El mundo está que estalla y no es por la cantidad de guerras que padece. Está que estalla porque en los pasados 40 años aumentó de manera significativa el número de personas que viven con presión sanguínea alta: no son 594 millones como en 1975, son 1100 millones hoy.
El mayor aumento se dio en países de ingresos bajos y medios, porque países de alto nivel como Australia y Japón han visto reducir su número.
Eso dice un estudio publicado en The Lancet.
La presión sistólica (el primer número) mayor de 140 mmHg y diastólica (el segundo) mayor de 90 se usan para diagnosticar la presión alta. Estudios recientes sugieren que el riesgo de muerte por enfermedad isquémica del corazón o derrame se duplica por cada 20 mmHg de aumento en la sistólica y 10 en la diastólica en la edad media y adulta de la vida.
La hipertensión es el factor líder del riesgo de esas condiciones y meta alrededor de 7,5 millones de personas en el mundo cada año, la mayoría en el mundo en desarrollo, según el profesor Majid Ezzati del Imperial College London, en el Reino Unido, primer autor del estudio.
El problema es global, no solo del mundo occidental como lo era y algunos países muestran que sí es posible reducir la incidencia, según el investigador, para quien la meta de la Organización Mundial de la Salud de reducir la prevalencia de la hipertensión 25% a 2025, podría no lograrse a menos que los países tomen drásticas acciones con las dietas, en particular con la sal, e ingiriendo más cantidad de frutas y verduras.
El nuevo estudio se basó en 1479 estudios de población comprendiendo 19,1 millones de hombres y mujeres de 18 y más años de 200 países.
En la mayoría de las regiones, se encontró, los hombres tienen pensión más alta que las mujeres.