Vacunarse con la influenza o no, he ahí el dilema anual. ¿Sirve? Tal vez es mejor que nada, ante las severas consecuencias que tiene adquirir el virus: alta incapacidad hasta hospitalización y amenaza de muerte en no pocos casos.
Pero la vacuna, hay que decirlo, brinda una protección mediana. Este año en Estados Unidos solo ha tenido efectividad del 36 % y del 25 % contra el virus H3N2 que es el predominante. En Canadá la efectividad ha sido solo del 17 % contra esa cepa. Las cifras no parecerían un aliciente para vacunarse, pero…
Hay que entender cómo actúa la vacuna y cómo se escoge.
Las cepas (el tipo) de los virus son cambiantes, por lo que cada año se hace una vacuna diferente. Los científicos deben predecir cuál cepa será la más común durante la temporada y la vacuna contra esta es la que se elabora, pero también contiene prevención contra otros dos o tres tipos de virus.
Si alguno de esos virus es el que le cae a usted, estará protegido, pero si es otro no y por eso la reducida efectividad. La vacuna de este año ha protegido poco contra el H3N2, pero ha sido más efectiva, por ejemplo, contra el virus H1N1.
En Estados Unidos los organismos de salud recomiendan ponerse la vacuna cada año, independiente del nivel de protección. Es mejor que nada. Se aplica a bebés de 6 o más meses, hasta personas de 65 años. En estos últimos la dosis normal no sirve, existiendo una más fuerte. No hay problema en que se la ponga una mujer embarazada.
Hay que considerar que tarda unas dos semanas obtener inmunidad con la vacuna, por lo que si en esos días cae una de las cepas, no habrá protección. Por eso algunas personas dicen que la vacuna les provocó la enfermedad, pero no es así.
Cuando las cepas de la vacuna coinciden más con las que hay en el ambiente, la protección es del 60 %. Es alta, pero no total.
La transmisión del virus más frecuente es por contacto directo con la persona enferma. Este puede vivir fuera del cuerpo por varias horas, mucho más si cae sobre superficies duras como el acero, el plástico y otras, explica el médico James Steckelberg, de la Clínica Mayo.
El sitio especializado NHS dice que el virus sobrevive 24 horas en esas superficies. En tejidos solo hasta 15 minutos y en las manos solo 5 minutos.
En el aire las minúsculas gotitas del virus pueden permanecer horas, más tiempo mientras más frío haga.
De una persona con el virus de la influenza se recomienda estar separados al menos 2 metros.
Vacunarse parece la mejor salida, más si se recuerda que cada año cerca de 640.000 personas mueren en el planeta por culpa de esta enfermedad, principalmente por complicaciones respiratorias. Los niños y los mayores de 65 aportan una cifra alta, pero no son los únicos que pueden morir.