¿Por qué el panda es blanco y negro?

Un patrón de coloración único en la naturaleza, el del panda. Foto Wikipedia

Un patrón de coloración único en la naturaleza, el del panda. Foto Wikipedia

Del mismo grupo que encontró el porqué de las rayas de las cebras, llega porqué los pandas son blancos y negros y la respuesta está en Behavioral Ecology.

El color de las cebras es para repeler las picaduras de mosquitos, pero a los pandas no los afectan. ¿Entonces?

El estudio, colaboración entre la Universidad de California en Davis y California State University, Long Beach, determinó que los pandas gigantes tienen esos colores por dos razones: camuflaje y comunicación.

Este había sido un interrogante de muchos biólogos y como ningún otro animal tiene ese patrón de coloración no había forma de establecer analogías, en palabras de Tim Caro, cabeza de la investigación, de Davis. “La clave fue tratar cada parte del cuerpo como un área independiente”.

Esto les permitió comparar diferentes partes del cuerpo en el cuerpo del panda gigante, con los colores oscuros y claros de 195 especies de carnívoros y 39 subespecies de osos, con las cuales está relacionado. Luego intentaron equiparar la oscuridad de esas partes con varias variables ecológicas y de comportamiento para establecer su función.

Así, se encontró que la mayor parte del panda -cara, cuello, cintura, cadera- es blanca para ayudarle a ocultarse en hábitats de nieve. Los brazos y las piernas son negros, ayudándole a ocultarse en la sombra.

Los científicos sugieren que esa coloración dual nace de su pobre dieta de bambú, impidiéndole digerir una amplia variedad de plantas. Esto significa que nunca puede almacenar suficiente grasa para hibernar, como algunos osos, así que permanece activo todo el año, desplazándose largas distancias a diferentes tipos de hábitats, desde los nevados a los bosques tropicales.

Las marcas en su cabeza no son para ocultarse de depredadores sino para comunicarse. Las orejas oscuras puede ayudar a dar un aire de ferocidad, alerta para depredadores. Sus parches oscuros en los ojos pueden ayudarles a reconocerse o para demostrar agresión hacia pandas competidores.

Los investigadores estudiaron miles de imágenes, valorando más de 10 áreas por foto entre más de 20 colores posibles, explicó el coautor Ted Stankowich. De CSU.

Si vive estresado ¿se engorda?

Foto Pixabay

Foto Pixabay

Las personas que padecen estrés durante mucho tiempo pueden ser más dadas a la obesidad. Eso sugiere un estudio publicado en Obesity que se basó en el análisis del… cabello.

En el estudio de científicos de UCL se encontró que la exposición a altos niveles de cortisol durante meses, se relaciona con personas más pesadas y con sobrepeso.

No es de extrañar. El estrés crónico ha sido asociado con esa condición pues las personas tienden a comer más y a ingerir alimentos más altos en grasas, azúcar y calorías, mientras aquella hormona juega un papel importante en el metabolismo y en determinar dónde se almacena esa grasa.

Otros estudios han analizado el vínculo entre el cortisol, hormona producida por la glándula suprarrenal y la obesidad con base en mediciones en la sangre o la orina, niveles que varían según el momento del día y otros factores. Pero, según los autores de la nueva investigación, no permitían ver los niveles de largo plazo.

El estudio incluyó 2527 personas de al menos 54 años, analizando datos en un periodo de 4 años.

Se estudió un pedazo de cabello de 2 centímetros cortado lo más cerca posible del cuero cabelludo, el que representa unos 2 meses de crecimiento con niveles asociados de cortisol. También midieron el peso, el índice de masa corporal, la circunferencia abdominal de los participantes y cómo la hormona en el cabello se relacionada con la persistencia de obesidad en el tiempo.

Encontraron que aquellos con niveles más elevados de cortisol en su cabello tendían a tener mayor circunferencia, eran más pesados y tenían mayor IMC. Los individuos clasificados como obesos por esas mediciones tenían en particular niveles más altos.

Los resultados proveen evidencia consistente de que el estrés crónico se asocia con niveles más altos de obesidad”, dijo Sarah Jackson, quien condujo el estudio.

Un hallazgo interesante, sabido que la acumulación de grasa alrededor del abdomen es un factor de riesgo para enfermedad coronaria, diabetes y muerte prematura.

Los investigadores advirtieron de las limitaciones del estudio: se hizo con personas mayores, cuyos niveles pueden ser diferentes a los de los jóvenes y todos fueron blancos. Además, no se sabe si esos niveles altos por el estrés son causa o consecuencia de la obesidad.

Crean una rosa eléctrica

Concepto de la rosa eléctrica. Cortesía  PNAS

Concepto de la rosa eléctrica. Cortesía PNAS

Una rosa eléctrica. Sí, no es artificial, es realidad. Científicos presentaron una rosa con un material que se polimeriza adentro sin necesidad de activación externa, un fluido que fluye dentro de la planta que contribuye a crear largas tiras conductoras no solo en el tallo sino a través de la planta hasta las hojas y pétalos.

El profesor Roger Gabrielsson, explicó que “pudimos cargar la rosa una y otra vez, cientos de veces sin pérdida en el desempeño del dispositivo. Los niveles de energía almacenados son del mismo orden que los supercondensadores. La planta. Sin ninguna forma de optimización, puede dar energía a una bomba de iones, por ejemplo, y a varios tipos de sensores”, según Eleni Stavrinidou, otra profesora.

Los resultados fueron publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Es una investigación en fase inicial y lo que resulte es una pregunta abierta”, agregó Stavrinidou.

Algunos ejemplos se uso son sistemas autónomos de energía, la posibilidad de recoger energía de las plantas para accionar sensores y distintos tipos de suiches, además la posibilidad de crear celdas energéticas dentro de las plantas.

Hace pocos años demostramos que es posible crear plantas electrónicas, pero ahora demostramos que la investigación tiene aplicaciones prácticas. No solo mostramos que el almacenamiento de energía es posible, sino que podemos tener sistemas con un desempeño excelente”, en palabras de Magnus Berggren, cabeza del Laboratorio de Electrónicas Orgánicas en Linköping University.

El logro es un desarrollo más de un trabajo que en 2015 había tenido los primeros resultados esperanzadores en un campo de creciente investigación.

Conozca qué pasa tras una explosión de supernova

Gran foto del remanente de la supernova 1987A tomada por el Hubble hace un mes. Foto ESO/NASA

Gran foto del remanente de la supernova 1987A tomada por el Hubble hace un mes. Foto ESO/NASA

Hace 3 décadas, en febrero, el hombre observó la primera explosión de supernova desde 1604. La más cercana, pues telescopio habían visto otras lejanas.

Fue en la Gran Nube de Magallanes y desde entonces se conoce como SN 1987A.

Ha sido la más estudiada y ha aportado datos sobre la evolución tras la muerte estelar.

Varias veces la ha mirado con detenimiento el telescopio espacial Hubble, que tomó en enero la foto que aparece acá.

Hoy queda lo que se llama remanente de supernova, que se sigue estudiando.

En 1990 el Hubble fue el primero en observar en alta resolución el anillo principal alrededor de la estrella que explotó. También descubrió dos anillos más débiles, estructuras que incluso hoy no se entienden bien.

Los análisis revelan que el material remanente en expansión fue expulsado de la estrella unos 20 000 años antes de la explosión.

Los científicos esperaban ver que la estrella expulsara material en forma esférica, pero encontraron anillos: los vientos estelares, tal vez, provocaron que el material redujera velocidad y se apilara en anillos.

El primer estallido de luz iluminó los anillos, que lentamente se desvanecieron tras la primera década luego de la explosión hasta que la onda de choque de la supernova tocó el anillo interno en 2001, calentando el gas y generando una potente emisión de rayos X.

El Hubble ha permitido ver cómo un supernova puede afectar la dinámica y la química del ambiente circundante y, por ende, moldear la evolución galáctica.

Qué listos son los abejorros

Foto Wikipedia commons

Foto Wikipedia commons

 

Era exclusivo de los humanos. Luego se conoció en primates. Más tarde en mamíferos marinos. Después en aves. Y ahora… abejorros.

Un estudio publicó en Science mostró como esos insectos pueden ser entrenados para conseguir un objetivo usando una pequeña bola revelando capacidades de aprendizaje sorprendentes según científicos en Queen Mary University en el Reino Unido.

La investigación sugiere que las especies cuyos estilos de vida demandan capacidades de aprendizaje avanzadas podrían aprender nuevas conductas si existe una presión ecológica.

Nuestro estudio da la puntada final a la idea de que los pequeños cerebros de los insectos tienen una flexibilidad conductual limitada y solo capacidades simples de aprendizaje”, explicó el profesor Lars Chittka, coautor.

Otros estudios han demostrado que los abejorros podían resolver un rango de tareas cognitivas, pero hasta ahora habían imitado tareas similares a las rutinas naturales de las abejas de búsqueda de alimentos, como jalar cuerdas para obtener comida.

En este caso se examinó su flexibilidad para desarrollar tareas que no encuentran en su medio natural, para conocer los límites cognitivos de estos insectos y ver si podían usar un objeto no natural en una tarea que probablemente nunca encontró ningún abejorro en la historia evolutiva de la especie, según explicó Clint Perry, otros de los participantes.

El experimento exigía que los abejorros movieran una bola a un punto específico para obtener una recompensa en alimento. Primero fueron entrenados para conocer la ubicación exacta de la bola sobre una plataforma. Luego de obtener la recompensa, tenían que mover la bola al punto determinado.

Para aprender la técnica, fueron entrenadas bajo tres condiciones: unos observaban un abejorro ya entrenado mover la bola al centro para obtener el alimento, otros recibían una demostración fantasma, en la que un imán debajo de la plataforma movía la bola y un tercer grupo no recibió demostración, donde encontraban la bola en el centro con la recompensa.

Los abejorros que observaron la técnica de un modelo vivo aprendían la tarea con mayor facilidad que los que tuvieron la demostración fantasma o ninguna.

Olli J. Loukola, otro investigador, explicó que “los abejorros resolvieron la tarea de una manera distinta a la que les mostraron, sugiriendo que los observadores no copian solo lo que ven, sino que lo mejoran. Esto revela una impresionante cantidad de flexibilidad cognitiva, especialmente para un insecto”.

Comer mucho: otra forma de desperdiciar alimentos

Foto Wikipedia

Foto Wikipedia

Hay otra manera de botar comida: comer en exageración.

Un nuevo estudio en Agricultural Systems reveló que casi 20% de la comida disponible para los consumidores se desperdicia, bien en la basura o… comiendo de más.

La población mundial consume cerca del 10% más de lo que necesita y casi 9% es tirado a la basura o se deja que se dañe.

Los esfuerzos para reducir miles de millones de toneladas podrían mejorar la seguridad alimentaria global y evitarían daños ambientales.

El estudio, de científicos de la University of Edinburgh examinó 10 claves del sistema global de alimentos, incluyendo el consumo de alimentos, el cultivo y la cosecha para cuantificar las pérdidas.

Con datos de la FAO se encontró que se pierde mucha más comida de lo que se pensaba. Casi la mitad de las cosechas o 2100 millones de toneladas se pierden por sobreconsumo, desperdicios o ineficiencia en los procesos de producción.

El proceso menos eficiente es la ganadería, donde se pierde 78% o 840 millones de toneladas. Cerca de 1000 millones de toneladas cosechadas se usan para producir 240 millones de toneladas de productos para animales incluyendo carne, leche y huevos.

Eso solo responde pro 40% de todas las pérdidas de las cosechas recogidas.

La mayor demanda por alimentos como carne y productos lácteos reduciría la eficiencia del sistema de alimentos y dificultaría la alimentación de una población mundial en expansión.

De acuerdo con Unicef, hoy 1 400 000 niños están en peligro de morir por desnutrición.

Satisfacer la demanda poblacional podría provocar afectaciones ambientales al aumentar las emisiones de gases de invernadero, agotar fuentes de agua y causar pérdida de biodiversidad.

Para los investigadores, se debe alentar a que las personas consuman menos productos de origen animal, reducir el desperdicio y no exceder las necesidades nutricionales. Eso ayudaría a mejorar la seguridad alimentaria.

Mataron al 80% de elefantes en Gabón

Foto Pixabay

Foto Pixabay

¿Cómo queda un elefante detrás de un poste? ¡Mal escondido! Pero es que no tiene dónde estar a salvo, ni en el parque más remoto de Gabón, África, lo están: entre 2004 y 2014 la población de elefantes se redujo de 35 000 a solo 7000, una reducción del 80% debido a los cazadores ilegales.

Eso reveló un estudio publicado en Current Biology.

Una mala noticia, sabido que ya en 2013 un estudio mostró que el elefante africano del bosque Loxodonta cyclotis se había reducido 62% desde 2002.

Se pensaba que los elefantes podrían sobrevivir en sitios apartados, como el Parque Nacional Minkébé, pero no.

“La pérdida de elefantes en este lugar es aún más grave de lo que pensábamos”, dijo Fiona Maisels, científica de Wildlife Conservation Society en New York, quien hizo parte del estudio de 2013, citada por Science.

Este estudio fue más extenso e incluyó zonas de amortiguación.

“Sus últimos bastiones están siendo penetrados”, en palabras de George Wittemyer, de la Universidad de Colorado, conservacionista.

Este bastión incluye 7570 kilómetros cuadrados de ese parque, establecido en 2002 para proteger los elefantes, y 2403 kilómetros cuadrados de las zonas de amortiguación. Aislado de ciudades y villorios por la densa selva, el parque está a 48 kilómetros de la carretera más grande en Gabón. “Tenía la densidad más alta de elefantes en África Central y era difícil llegar allí”, comentó John Poulsen, ecólogo tropical de Duke University, coautor del nuevo estudio.

Para estimar la población, los científicos contaron en 2004 las pilas de excrementos en 43 sectores, cada uno de 1 kilómetro. Una década después repitieron la prueba, adicionando 66 sectores, para 106.

Los datos sugieren que en 10 años el número de elefantes se redujo, en el parque y zonas de aledañas, de 35 000 a solo 7000 si acaso.

“Sabíamos que había una reducción, pero no esperábamos que fuera tan drástica”, agregó.

El gobierno de Gabón no conoce la magnitud de la cacería ilegal.  Los guardas del parque registraron 161 restos de elefantes, que son difíciles de hallar en la espesura de la selva.

RIP.

En crustráceos hallan contaminantes prohibidos hace 4 décadas

Anfípodo Gammarus roeselii. Foto Wikipedia

Anfípodo Gammarus roeselii. Foto Wikipedia

Un daño persistente: científicos descubrieron en el cuerpo de organismos marinos de profundidad la presencia de químicos que fueron prohibidos en los años 70.

El estudio, publicado en Nature Ecology & Evolutionse basó en muestras de unos crustáceos, anfípodos, recolectados en las fosas de las Marianas y Kermadec, de unos 10 000 metros de profundidad, separadas por unos 7000 kilómetros.

Encontraron altos niveles de contaminantes orgánicos persistentes en el tejido graso de esos organismos. Incluyen bifenilos policlorinados y polibromodifenil éteres, usados antes en aislantes eléctricos y retardantes de llamas hasta que fueron prohibidos.

En una declaración, el autor principal de la Universidad Newcastle, Alan Jamieson opinó:

“Aún pensamos que el océano profundo es un lugar remoto y prístino, seguro ante el impacto humano, pero nuestra investigación revela que, tristemente, no es verdad. De hecho, los anfípodos que estudiamos tienen niveles de contaminación similares a los de Suruga Bay, una de las zonas industriales más contaminadas en el Pacífico noroeste. Lo que no sabemos es qué implica esto para el ecosistema y saberlo será el próximo reto”.

De esos químicos, que se produjeron entre 1930 y los 70, la producción global fue de unos 1 300 000 toneladas. Liberados al ambiente por accidentes y descargas industriales y por filtración en los rellenos de basuras, son invulnerables a la degradación natural y persisten en el ambiente por décadas.

Pero, ¿cómo llegaron a tales profundidades? Probablemente en plásticos contaminados y animales muertos que se sumergieron hasta el fondo, convirtiéndose en alimento de otras criaturas. Eso sugieren los autores.

Estos polutantes se acumulan a través de la cadena alimenticia, así que para cuando lleguen al fondo las concentraciones son mayores que en las aguas superficiales.

Para Jamieson “el hecho de que encontráramos tan extraordinarios niveles de estos contaminantes en los más remotos e inaccesibles hábitats de la Tierra, muestra el impacto de largo plazo, devastador que el ser humano está teniendo en el planeta. No es una gran herencia la que estamos dejando”.

Otra promesa contra la malaria

Hembra de Anopheles. Foto CDC

Hembra de Anopheles

Tantas que han estado a punto y… nada. Pero hay una esperanza más.

Científicos de la Universidad de Tübingen en Alemania junto a una firma de biotecnología, Sanaria Inc., demostraron en pruebas una efectividad del 100% para una candidata a vacuna contra la malaria, llamada Sanaria® PfSPZ-CVac, efectividad a las 10 semanas tras la última dosis.

Para la prueba, el profesor Peter Kremsner y Benjamin Mordmüller del Institute of Tropical Medicine y el German Center for Infection Research (DZIF) utilizaron parásitos de malaria suministrados por Sanaria. La vacuna incorporó patógenos de malaria viables (no fueron inactivados) junto a una medicina para combatirlos.

Los resultados aparecieron en Nature.

El estudio incluyó 67 adultos sanos, ninguno de los cuales había tenido malaria. La mejor respuesta inmunitaria se vio en un grupo de 9 personas que recibieron la dosis más alta de la vacuna 3 veces con intervalos de 4 semanas. Al final de la prueba, todos tenían una protección del 100%.

Los parásitos de la malaria son transmitidos por las picaduras de las hembras de mosquitos Anopheles (varias especies). El Plasmodium falcíparum, una de las formas, es responsable de la mayoría de las infecciones y de casi todas las muertes causadas por la enfermedad en el planeta.

“La protección fue probablemente causada por linfocitos T específicos y una respuesta de anticuerpos al parásito en el hígado”, según Kremsner.

Los investigadores analizaron la respuesta inmune de los cuerpos e identificaron patrones de proteínas que mejorarán futuras vacunas.

A los participantes se les inyectaron parásitos de malaria viva y al mismo tiempo previniendo el desarrollo de la enfermedad adicionando cloroquina, usado por muchos años en el tratamiento.

Una vez la persona es infectada, el P. falcíparum migra al hígado para reproducirse. Durante el periodo de incubación el sistema inmunitario de la persona podría responder, pero en esa etapa el patógeno no enferma al individuo. La cloroquina no hace efecto en el hígado, por lo que no puede impedir la reproducción del parásito. La malaria se da cuando el parásito abandona el hígado, llegando al torrente sanguíneo y entrando a los corpúsculos rojos, donde continúa reproduciéndose y diseminándose. Pero tan pronto entra a la sangre, puede ser aniquilado por la cloroquina y no se desarrolla la enfermedad.

Al vacunar con un patógeno vivo, parece claro que se logra una fuerte respuesta inmunitaria, dijo Benjamin Mordmueller.

“Todos los datos hasta ahora indican que logramos una protección estable y duradera”.

El próximo paso es ensayar varios años en un estudio clínico en Gabón.

Cada año cerca de 214 millones de personas resultan infectadas con el parásito. De ellas, cerca de 438 00 fallecen, la mayor parte en África. Y casi ¾ de los que fallecen son menores de 5 años.

Un grave problema. Otra esperanza que llega.

Un almuerzo estelar que duró 10 años

Ilustración del gran evento. CXC/M. WEISS; X-RAY: NASA/CXC/UNH/D. LIN ET AL, OPTICAL: CFHT

Ilustración del gran evento. CXC/M. WEISS; X-RAY: NASA/CXC/UNH/D. LIN ET AL, OPTICAL: CFHT

Muy goloso. Un agujero negro gigante despedazó una estrella cercana y continuó engulléndosela durante casi una década, diez veces más largo el almuerzo que otros que se habían detectado según un estudio de la Universidad de New Hampshire.

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