Hallazgo en Europa enreda el origen de los humanos

Las huellas halladas en Creta. Foto Andrzej Boczarowski

Las huellas halladas en Creta. Muestran un pie tipo humano, don los dedos al frente. Foto Andrzej Boczarowski

Un nuevo hallazgo complica nuestro pasado. En Creta encontraron unas huellas de hace 5,7 millones de años, hechas por un homínino según los análisis.

De esa época solo se conocen homínidos y homíninos (rama diferente a los grandes simios) de África. Entonces, ¿de dónde venimos?

Si no se conoce todavía toda nuestra historia evolutiva con periódicos hallazgos de fósiles que replantean hipótesis o siembran más dudas, lo hallado en Creta confunden mucho más.

Desde el descubrimiento de los fósiles de Australopithecus en África oriental y del sur durante la mitad del siglo pasado, el origen del linaje humano se ha pensado en África. Algunos descubrimientos más recientes, como el pie tipo humano y la locomoción erguida, incluyendo las icónicas huellas de Laetoli en Tanzania de hace 3,7 millones de años, reforzaron la idea de que los homíninos no solo se originaron en África sino que permanecieron aislados allí varios millones de años antes de dispersarse por Asia y Europa.

El nuevo hallazgo sugiere un panorama mucho más complejo. Fue publicado en Proceedings of the Geologists’s Association.

El pie humano tiene una forma única, distinta a cualquier otro animal terrestre. La combinación de una planta larga, cinco dedos cortos estirado al frente, sin garras, y un dedo gordo que es más grande que los demás también es exclusiva.

Pie de hembra humana moderna. Cinco dedos que miran hacia adelante y una planta característica. Foto Pixabay

Pie de hembra humana moderna. Cinco dedos que miran hacia adelante y una planta característica. Foto Pixabay

 

El pie de nuestros parientes más cercanos, los grandes simios, se parecen más a una mano humana con un dedo gordo que se desprende hacia un lado. Las huellas de Laetoli, que se cree fueron hechas por Australopithecus, son muy similares a las de los humanos modernos salvo que el talón es más estrecho y la planta carece de arco. En contraste, el Ardipithecus ramidus, de hace 4.4 millones de años, hallado en Etiopía, el homínino más antiguo conocido con fósiles más o menos completos, tiene un pie tipo gran simio. Para quienes lo describieron, es un ancestro directo de homíninos posteriores, sugiriendo que entonces no había evolucionado el pie tipo humano.

Las nuevas huellas de Trachilos, Creta occidental, tienen una forma humana, en especial en los dedos. El dedo gordo es similar al nuestro en forma, tamaño y posición, y presenta una característica de la planta que no está presente en los grandes simios. Y la planta es proporcionalmente más corta que la de Laetoli pero tiene la misma forma general.

Parecen no quedar dudas, entonces, que esas huellas las hizo un homínino que caminó por Creta, algo más primitivo que el de Laetoli (ver la diferencia de edades). Fueron hechas en una playa de arena, quizás un pequeño delta de un río, mientras las de Laetoli se hicieron en ceniza volcánica.

Lo que las hace controversiales es la edad y ubicación”, según el profesor Per Ahlberg de Uppsala University, autor del estudio.

Con unos 5,7 millones de años, son más recientes que los homíninos más antiguos, Sahelanthropus de Chad y contemporáneas con el Orrorin de Kenya, pero más antiguas que las del Ardipithecus ramidus. Esto entra en conflicto con la tesis de que e A. ramidus es un ancestro directo de homíninos posteriores. Es más, hasta este año, todos los fósiles de homíninos de más de 1,8 millones de años (la edad de Homos tempranos de Georgia) eran de África.

Pero las huellas de Trachilos, están datadas con precisión con base en foraminíferos (microfósiles marinos) de lechos someros y profundos, más el hecho de que están justo debajo de una roca sedimentaria reconocida, que se formó cuando el mar Mediterráneo se secó brevemente hace 5,6 millones de años

Por coincidencia, según los autores, a comienzos de año otro grupo reinterpretó al primate Graecopithecus, de Grecia y Bulgaria, de hace 7,2 millones de años, como un homínino. De este solo se conocen dientes y mandíbulas.

En el tiempo en el que se hicieron las huellas de Creta, el Mioceno tardío, no existía el desierto del Sahara, los ambientes sabana se extendían del norte de África hasta el Mediterráneo oriental. Creta no se había separado de Grecia. Por eso no resultaría difícil que los homíninos hubieran estado por el sudeste europeo y por África, y dejaran sus huellas en una playa mediterránea que un día sería parte de la isla de Creta.

El descubrimiento desafía la narrativa establecida de la evolución humana temprana y probablemente generará debate. Si la comunidad científica sobre los orígenes humanos aceptará estas huellas como evidencia concluyente de la presencia de homíninos en el Mioceno en Creta, está por verse”, expresó Per Ahlberg.

Un paisaje demasiado complicado en el que, sin duda, faltan piezas.

A seguir excavando.

La planta más antigua: de hace 1600 millones de años

Los posibles fósiles de algas rojas. Foto Stefan Bengtson

Los posibles fósiles de algas rojas. Foto Stefan Bengtson

Científicos reportaron el que parece ser el fósil de planta más antiguo, una alga de hace 1600 millones de años. Eso sugieren en un artículo publicado en Plos Biology.  Continuar leyendo

¿Fósiles de hace 3700 millones de años?

Estudio de la formación antigua en Groenlandia. Cortesía Yuri Amelin

Estudio de la formación antigua en Groenlandia. Cortesía Yuri Amelin

La Tierra tiene cerca de 4600 millones de años y una de las grandes preguntas que se hace la ciencia es en qué momento hubo condiciones para que surgiese la vida. Cuándo apareció la vida.

Un grupo de investigadores australianos presentaron en un artículo en Nature los que parecen ser los fósiles más antiguos, en una remota zona de Groenlandia.

Encabezados por el profesor Allen Nutman, de University of Wollongong, el grupo descubrió estromatolitos de hace 3700 millones de años en las rocas sedimentarias más antiguas, las de Isua Greenstone Belt a lo largo del borde de la capa de hielo.

Estos fósiles antecederían a otros del occidente australiano en 220 millones de años. El descubrimiento, que requiere confirmación por otros estudios, lleva hacia atrás en el tiempo el registro fósil cerca del comienzo del registro geológico y revela la existencia de vida temprano en la historia terrestre.

Los estromatolitos de Isua quedaron expuestos por el derretimiento de un parche de nieve perpetua.

En buena parte de la historia del planeta la vida fue unicelular y los fósiles de estromatolitos son como montículos de carbonato construidos por esas comunidades de microbios.

La importancia de los estromatolitos no es solo que proveen evidencia obvia de vida antigua visible con los ojos desnudos, sino que son ecosistemas complejos”, dijo Nutman.

Eso indica que hace 3700 millones de años la mida microbiana era diversa, diversidad que muestra que la vida emergió en los primeros cientos de millones de años.

Una nueva perspectiva de la historia de la Tierra, según Vickie Bennett, coautora.

Para ella en vez de especular sobre ambientes potenciales en esas primeras épocas, por primera vez se tienen rocas que registran las condiciones y los ambientes que pudieron sustentar la vida.

Un hallazgo que desde incita al debate. Varios expertos consultados por revistas científicas dicen que hay que verificar primero la edad de esos fósiles antes de dar por cierto lo publicado por los australianos.

La famosa que se mató al caer de 13 metros

Restos de Lucy. Foto J. Kappelman

Restos de Lucy. Foto J. Kappelman

Lucy, la famosa Australopithecus afarensis, cuyos restos muy completos fueron hallados en 1974 en Etiopía y que dieron origen a la especie, un ancestro de los humanos que vivió hace cerca de 3.180.000 años, acaba de contar otra historia. La historia de su muerte.

De ella se ha especulado si pasaba su tiempo en los árboles o ya andaba sobre tierra. Y tal eso fue lo que la mató.

Un estudio publicado en Nature sugiere que Lucy murió… al caer de un árbol. Sus heridas fueron mortales, dice John Kappelman, antropólogo de la Universidad de Texas y autor principal del estudio.

Junto a Richard Ketcham escanearon mediante tomografía computarizada ese 40 % del cuerpo que quedó preservado para la historia, creando un archivo digital con más de 35.000 diapositivas.

Lucy es preciosa. Solo hay una y uno quisiera estudiarla tanto como sea posible”, dijo Ketcham. La TC no es destructora, de modo que puede verse lo que hay adentro, los detalles internos y la disposición de los huesos.

Al estudiarla, Kappelman advirtió una situación inusual: la punta del húmero derecho estaba fracturada de una forma no vista en fósiles, preservando una serie de roturas precisas, claras con fragmentos pequeños y astillas aún en su sitio.

Esta fractura se da cuando la mano golpea la tierra en la caída, impactando los elementos del hombro uno contra otro creando una señal única en el húmero”, explicó. Se basó además en la opinión de Stephen Pearce, cirujano ortopédico.

Para este médico, “la lesión es consistente con una fractura de 4 partes, provocada por una caída de una altura considerable, cuando la víctima consciente estiró el brazo en un intento por frenar la caída”.

También se aprecian fracturas aunque menos serias del hombro izquierdo, y también se ve en el tobillo derecho, la rodilla izquierda, la pelvis y la primera costilla, una marca de trauma severo, consistentes todas con una caída.

Los investigadores concluyeron que ocurrieron perimortem, o cerca de la muerte.

Pudo caer de una altura de más de 13 metros, golpeando el piso a más de 55 kilómetros por hora, deducción realizada al comparar con lesiones de chimpancés.

Lucy pudo caer sobre sus pies y luego sobre sus brazos. Murió rápido.

El misterio de la herramienta de hace 3,3 millones de años

Desenterrando las herramientas. Cortesía Proyecto Arqueológico West Turkana

Si el hombre moderno apareció hace cerca de 200.000 años y antes de él hubo algunos homíninos más o menos claros ancestros hasta digamos hace 2 millones de años. ¿Pero qué diablos hacía una herramienta de hace 3,3 millones de años?

Es lo primero que se pregunta uno al saber que en Nature científicos presentaron ese hallazgo al noroccidente de lo que hoy es Kenya, unas herramientas que se convierten en los artefactos más antiguos descubiertos y que a todas luces dejan en claro que no fueron humanos los que las desarrollaron ni sus ancestros más recientes.

¿Tenía la capacidad un ancestro más antiguo, tal vez un proto-humano, de fabricar y usar herramientas? Eso es lo que parece.

El hallazgo sitúa el uso de herramientas 700.000 años antes de lo que se sabía hasta hoy.

Son herramientas de piedra que “reescriben el libro en muchas cosas que pensábamos ciertas”, según el geólogo Chris Lepre de Lamont-Doherty Earth Observatory y Rutgers University, coautor del artículo científico.

Y habla del desarrollo cognitivo de nuestros ancestros, el que no puede ser inferido solo a partir de los fósiles, como dice Sonia Harmand, del Turkana Basin Institute en Stony Brook University y la Universite Paris Ouest Nanterre, líder de la investigación.

Los homíninos son un grupo de especies que incluyen los humanos modernos, Homo sapiens, y nuestros ancestros evolutivos más cercanos. Los antropólogos pensaron mucho tiempo que nuestros parientes del género Homo, esa línea directa a nosotros, fueron los primeros en crear esas herramientas de piedra, pero últimamente se han descubierto señales provocadoras de que otros, especies más tempranas de homíninos, primos nuestros, pueden haberlas desarrollado.

No se sabe quiénes fabricaron las herramientas halladas, pero hallazgos previos ofrecerían una explicación: el cráneo de un homínino de hace 3,3 millones, el Kenyanthropus platyops, fue encontrado en 1999 a 1 kilómetro del lugar de las herramientas. Un diente y un hueso del cráneo se hallaron a unos cientos de metros y un diente aún no identificado se desenterró a 100 metros.

La muerte las sorprendió apareándose

No parece agradable quedar preservado para la posteridad mientras… se aparea. Así solo queden los huesos.

Así quedaron, preservados durante millones de años, varias tortugas que se estaban apareando hace 47 millones de años cuando la muerte las sorprendió por razón desconocida.

El hallazgo fue revelado en Biology letters. Se trata de 9 parejas de tortugas acuáticas que perecieron en esa situación, el primer registro que se halla entre vertebrados.

Más allá de sentir lástima por tan desafortunado desenlace, los fósiles proveen pistas sobre el ambiente en que vivieron.

Las antiguas tortugas fueron encontradas en el sitio Messel en Alemania, donde se han hallado miles de fósiles, desde roedores modernos a caballos enanos, así como insectos y plumas que conservan señas de su color original.

El punto donde se encontraron las tortugas contiene sedimentos lacustres de hace 47 millones de años más o menos, dijo Walter Joyce, paleontólogo de vertebrados en la University of Tübingen.

Solo las tortugas se encontraron en pares. En 7 de los 9 pares las tortugas están en contacto directo por el borde de sus caparazones, justo arriba de las colas y en 2 de esas parejas la cola del macho está debajo de la caparazón de la hembra en posición de apareamiento.

El pez que se tragó un pterosaurio que se tragó un pez

No es un trabalenguas ni un estribillo infantil. No es una historia que sucedió hace 150 millones de años, cuando los dinosaurios y otros animales gigantes poblaban la Tierra y sus mares.

Una historia que enseña que para comer, hay que ser muy cuidadosos. Y aunque entonces no había humanos para dar cuenta del hecho, fósiles hallados en lo que hoy es Bavaria, al sur de Alemania, contaron la historia.

El caso es este: Las asociaciones de fósiles de grandes vertebrados son muy raras en el estrato Solnhofen del Jurásico tardío en esa región. Pese a ello se encontraron cinco especimenes de l pterosaurio de tamaño medio Rhamphorhynchus que yacen junto al rostro de un gran individuo de un pez ganoideos Aspidorhynchus. En uno de aquellos pterosaurios se encontró en el esófago un pequeño pez, fuera de que su estómago está repleto de restos de peces.

Esto sugiere que el Rhamphorhynchus fue cazado durante o inmediatamente después de la caza exitosa del pececillo.

Según el registro fósil, Rhamphorhynchus era cazado frecuentemente de manera accidental por el gran pez Aspidorhynchus. En algunos casos, el tejido fibroso de la membrana del ala del pterosaurio se encuentra atrapado en los dientes de modo que el pez no era capaz de comerse al pterosaurio, por lo que esta clase de encuentros resultaba fatal para los dos. Los restos en el intestino del Aspidorhynchus se identificaron bien y en su mayoría eran peces, pero también hay rastros de un Homoeosaurus.

Parece que el pterosaurio se acercó mucho al agua para agarrar su presa y pasaba por ahí un Aspidorhynchus que le mandó el guascazo.

El estudio fue de Eberhardt Frey y colegas y se publicó en Plos One.

En la foto de Plos One la historia en imágenes de los fósiles. A: escena de cacería de los fósiles. B y C: sección mostrando cómo quedaron los animales ensartados y muertos.

Estas pulgas comían dinosaurio

Si lo atacaran a uno, seguro que con cuatro o cinco quedaría uno listo. Sí: científicos descubrieron la más antigua evidencia de una pulga. Una pulga del Jurásico, que se alimentaba de dinosaurios.

Claro, para hacerlo no podía tener el milímetro ni los 10 milímetros que, máximo, tiene una pulga moderna. No. Esta pulga medía hasta ¡21 milímetros! Más de dos centímetros para asustar a cualquiera.

La relación pulga-dinosaurio fue establecida gracias a un conjunto de fósiles muy bien preservados, hallados en China.

Hoy las pulgas atacan mamíferos y aves, pero poco se conoce de sus orígenes. El registro fósil consiste de especimenes de especies de los últimos 65 millones de años. La existencia de pulgas del Cretáceo, desde hace 145 a hace 65 millones de años, ha sido muy debatida por científicos. Pero Michel Engel, un paleoentomólogo de la Universidad de Kansas en Lawrence y colegas llevan la historia 60 millones de años más atrás.

El estudio apareció publicado ayer miércoles en Nature.

Engel y coautores estudiaron nueve pulgas de dos sitios: los depósitos del Jurásico de hace 165 millones de años de Daohugou y el estrato de hace 125 millones de años del Cretáceo de Huangbanjigou. Ambos en China.

Los insectos no son las pulgas que hoy conocemos, Medían de 8 a 21 milímetros, explicó Engel.

Pero no solo es el tamaño el que separa las especies. Las pulgas del Jurásico y el Cretáceo carecían de las patas enresortadas que las especies modernas usan apra saltar y sus estructuras bucales eran tipo armadura con proyecciones tipo sierra, a diferencia de la suave mandíbula de las modernas.

Cómo esos rasgos influían en su estilo de vida es difícil de determinar, pero podrían haber sido especialistas en atacar por asalto, subiendo a la presa y luego abandonándola.

De lejos, mejor.

Foto cortesía Nature D-Huang et al

Fósiles de cuando comenzó la vida

Si la Tierra tiene unos 4.500 millones de años, ¿cuándo surgió la vida?

Desde hace años hay debate y no es fácil resolverlo, pues fósiles de microorganismos no son fáciles de identificar.

Fue en 2002 cuando Martin Brasier, de Oxford, cuestionó los fósiles de las que se consideraban las formas más antiguas de vida, hallada por J. W. Schopf, de la Universidad de California.

Brasier, junto a David Wacey, de University of Western Australia, pusieron sobre el tapete lo que para ellos es el fósil más antiguo: unas células halladas en una antigua playa australiana, solo a unos 32 kilómetros de donde Schopf hizo su descubrimiento.

Brasier sostiene que estas células son restos de una bacteria anaeróbica primitiva que vivió hace unos 3.400 millones de años. Para él, los fósiles de Schopf son partes de una roca nada más.

El presunto hallazgo de Brasier sugiere que la vida en la Tierra se originó no cerca de alguna vena hidrotermal en el océano sino en un ambiente tibio, sin oxígeno, cerca de la superficie.

Ambos científicos usaron la misma técnica en busca de huellas químicas de esos microorganismos, pero Brasier se ayudó además con varias más para obtener imágenes en 3-D. Halló carbono, azufre, y nitrógeno, sugiriendo un origen biológico. Schopf detectó carbono también, pero Brasier sostiene que no se relaciona con la vida. Para Shopf, nadie ha encontrado en el registro geológico que no sea un remanente de vida.

La discusión está casada entre ambos científicos. ¿Cuándo surgió entonces la vida?

Hace 3.400 millones más o menos según el fósil de Brasier, o 3.465 millones de acuerdo con el de Shopf.

Imagen de las células y el sitio donde se hallaron en Australia, cortesía D. Wasey-Science

Pelea entre humanos hace 126.000 años

Que la humanidad se ha dado duro siempre no queda duda a la luz de un hallazgo presentado hoy en Proceedings of the National Academy of Sciences.

El estudio de un cráneo humano de Asia oriental de del Pleistoceno medio hallado en Maba, China, revela un caso de agresión entre personas que produjo un trauma craneal hace 126.000 años.

El estudio sugiere que una hendidura de 14 milímetros, una lesión que selló con una depresión ósea hacia el cerebro fue el producto de un trauma forzado por un accidente o, más probable, por una agresión de otro humano.

“Esta herida es muy similar a la que se observa hoy cuando alguien es golpeado con un objeto pesado. Es parecido a un pequeño episodio conocido de la Edad de Hielo y podría ser el primer caso documentado de agresión entre personas y de trauma inducido por humanos”, según Lynne Schepartz, profesor del School of Anatomical Sciences en la University of the Witwatersrand, uno de los coautores del paper.

Lógico, del incidente no se pueden conocer más detalles: si fue premeditado, por una discusión o qué.

El hallazgo y estudio de lesiones traumáticas en fósiles humanos interesa por cuanto permite evaluar el riesgo relativo de lesiones en distintos grupos, la localización del trauma y las implicaciones de comportamiento.

Ayuda además a identificar y entender algunas de las primeras manifestaciones conocidas de agresión interhumana.

En la foto se aprecia la localización de la lesión en el cráneo, el hundimiento del hueso. Cortesía University of the Witwatersrand