El gusano que vence al pájaro

mosquita

Esta es la polilla en la que se convierte el gusano. Cortesía Andy Reago & Chrissy McClarren

La naturaleza te da sorpresas, algunas de ellas de pequeños gigantes, como el gusano de la polilla Amorpha juglandis.

Parece presa fácil para un pájaro pero guarda un as bajo la manga: emite un sonido que suena como la voz de alarma de un ave, lo que asusta a su cazador.

Al comienzo, los científicos sospechaban que los pájaros solo se sorprendían por el ruido, pero un nuevo estudio presentado en el Simposio de Comunicación Acústica de Animales en Omaha sugiere un mecanismo más sofisticado: el silbido de los gusanos parece en verdad el de un ave, lo que hace que los depredadores se alejen.

Es el primer caso de un sonido engañoso entre un insecto y un ave, una nueva forma de defensa de un insecto”, de acuerdo con Jessica Lindsay, autora principal del estudio, del laboratorio de Kristin Laidre en la Universidad de Washington.

Cuando son picoteados por un pájaro, los gusanos silban comprimiendo sus cuerpos como un acordeón, forzando el aire a través de unos agujeros especializados en sus lados. Los silbidos suenan muy alto considerando que son insectos de 4 centímetros. Se han medido de 5 decibelios a 5 centímetros de distancia, similar a la disposición de basura.

En un experimento de laboratorio hace unos años, los pájaros respondían al silbido saltando y alejándose, evitando la cacería. Para los autores, se debía a su sorpresa.

Pero Lindsay, esos sonidos eran acústicamente similares a los llamados característicos de alarma que hacen algunas aves. Muchas especies de pájaros producen y reconocen ese sonido, que se da cuando hay un depredador volando, y vuelan a esconderse o se quedan quietos.

La investigadora puso grabaciones de los llamados del gusano, de un pajarito, el carbonero cabecinegro (Poecile atricapillus), y cantos del camachero mexicano (Haemorhous mexicanus) como control.

Los pájaros ignoraron el canto, pero respondieron a los silbidos del gusano en la misma forma: volando a ocultarse, petrificándose o haciendo sus propios llamados. La conducta era igual independiente de la especie.

Las llamadas de alarma engañosas no son comunes, pero es una estrategia que evolucionó en algunas especies”, dijo Tom Flower, ecólogo del comportamiento en Simon Fraser University, citado en The Scientist. Un caso es el de la acantiza parda (Acanthiza pusilla), un pequeño pájaro que imita llamados de otras aves para alejar depredadores que atacan el nido.

La diferencia, dijo, es que los gusanos imitan el sonido de alarma del mismo depredador.

10 noticias científicas de la semana

Un pez que sale a tierra en isla Mauricio. Foto Georgina Cooke.

Un pez que sale a tierra en isla Mauricio. Foto Georgina Cooke.

1. Peces de tierra firme

No es asunto raro como siempre ha parecido. Los peces evolucionaron varias veces la capacidad de vivir en tierra y no solo en tiempos antiguos según un estudio en el journal Evolution que muestra cómo es un comportamiento común en muchas especies contemporáneas de peces. Se encontró que 33 familias de peces tienen al menos una especie con alguna actividad terrestre, situación que en muchos casos evolucionó de manera independiente. Unos pasan poco tiempo fuera del agua, pero otros horas y hasta días.

2. Camaleón tragón

Es un animal formidable, por donde se le mire, y más allá de su capacidad de cambiar de color. Un nuevo estudio añade otra característica increíble al camaleón: es un gran depredador gracias a una lengua que se mueve con una aceleración de 1500 m/s2 extendiéndose 2 veces el tamaño del lagarto y cogiendo presas hasta un 30 % su peso corporal. Esto gracias a una lengua tan pegajosa con una viscosidad de 400 ve es la saliva humana. Hallazgos presentados en Nature Physics.

3. Un baño plutoniano

La actividad geológica en el planeta enano Plutón, de acuerdo con los datos provistos por la nave New Horizons de la Nasa, sugiere que podría haber un océano aún en estado líquido debajo de la superficie del frío planeta, según un estudio publicado en Geophysical Journal Letters. El estudio se basa en modelos corridos por los autores. Para ellos, de existir el océano, podría estar presente en otros cuerpos del Cinturón de Kuiper.

4. Luz nociva

Un estudio de la American Medical Association mostró los efectos nocivos de la iluminación LED, en particular aquella que alumbra en las calles y que tiene alto contenido de luz azul, perjudicial para la salud con efectos en el sueño entre otros problemas. También puede tener consecuencias en el desarrollo de cáncer, diabetes y enfermedad cardiovascular, como incidir en la obesidad. El efecto es notorio con luz que alcanza los 4.000 K.

5. Ciudades que matan

Los carboneros comunes (Parus major) que viven en áreas urbanas tienen mayor riesgo de morir jóvenes que los que viven afuera de las ciudades encontraron científicos de Lund University en Suecia. Esas aves urbanas tienen telómeros más cortos debido al estrés que les genera el ambiente urbano. El acortamiento está relacionado con la esperanza de vida. El estudio apareció en Biology letters.

6. El más joven

Astrónomos revelaron el hallazgo del planeta más joven conocido, con solo 5 a 10 millones de años de edad, cuando la Tierra tiene 4.500 millones de años. Se encuentra hacia la constelación Escorpión, en una zona de formación de estrellas. Es un poco más grande que Neptuno pero anda muy cerca de su estrella, a la que orbita en 5 días. Se trata del planeta K2-33b, presentado en un artículo en Nature.

7. Corales estresados

Por tercer año consecutivo los corales del planeta están expuestos a temperaturas marinas más elevadas de lo normal, derivando en un blanqueamiento casi general, muy sentido en algunas regiones del Caribe. Aunque el blanqueamiento no es una sentencia de muerte para estos animales en ecosistemas únicos, la persistencia del calentamiento podría serlo para muchos de ellos, dijeron expertos reunidos en un encuentro auspiciado por la National Oceanographic and Atmospheric Administration de Estados Unidos. Para algunos será peor, pues La Niña que podría venir inducirá calor en áreas de las islas nación del Pacífico.

8. Huella de viejas estrellas

Ya murieron pero dejaron su huella: astrónomos detectaron químicos dejados tras las explosiones de supernova de unas de las primeras estrellas que poblaron la Vía Láctea, nuestra galaxia. Encontraron trazos de azufre y fósforo producido por las estrellas de segunda generación esas formadas a partir de la muerte de las primeras estrellas en el universo y que en esencia contenían helio e hidrógeno. El hallazgo provino de una estrella a solo 600 años luz de nosotros, que puede ser visible en un buen par de binoculares. El artículo aparece en Astrophysical Journal Letters.

9. Tumor educativo

En un llamativo estudio observacional, científicos relacionaron un mayor nivel educativo (3 años de universidad) con el desarrollo de tumores cerebrales, gliomas. En los hombres el riesgo era 19 % mayor y en las mujeres 26 %. También se presentan más casos de meningioma, un turno generalmente no maligno en la meninge. El estudio fue publicado en el Journal of Epidemiology & Community Health y no establece una relación causa-efecto pues ese no era el objetivo, pero los hallazgos parecen muy consistentes.

10. Oxígeno pero muy lejos

Con el AtacamaLarge Millimeter/submillimeter Array (Alma) en los Andes chilenos, astrónomos detectaron una señal evidente de la presencia de oxígeno a 13.100 millones de años luz, el más lejano detectado, en la infancia del universo. Se halló en una galaxia, SXDF-NB1006-2 hallada en 2012. Está ionizado por estrellas jóvenes. Un hallazgo para avanzar en el estudio de la formación inicial de estrellas y la llamada era de reionización del universo primigenio. El descubrimiento apareció en Science.

La estrategia del pez

Damiselas en el arrecife. Foto Oona Lönnstedt

Todo se vale, más cuando uno… está siendo devorado.

Eso hace la pequeña damisela, un pequeño pez marino del que se sabía ya que cuando es capturado por un depredador, al ser mordido libera una sustancia que alerta a los demás peces para que escapen. ¿Eso es todo?

No. Esa sustancia aumenta sus posibilidades de sobrevivir. “Por décadas los científicos han debatido acerca del origen evolutivo de las señales químicas de alarma en los peces”, comentó Oona Lönnstedt, una de las investigadoras. Ahora hay una respuesta.

Los científicos encontraron que la sustancia que suelta la damisela atrae otros depredadores al sitio del suceso.

“Las alarmas químicas en peces parecen funcionar de modo similar a los chillidos y sonidos de distrés que emiten aves y mamíferos tras ser capturados”, explicó Mark McCormick, coautor del estudio publicado en Proceedings of the Royal Society B.

Cuando liberan el químico las damiselas en la barrera de coral donde viven, cantidades de depredadores adicionales son atraídos al área. Y aunque eso parecería aumentar los problemas para la damisela, se encontró que los nuevos depredadores interfieren con el evento inicial, permitiendo a la presa tener una chance de escapar.

Los que acuden tratan de robar la presa y en la conmoción esta tiene más oportunidades de escapar y esconderse.

Cuando son capturadas por un pez, tienen poca posibilidad de sobrevivir, pero al acudir otros peces las chances son del 40% reportaron los investigadores.

Eso probaría que las alarmas químicas beneficia al emisor dándole más oportunidad de no terminar como una apetitosa comida.

Para los autores, el hallazgo es el primero en demostrar un mecanismo evolutivo por el cual un pez se beneficia de la producción y liberación de señales químicas.

La vida en el arrecife no es fácil.

Resumen científico de la semana

1. La gota de la verdad

Tener su historial solo cuesta 25 dólares. El historial de los virus que lo han infectado en su vida. Investigadores del Howard Hughes Medical Institute desarrollaron y publicaron en Science un método para con una sola gota de sangre conocer las actuales y pasadas infecciones de cualquier virus que ataque los humanos. El método es denominado VirScan y podría entregar información valiosa sobre factores inesperados que estén afectando la salud de la persona, además de permitir realizar estudios comparativos en grandes poblaciones para asuntos de ciencia y salud pública.

2. Muerte en soledad

Con la máxima capacidad resolutiva del telescopio espacial Hubble astrónomos lograron ver 3 explosiones de supernovas (muerte estelar). Estas ocurren de tanto en tanto en cualquier galaxia. Pero lo sorprendente es que se trató de estrellas solas, alejadas de su galaxia, de la cual debieron ser expulsadas por algún mecanismo gravitacional en juego. El vecino más cercano estaba a unos 300 años luz, casi 100 veces más lejos que el Sol de su estrella más cercana. El estudio aparecerá en el Astrophysical Journal.

3. Se busca chimpancé que cocine

Un estudio sugiere que la habilidad para cocinar es compartida también por los chimpancés, lo que incluye preferencia por alimentos cocinados, la capacidad de entender la transformación de comida cruda en cocinada e incluso la de transportar alimento de un sitio a otro para cocinarlo, según la investigación publicada en Proceedings of the Royal Society B que indicaría que esa capacidad fue adquirida antes de la separación de humanos y chimpancés.

4. Luna atropellada

Ciertos rasgos en algunos sitios de la Luna han llamado la atención desde hace mucho. Son como parches más claros sobre la superficie. Ahora científicos traen una posible explicación en el journal Icarus: se trataría de impactos de cometas ocurridos en los últimos 100 millones de años, según las modelaciones que realizaron. La idea del estudio provino de la observación de los parches que dejaron los módulos Apolo sobre la superficie lunar, que eran más claros.

5. La virgen que da a luz

La hembra de una especie de pez sierra en ambiente estuarino produce descendencia sin necesidad de macho, mediante partenogénesis, reportaron investigadores en Current Biology. Esa situación no se había visto en vertebrados en su medio natural y podría deberse a la escasez de machos según los investigadores. En cautiverio se ha visto en aves, tiburones y reptiles entre otros.

6. Pájaro David vence a pájaro Goliat

Una pequeña ave australiana, la acantiza parda, de solo 6 gramos, es toda una tramposa según estudio publicado en Proceedings of the Royal Society B, claro que por una causa muy noble: ¡salvarse! Cuando un depredador muchísimo mayor, el currowong, merodea el nido, emite el canto de una gran ave, el azor, confundiendo al atacante para poder escapar a sitio más seguro.

7. Pequeñas y alocadas

Ahora que Plutón cobra importancia por la nave que llegará en un mes, científicos determinaron que 2 de las 4 lunas de ese pequeño planeta enano, Nix e Hidra, se comportan de una manera errática, impredecible, al orbitar al doble sistema de Plutón y su gran luna Caronte. Estiman además que otras dos, Cerveros y Styx se comportan de igual modo. Si uno viviera en aquellas lunas, no sabría cuándo ni por dónde… sale el sol.

8. Bueno… y se creó la vida

La relación cercana entre las propiedades físicas de los aminoácidos, el código genético y el doblamiento de las proteínas fue quizás el paso necesario en la evolución para pasar de los bloques básicos de la vida a organismos cuando las primeras señales de vida surgían en el caldo primigenio de la Tierra, sugiere un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.

9. Giros planetarios

Vistos desde arriba, los planetas del Sistema Solar tienen una órbita circular alrededor del Sol. Se creía que era una geometría exclusiva, pero no: astrónomos revelaron en el Astrophysical Journal que nuestras órbitas no son un fenómeno extraño. Su estudio cobijó 74 planetas extrasolares del tamaño de la Tierra que orbitan 28 estrellas a cientos de años luz. Hallaron que esos siguen una trayectoria circular, en contraste con planetas grandes cercanos a sus estrellas que siguen caminos elongados.

10. Esto no se ha enfriado

Diversos estudios han sugerido un intervalo en el calentamiento del planeta este siglo: una disminución en el ritmo en el actual siglo frente a la segunda mitad del pasado. Un estudio en Science sugiere que no ha habido tal y que el planeta sigue calentándose ahora tal como en el pasado. Muchas investigaciones han tratado de encontrar la causa de esa pausa pero según el nuevo informe, que creará dudas, no hay ninguna.

Pajarito tramposo burla su atacante

Foto J. McLachlan

Ponga voz de macho que la cosa se pone grave. Eso parece ser lo que hace un pequeño pájaro de solo 6 gramos, la acantiza parda: cuando siente un depredador, imita el canto del azor o gavilán australiano para dar la sensación de mayor tamaño.

Su depredador, el currawong, visita los nidos de la acantiza pero también cazan azores. De ese canto se beneficia la pequeña acantiza.

A la vez que hace su propio sonido de azor, la acantiza imita los de las especies locales para crear la impresión de un ataque del azor, lo cual distrae al currawong, depredador 40 veces más grande que la acantiza, permitiéndole a aquella una oportunidad para escapar.

Algunos animales imitan especies peligrosas o tóxicas para detener los depredadores, pero la acantiza es un ejemplo sorprendente de una especie que imita otra no peligrosa para esquivar al depredador.

El hallazgo fue publicado en Proceedings of the Royal Society B.

“La enorme diferencia de tamaño entre la pequeña acantiza y el azor de 500 gramos puede hacer difícil hacer las vocalizaciones con precisión, imitándolas a imitar el coro de los sonidos de los azores emitido por especies locales pequeñas”, según Jessica McLachlan, coautora del estudio.

“Como los azores son silenciosos al cazar, el sonido de las especies locales puede ser el único que anuncie su presencia”.

Los investigadores estudiaron individuos en el los jardines botánicos de Canberra. Detectaron que las acantizas usan sus propios sonidos de alarma e imitaban al azor cuando sus nidos estaban bajo ataque. Los currawongs retardaban los ataques dos veces más tiempo cuando escuchaban las imitaciones y las voces de las acantizas a la vez.

“Distraer los currawong que atacaban el nido les puede dar una oportunidad de escapar y esconderse entre la vegetación”, indicó Branislav Igic, quien lideró el estudio.

Con abejas así, que se venga el enemigo

Si amigas quiere, las abejas serían una buena opción. De hace tiempo se sabe que advierten a sus compañeras de la presencia de un depredador, lo que no se sabía era cómo lo hacían. Ahora se descubrió el secreto.

Científicos de la Universidad de Tours en Francia con la Estación Experimental de Zonas Áridas en Almeida (España) mostraron que utilizan señales químicas para marcar las flores donde han sido atacadas.

En su descubrimiento simularon el ataque de un depredador y observaron si las abejas avisaban a las demás del peligro de libar néctar en cierta planta.

“Las feromonas de alarma provocan un escape en insectos que visitan una flor en particular y hasta ahora no estábamos seguro del papel de esas feromonas en las abejas sociales. Nuestros resultados indican que a diferencia de las abejas solitarias, las sociales usan ese tipo de sistema de alerta en las flores para alertar a sus congéneres de una amenaza”, indicó Ana Llandres, de Tours, cabeza del estudio publicado en Animal Behabiour.

Los investigadores emplearon abejas solitarias y sociales de Australia, China, España y Singapur.

En unas plantas, el ataque era simulado atrapando abejas con pinzas, en otros se usaron plantas de control en las que no se presentaba el ataque simulado.

“Las abejas solitarias respondieron sin cambios en las flores donde habían sido atacadas que en las que no. Sin embargo, las sociales respondían de modo distinto”, dijo Llandres. Las abejas se acercaban menos a las flores donde había habido un ataque.

El estudio respalda la idea de que la sociabilidad de las abejas está ligada a la evolución de señales de alerta.

Hay animales que tienen sed de venganza

La venganza es dulce reza el dicho y sí que lo aplican los ácaros, que no olvidan quién estuvo a punto de matarlos.

La historia es como sigue: en la pelea por la supervivencia en un hábitat compartido, algunos ácaros matan los jóvenes de especies rivales para comérselos y para reducir la competencia con los propios descendientes.

Pero los ácaros que sobreviven los ataques guardan resentimiento, según un estudio publicado en Scientific Reports.

Cuando los jóvenes que fueron atacados alcanzan la edad adulta, atacan los jóvenes de las especies rivales –sus antiguos atormentadores. más a menudo que si no hubieran sido atacados en su juventud.

En laboratorio, un grupo internacional de científicos conducido por Arne Janssen, de la Universidad de Amsterdam, analizó la conducta de los ácaros Iphiseius degenerans y de los ácaros Neoseiulus cucumeris, ‘depredadores recíprocos’ que se alimentan de los jóvenes de otras especies aún cuando haya comida disponible.

Para el estudio, los I. degenerans fueron llamados presas y los ácaros N. cucumeris los depredadores. Los científicos notaron que cuando los primeros habían sido asaltados de jóvenes y crecían, atacaban los jóvenes N. cucumeris con mayor frecuencia que cuando no eran atacados. Cuando los I. degenerans eran atacados ya en la edad adulta, no había diferencia, lo que sugiere que la depredación en las primeras etapa de la vida conduce a una retaliación.

Es más, “los ataques eran especialmente dirigidos a los depredadores de las especies a las que habían estado expuestos”, escribieron los autores, lo que indicaría que los ácaros reconocen las especies que los atacaron cuando eran jóvenes. Los hallazgos demuestran también que las experiencias tempranas afectan la conducta en la adultez cuando los roles depredador-presa son revertidos.

No está claro si lo mismo sucede en el medio natural, pues en el estudio los ácaros fueron confinados a pequeños escenarios, por lo que los jóvenes no podían huir a los ataques. En condiciones naturales quizás no entran en contacto con tanta frecuencia, por lo que quizás no se experimente ese afán de venganza.

Libélulas mueren del susto al ver un depredador

El delincuente persigue a su víctima presuroso en medio de la oscuridad, parece darle alcance, se acerca… la libélula se desmaya y… muere. Pero no es una película, es la vida real, aunque en otro medio.

Como ocurre en la vida de los humanos, la sola presencia de un depredador provoca tal estrés que puede matar del susto una libélula, así su posible atacante no pueda obtener acceso a su presa.

El sorprendente hallazgo fue realizado por biólogos de la Universidad de Toronto, que lo publicaron en Ecology.

“Lo que encontramos fue inesperado: la mayoría de las libélulas mueren cuando los depredadores comparten su hábitat”, dijo Locke Rowe, jefe del Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de esa institución.

Las larvas expuestas a peces depredadores o insectos acuáticos tenían una tasa de supervivencia 2,5 a 4,3 veces menor a la de aquellas no expuestas.

“Cómo responde la víctima al temor de ser comida es un tópico importante en ecología, y hemos aprendido mucho sobre cómo esas respuestas afectan las interacciones presa-depredador”, agregó.

El estudio fue hecho en la reserva científica Koffler de la universidad.

“A medida que aprendemos más de cómo los animales responden a condiciones estresantes –si se trata de la presencia del depredador o del estrés por otras intervenciones naturales o humanas- encontramos que el estrés significa un gran riesgo de muerte, presumiblemente por cosas como infecciones que normalmente no los matarían”.

Shannon McCauley, investigador en postdoctorado, y la profesora Marie-Josée Fortin, con Rowe, cultivaron larvas de Leucorrhinia intacta en acuarios o tanques junto con sus depredadores.

Los dos grupos fueron separados de modo que mientras las libélulas podían ver y oler a sus depredadores, estos no podían comérselas.

En un segundo experimento, 11 por ciento de las larvas expuestas a los peces murieron mientras intentaban hacer metamorfosis a su forma adulta, en comparación con solo 2 por ciento de las que crecieron en un ambiente sin depredadores.

“Dejamos que las libélulas jóvenes pasaran por la metamorfosis para convertirse en adultas y encontramos que aquellas que habían crecido cerca de los depredadores eran más dadas a no completar ron éxito la metamorfosis, muriendo más a menudo en el proceso”.

Los investigadores creen que sus hallazgos pueden aplicar a todos los organismos que enfrentan alguna clase de estrés y que el experimento podría ser usado como un modelo para estudios futuros sobre los efectos letales del estrés.

Foto cortesía S. McCauley

El caracol que viaja de polizón en una barriga

Las cosas por las que uno tiene que pasar. Quizás el destino no se encuentre en la tierra donde nacimos y sea mejor viajar, aunque un viaje como el del caracol no debe ser muy agradable, así tenga sus ventajas para ir a establecerse en otras latitudes.

Un estudio acaba de mostrar que unos pequeños caracoles pueden beneficiarse al ser ingeridos por un pájaro. ¿Cómo es eso? Pues se encontró que cerca del 15 por ciento de los caracoles comidos por dos especies de aves sobrevivían su viaje a través de los intestinos del depredador y eran expulsados con el excremento.

Quiere decir que los moluscos pueden viajar más lejos de lo que lograrían por sus propios medios, comentaron los investigadores liderados por Shinichiro Wada de Tohoku University en Japón.

Para demostrar su hipótesis, los científicos alimentaron 4 especies de aves -con 174 caracoles Tornatellides boeningi, de esos que acostumbran comer en las islas Ogasawara.

Les tomó a los caracoles, todos adultos con conchas de 2,5 milímetros de altura, de 30 a 40 minutos para pasar por todo el sistema digestivo de las aves. Al examinar el excremento se encontró que 14,3% de los caracoles que pasaron por tres de las especies de ojos blancos u 16,4% de aquellos que transitaron por el tracto digestivo de los pájaros de orejas cafés, estaban vivos.

Aquellos que no se habían movido a las 12 horas fueron considerados muertos.

Las aves dispersan, sin quererlo, los caracoles por diferentes lugares, con lo que se da un flujo de genes entre poblaciones de caracoles en distintas localidades. Hallaron además una correlación entre la diversidad genética de las poblaciones de caracoles y la densidad de los pájaros de ojos blancos en la isla Hahajima.

En el artículo en el Journal of Biogeography los autores resaltaron que al estrategia usada por estos moluscos no es tan común, a diferencia de lo que sucede con los vegetales. Las aves también diseminan larvas de avispas y se sabe de caracoles de estanques que tras sobrevivir en el intestino de peces colonizan otros lugares.

El estudio explica en parte la llegada de estos caracoles a islas lejanas en los océanos.

Foto cortesía

Antes de morir: yo con yo

El instinto de supervivencia. Hay quienes creen que la función de los organismos vivos en este mundo es dejar descendientes que aseguren la viabilidad de la especie.
Curioso lo que le sucede al pequeño caracol Physa acuta, que vive en ríos y lagos.
No se gasta afanes para encontrar una pareja. Espera y espera hasta que parezca. Pero cuando huele un depredador, como hermafrodita que es, se fertiliza, para procrear, reveló un estudio de Josh Auld, del National Evolutionary Synthesis Center en Durham.
“No pueden esperar una pareja indefinidamente, en especial si el riesgo de muerte es alto”, dijo.
Este caracol de color café tiene todo lo que se requiere para la reproducción. Dado que cada uno produce espermatozoides y huevos, tienen más de una opción para dejar descendencia.
El problema es que cuando se autofertilizan, la descendencia es menos viable. Es una especie de tiro al aire.
Cuando detectan peligro, ahí cambia todo, de acuerdo con el estudio presentado en Evolution. Se apuran para fertilizarse, pues después de todo es mejor dejar descendencia, así no sea tan saludable.
Para sorpresa, Auld halló que en aguas con la esencia de depredador, a los hijos del caracol autofertilizado no les va tan mal.
Increíbles asuntos de la naturaleza.

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