y helio. Se piensa que se formó hace 10 000 millones de años y tendría una masa 90 veces la del gigante Júpiter, siendo la marrón más masiva conocida hasta hoy.
Su descubrimiento sugeriría que puede haber muchas más de su tipo en esa región de la galaxia.
ZengHua Zhang del Instituto de Astrofísica en las Islas Canarias, cabeza del estudio, explicó que “no esperábamos hallar enanas marrón de esa pureza. Me sorprendería si no halláramos más de esos objetos”.
Ilustración de cómo sería el proceso. Cortesía Nasa
Puede estar a solo 800 000 kilómetros de él y danza dos veces cada hora a su alrededor. El baile de la muerte.
Es una estrella enana blanca que gira alrededor de un agujero negro en el cúmulo globular 47 Tucanae, que tiene una compañera, un sistema binario a 14 800 años luz de la Tierra. Este cúmulo se extiende unos 120 años luz y es visible a simple vista en la constelación Tucana.
Y aunque había sido observada por varios años, solo en 2015 se encontró que la compañía era un agujero negro allí que succionaba material de la pequeña estrella que perdió ya casi todo su combustible nuclear.
El hallazgo se hizo con base en el observatorio espacial Chandra de la Nasa.
El sistema, conocido como X9, cambia el brillo en rayos X cada 28 minutos, probablemente el tiempo que le toma a la estrella dar una vuelta alrededor del agujero.
Los datos del Chandra muestran evidencia de grandes cantidades de oxígeno en ese sistema, característica de las enanas blancas. Parece que se encuentra del agujero a unas 2,5 veces la distancia Tierra-Luna.
“Está tan cerca del agujero negro que el material está siendo jalado de la estrella hacia el disco de materia alrededor de este, cayendo por lo tanto en él”, dijo Arash Bahramian, director del estudio. “Por fortuna para esta estrella, no creemos que siga su camino hacia este sino que permanecerá en órbita”. De todas maneras su suerte es incierta.
Antes se pensaba que en los cúmulos globulares no existían agujeros negros, pero esta es una muestra de que sí están allí, explicó Jay Strader, coautor.
De cómo el agujero tiene una compañía tan cercana no se saben detalles. Tal vez el agujero dio con una gigante roja, entonces el gas de las regiones externa de la estrella fueron expulsadas. El núcleo remanente de la gigante terminó en enana blanca, la compañía del agujero. Luego la órbita de la binaria se habría encogido ante la emisión de ondas gravitacionales hasta que el agujero comenzó a jalar el material de la enana.
Otro posible escenario sería que la enana blanca sea compañera de una estrella de neutrones en vez de un agujero negro. En este caso la de neutrones gira más rápido y jala material de su compañía.
El estudio aparecerá en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
Astronauta de la Estación Espacial en una caminata. Foto Nasa
A los astronautas se les encoge y se les estira. Sí, el cerebro adquiere otra forma en el espacio según un estudio de imágenes de resonancia de 26 hombres que estuvieron en el espacio.
Se comprime y se expande. Y a mayor permanencia afuera, más sentidos los cambios según un artículo en Nature.
Los investigadores de la Universidad de Michigan examinaron con esas imágenes 12 astronautas que pasaron 2 semanas como miembros de la tripulación de la Estación Espacial y de 14 que permanecieron 6 meses. Todos experimentaron aumentos y disminuciones en la materia gris en diferentes partes del cerebro.
Rachael Seidler explicó que “hallamos grandes regiones de decrecimiento del volumen de la materia gris, que podría estar relacionado con la redistribución del fluido cerebro-espinal en el espacio”.
La gravedad no está en el espacio para llevar los fluidos abajo, derivando en un rostro hinchado en el espacio. Esto puede llevar a un cambio de la posición del cerebro o compresión.
También hallaron aumentos en el volumen de esa materia en regiones cerebrales que controlan el movimiento de las piernas y procesan la información sensorial de las extremidades inferiores, lo que podría reflejar cambios relacionados con el modo como el cerebro aprende a moverse en condición de microgravedad.
Son cambios más sentidos en los astronautas de la Estación porque sus cerebros estaban aprendiendo y adaptándose las 24 horas del día.
“Es interesante dado que si a usted le gusta algo no lo practica más de una hora al día. Pero los cambios cerebrales observados eran equivalentes a alguien que practica una nueva habilidad las 24 horas”.
Un ejemplo extremo de neuroplasticidad cerebral al estar 24 horas en un ambiente de microgravedad.
El estudio no analizó las consecuencias de esos cambios ni la duración.
Gran foto del remanente de la supernova 1987A tomada por el Hubble hace un mes. Foto ESO/NASA
Hace 3 décadas, en febrero, el hombre observó la primera explosión de supernova desde 1604. La más cercana, pues telescopio habían visto otras lejanas.
Ha sido la más estudiada y ha aportado datos sobre la evolución tras la muerte estelar.
Varias veces la ha mirado con detenimiento el telescopio espacial Hubble, que tomó en enero la foto que aparece acá.
Hoy queda lo que se llama remanente de supernova, que se sigue estudiando.
En 1990 el Hubble fue el primero en observar en alta resolución el anillo principal alrededor de la estrella que explotó. También descubrió dos anillos más débiles, estructuras que incluso hoy no se entienden bien.
Los análisis revelan que el material remanente en expansión fue expulsado de la estrella unos 20 000 años antes de la explosión.
Los científicos esperaban ver que la estrella expulsara material en forma esférica, pero encontraron anillos: los vientos estelares, tal vez, provocaron que el material redujera velocidad y se apilara en anillos.
El primer estallido de luz iluminó los anillos, que lentamente se desvanecieron tras la primera década luego de la explosión hasta que la onda de choque de la supernova tocó el anillo interno en 2001, calentando el gas y generando una potente emisión de rayos X.
El Hubble ha permitido ver cómo un supernova puede afectar la dinámica y la química del ambiente circundante y, por ende, moldear la evolución galáctica.
Ilustración del gran evento. CXC/M. WEISS; X-RAY: NASA/CXC/UNH/D. LIN ET AL, OPTICAL: CFHT
Muy goloso. Un agujero negro gigante despedazó una estrella cercana y continuó engulléndosela durante casi una década, diez veces más largo el almuerzo que otros que se habían detectado según un estudio de la Universidad de New Hampshire.
Ceres, derecha, planeta enano, comparado con Vesta, un gran asteroide del cinturón principal. El azul muestra la cantidad de agua. Foto Nasa/Caltech
No podía ser la excepción. Las sospechas, al fin, se confirmaron.
Ceres, un planeta enano, el cuerpo más grande del cinturón de asteroides, con casi 1000 kilómetros de diámetro tiene agua. Y mucha. Está casi en la superficie.