¿Cómo ser más inteligentes? Pues con… ¡un gen! Sí. Un gen. Bueno, funcionó en ratones.
Varios de estos roedores, modificados genéticamente para portar un gen humano relacionado con el habla, el Foxp2, aprendieron a tener una recompensa en un laberinto con mayor rapidez que los normales.
La noticia es buena para los ratones. Y para los humanos. Sí, puesto que el hallazgo podría aportar luces sobre la ayuda que presta el gen a las capacidades intelectuales de la persona.
Otro trasplante relatado el año pasado también había beneficiado los ratones. En esa ocasión se les trasplantaron células gliales a ratones recién nacidos.
En el nuevo estudio los ratones tenían el gen desde la concepción, sus cerebros entonces eran más humanizados por decirlo así. Se desempeñaron mucho mejor, más rápidos
Los científicos diseñaron el experimento para examinar dos tipos de aprendizaje que ocurren en humanos, el declarado y el procedimental. El primero requiere esfuerzo consciente, como leer la dirección a un lugar nuevo, el otro es inconsciente, como conducir cada día a casa. Las marcas en el laberinto estimulaban el pensamiento declarado, la textura del piso el pensamiento procedimental
Los ratones con el gen humano sobresalieron en los dos al ser mejores en la transición del pensamiento consciente al inconsciente. Solo cuando se daba apenas una ayuda, esa ventaja desaparecía.
El estudio apareció en Proceedings of the National Academy of Sciences.
El experimento resalta el rol importante de aquel gen en el desarrollo cognitivo humano. Cuando se inicia algo, el pensamiento es declarado, pero cuando se adquiere práctica es procedimental. No se conoce cómo se pasa de un estado a otro.