Así responde el cerebro a la religión

Regiones cerebrales activadas. Foto J. Anderson

Regiones cerebrales activadas. Foto J. Anderson

Hay una manera en la que se puede comparar la religión con el amor, el sexo, las drogas y la música. Y es el cerebro.

Las experiencias religiosas y espirituales activan los circuitos de recompensa en el cerebro del mismo modo que aquellas otras experiencias, de acuerdo con un estudio en Social Neuroscience, de investigadores de la Escuela de Medicina de University of Utah.

Estamos comenzando a entender cómo el cerebro participa en experiencias que los creyentes interpretan como espirituales, divinas o trascendentales”, dijo Jeff Anderson, autor senior. Se ha logrado con nuevas tecnologías de imágenes.

El estudio se hizo con mormones creando un momento de recogimiento que llevara a los participantes sentir el espíritu, un estado de paz y cercanía con dios y otros, importante para ellos.

Durante escaneos con resonancia magnética, 19 jóvenes adultos, 7 hembras y 12 varones, realizaron actos para evocar esos sentimientos espirituales. El examen de 1 hora incluyó 6 minutos de descanso, 6 de video de la iglesia, 8 de citas de mormones, 8 de lecturas del libro de los mormones, 12 de estímulos audiovisuales de escenas bíblicas y otros 8 de citas.

Los participantes respondían si sentían o no el espíritu, y qué iban sintiendo (paz, calor humano).

Al pensar sobre el salvador, estar con la familia eternamente y sus recompensas en el cielo, sus cerebros y cuerpos respondían, dijo Michael Ferguson, investigador.

Se encontró que los sentimientos espirituales fuertes estaban asociados con el núcleo accumbens, una región básica para el procesamiento de las recompensas. El pico se vio 1-3 segundos antes de que debían expresar su sentimiento con un botón. Cuando tenían un mayor sentimiento sus corazones latían más rápido y su respiración se agitaba.

Además de los circuitos de recompensa se vio que los sentimientos espirituales se asocian con la corteza prefrontal media, una compleja región activad en funciones como evaluación, juicio y razonamiento moral. También activaban regiones vinculadas con atención enfocada.

La experiencia religiosa es quizás la parte más influyente de cómo las personas hacen decisiones que nos afectan a todos, para el bien, para la enfermedad. Entender qué pasa en el cerebro para contribuir a esas decisiones es importante”, dijo Anderson.

No se sabe si estos hallazgos son comunes a todas las religiones. Sí se conocen estudios que muestras respuestas cerebrales distintas para las prácticas meditativas y contemplativas.

Con el manos libres parece borracho

Celular. No es asunto de utilizar el manos libres o no. Lo que distrae es la conversación. Los conductores se distraen más al hablar por celular que conversando con un pasajero en el auto, según un nuevo estudio de Frank Drews, David Strayer y Monisha Pasupathi de la Universidad de Utah.
En el estudio, para el cual emplearon un sofisticado simulador, se encontró que cuando los conductores conversan por celular, se desvían de su carril y se pasan las salidas a otras vías de su ruta con más frecuencia que cuando conversan con un acompañante en el vehículo. Los hallazgos serán publicados en el Journal of Experimental Psychology: Applied en diciembre 15.
“El pasajero le suma ojos al conductor, le ayuda a navegar y le recuerda a dónde van, según Strayer.
Estudios previos de Drews y Strayer habían hallado que el mano libres distrae tanto como tomar el celular en la mano, pues es la conversación la mayor distracción. Encontraron además que cuando los jóvenes conversan por el celular mientras manejan, su tiempo de reacción es tan lento como el de los adultos mayores.
Y hay un dato adicional: los conductores que conversan por celular están tan impedidos como quienes poseen un 0,08 de alcohol en su sangre, lo que en la mayoría de los estados en E. U. es conducir ebrio.
Foto en el simulador, cortesía Nate Medeiros-Ward, U. Utah