La ciencia hay que cogerla con… pinzas

La salud mental se beneficia con el ejercicio. Foto BER

La salud mental se beneficia con el ejercicio. Foto BER

 

¿Es contradictoria la ciencia? A veces parece serlo, más si no se toman en contexto sus desarrollos y si no se conoce cómo funciona: las investigaciones no solo tienen que dar resultados creíbles sino que estos deben ser refrendados por otros estudios, lo que no siempre sucede. Continuar leyendo

Una manera de reducir el estrés

Foto Wikipedia

¿Estresado? Ayúdeles a los demás.

Sí, un nuevo estudio en Clinical Psychological Science sugiere que ayudarles a amigos, conocidos e incluso a extraños puede mitigar el impacto de los estresantes diarios sobre nuestras emociones y salud mental.

“Nustra investigación muestra que cuando ayudamos a otros también nos ayudamos”, explica la autora del estudio, Emily Ansell, de la Escuela de Medicina de Yale. “Los días estresantes nos generan mal genio y una salud mental pobre, pero si hacemos pequeñas cosas por los otros, como tener una puerta abierta para alguien, no nos sentiremos tan mal”.

A menudo acudimos a otras personas en busca de apoyo cuando nos sentimos estresados, pero estos resultados sugieren que hacer cosas proactivas por otros puede ser otra estrategia efectiva para capear las preocupaciones diarias.

“La temporada decembrina puede ser estresante, así que piense en dar direcciones a alguien, preguntar si requiere ayuda o mantener abierto el ascensor”, dice Ansell. Eso podría ayudar a sentirse mejor.

El estudio se realizó durante 14 días con 77 adultos de 18 a 44 años.

Religión y pacientes con cáncer: ¿ayuda?

La espiritualidad y la religión están fuertemente asociadas a la salud de pacientes con cáncer, pero se relacionan de manera diferente según la dimensión de esa espiritualidad y religiosidad.

Eso halló un estudio publicado en Cancer, que analizó numerosas investigaciones realizadas que incluían más de 44.000 pacientes.

En el primer análisis los investigadores se enfocaron en la salud física. Aquellos pacientes que tenían una gran religiosidad y espiritualidad reportaban mejor salud física, mayor capacidad para desempeñar sus tareas diarias y menos síntomas derivados del tratamiento. “Esas relaciones eran fuertes en pacientes que experimentaban aspectos más fuertes de la religión y la espiritualidad, incluyendo un sentido de significado y propósito de la vida así como una conexión con una fuente más grande que uno”, según el autor principal Heather Jim. Explicó que quienes reportaron mayor conocimiento de la religión y la espiritualidad, como la capacidad de integrar el cáncer en sus creencias, reportaban mejor salud; sin embargo la salud física no se relacionaba con aspectos de la religión y la espiritualidad como la oración, asistencia a cultos o meditación.

En un segundo análisis, sobre salud mental, se encontró que los aspectos emocionales de la religión y la espiritualidad estaban más asociados fuertemente con una salud mental positiva que los aspectos de conocimiento o comportamiento de la religión. “El bienestar espiritual estaba asociado con menos ansiedad, depresión o distrés”, dijo John Salsman, otro investigador.

En un tercer análisis sobre la salud social o la capacidad de los pacientes de mantener roles sociales y relaciones en su enfermedad, la religión y la espiritualidad tenían vínculos modestos pero confiables con la salud social. Era más fuerte en que quienes tenían mayor bienestar espiritual y creían en un dios benigno o tenían creencias fuertes.

Tres ejemplos de que el ejercicio es esencial

No coma cuento, porque no alimenta. Eso de las dietas tiene sus bemoles. Pero bueno, si la hace o no, ¡haga ejercicio! En ello está la salud.

Si no, veamos tres ejemplos de estudios aparecidos en los últimos días, que dan para pensar.

Caso 1.

Las personas que hacen ejercicio hacia los 70 años protegen mejor su cerebro de los cambios relacionados con la edad que aquellos que no se ejercitan, según sicólogos y expertos en neuroimágenes de la Universidad de Edimburgo, que no hallaron beneficio para la salud mental por la participación en actividades sociales o involucrarse en actividades estimulantes.

El encogimiento cerebral está ligado a problemas de memoria y pensamiento y los científicos dicen sus hallazgos sugieren que el ejercicio es potencialmente un camino importante para mantener un cerebro sano en cuanto a tamaño y para reducir daños.

También examinaron la materia blanca cerebral, esa conexión que transmite mensajes por todo el cerebro. Las personas de más de 70 años que eran más activas físicamente tenían menos áreas afectadas que aquellos que no lo hacían. Además los primeros tenían más materia gris.

Caso 2

El pobre desempeño físico en actividades como caminar se asoció con mayores posibilidades de demencia en un estudio con personas de 90 años y mayores, según un reporte en Archives of Neurology.

El estudio conducido por Szofia S. Bullain y colegas de la Universidad de California en Irvine involucró 629 participantes. El promedio de edad era 94 años y la mayoría eran mujeres.

“Nuestro estudio halló una fuerte asociación de dependencia entre el pobre desempeño físico y la demencia en los más ancianos”, dijeron los autores. “Los resultados sugieren que incluso modestas reducciones en el desempeño físico están vinculadas con mayores posibilidades de demencia”.

Caso 3

Tener estilos sanos como no fumar, consumir alcohol moderadamente y ejercitarse, así como comer frutas y verduras a diario lleva a que las personas tengan una mejor salud mientras envejecen, según un estudio en CMAJ.

“Nuestro estudio muestra el impacto acumulativo de las conductas saludables en un envejecimiento exitoso, con mayor beneficio mientras más conductas saludables se tengan”, escribió Séverine Sabia, del Department of Epidemiology and Public Health, UCL (University College London), junto a los coautores.

El envejecimiento exitoso es definido como mantener la habilidad de desempeñarse bien, con buena movilidad, capacidades cognitivas, función respiratoria, salud mental y sin enfermedades crónicas como diabetes, cáncer, insuficiencias cardiacas, derrame ni discapacidad a la edad de 60 o más años.

El ejercicio mantiene bien la cabeza

El ejercicio no solo trae beneficios para la salud corporal, como se ha demostrado por todos los medios. No. También es benéfico para la salud mental. Y eso cuenta si está en la adolescencia.

Un artículo publicado en Clinical Psychological Science exploró si determinados factores sicosociales ayudan a explicar los beneficios de la actividad física en la salud mental de los adolescentes.

El asunto fue examinado por Karin Monshouwer, de Trimbos Institute en Holanda y colegas.

La hipótesis de la autoimagen sugiere que la actividad física tiene efectos positivos en el peso y la estructura corporales, derivando en una retroalimentación positiva de los conocidos y una imagen propia mejorada, incidiendo al final sobre la salud mental.

La hipótesis de la interacción social, de otro lado, sostiene que son los aspectos sociales de la actividad física –como las relaciones sociales y el apoyo entre los miembros de un conjunto- los que contribuyen a los efectos positivos del ejercicio sobre la salud mental.

Los investigadores encuestaron 7.000 estudiantes, de 11 a 16 años de edad. Hallaron que los adolescentes físicamente inactivos o percibían sus cuerpos como muy gordos o muy delgados estaban en más riesgo de internalizar problemas (depresión, ansiedad) y de externalizar otros (agresión, abuso de sustancias). Aquellos que participaban en deportes organizados tenían menor riesgo de problemas de salud mental.

El resultado sugiere que ciertos factores sicosociales –imagen corporal e interacción social- pueden ayudar a explicar al menos parte de la conexión entre la actividad física y la salud mental. Sin embargo, reconocen que otros factores, como los efectos fisiológicos del ejercicio, tendrían que ver también.

“Estos hallazgos son importantes para los determinadotes de políticas y quienes trabajen en el sector de la prevención en salud. Los resultados indican que la actividad física puede ser una herramienta útil para prevenir problemas mentales en la adolescencia.