Justo cuando los cuerpos busquen nuevos estados y transiciones y se cubran sus dorsos con plástico translucido y enseñen sus pieles desde lo diáfano y el color, desde ahí Resina Lala es.
El dorso cubierto en transparente, para narrar lo poco que debemos ocultar y cuestionar que tan impermeables somos, que tan escuetos podemos ser. Para jugar con percepciones y que se inquieten las ideas y que decidan si descubrirse o no, o se permean o sudan las dolencias y las enfermedades que agobian. Al interior y al exterior, nuestros sonidos que hurgan por dentro, hasta de baile y movimiento abrumar, nuestros vestidos que minimizan, esa distancia a lo visceral.
La Resina es y es para nosotros, un polímero agresivo, un material de exquisitas cualidades, es el hilo conductor a una propuesta de fenómenos sólidos, entendidos como contundencias e impactos directos a quema ropa, es decir Resina Lala le cree a lo que quema, a lo que choca, golpea, cae, revienta, palpita, exuda, enferma, rebota, irrita, se craquela etc. Le cree a lo material y químicamente caracterizado, a lo que constato con mis sentidos y con lo que me doy cuenta de que estoy vivo. Resina Lala no le cree a lo tirano de las palabras ni a los sentimientos volátiles sin comprobación. La Resina también son los fenómenos de transformación y las calenturas emergentes por una inconformidad, los olores adictivos y penetrantes filtrados en sonidos sórdidos y seductores, violentos choques, contagiando extraños bailes, locuras dinámicas represadas por la piel y a que las adicciones nuevas sean bienvenidas.
El Lala es y es en función nuestra, la onomatopeya de la forma musical, contiene sonidos intuitivos segregados por la empiria, órgano que llevamos dentro, como un tercer pulmón. El Lala es la palabra líder que desangra en nuestra lixnarrativa, en nuestra exverbalidad, en nuestra toxicoralidad.
La Química corpórea decanta en una ventana al mundo, vistazo nuestro para entenderlo todo, un breve ejemplo: el amor existe en tanto es una aberración, una patología, son ganas de raptar, poseer y ocupar, es un voyeurismo, un trastorno y sobre todo una reacción química interna. De eso se trata el Lala, es esa nuestra forma más pura y perfecta.
Desde un vistazo menos ontológico; Resina Lala está conformada por cinco personajes; Ícaro López de Mesa (Iks) en el bajo, Sebastián Sanabria (Chevy) en los teclados, Andrés Felipe Velásquez (Champi) en la batería, Andrés Felipe Archila (Archi) en la guitarra e Isabel Cristina de Valdenebro (Crip) en la voz, que catalogan su sonido como Punk Visual Postnuclear, punk como el referente existente más cercano a la propuesta, Visual por el componente histriónico manifestado en escena y Postnuclear por la sensación; o más bien el efecto de desgaste y “destrucción” generado tanto por sus letras como por el esplendor encontrado en el ruido de su sonido. Son fuertemente influenciados por las Malas Amistades, no tanto por cómo suenan sino por su postura ante el momento de realizar música, y creen que el empirismo, la práctica y el error son la vía más sincera y visceral de hacer su música en coherencia con su discurso.
La banda fue ganadora del concurso Exporock en 2008 donde se presentaron más de 60 bandas de distintos géneros, ha tenido destacadas presentaciones junto a la banda bogotana Pornomotora, igualmente fue escogida en noviembre del 2009 como telonera de la banda francesa Kap Bambino, estuvo vinculada con el proceso de bandas emergentes del Festival Iberoamericano de Teatro y ha participado activamente en la programación de la emisora Radionica.
Actualmente Resina Lala lanzó su primer trabajo sonoro bautizado “Influjos Plásticos”, bajo la producción de David Pinzón Cadena, un trabajo con una alta carga experimental que desafía las maneras tradicionales de grabación en estudio, un trabajo narrativo que en esencia quiere recoger y hacer evidente la mirada de mundo que Resina Lala tiene.
Resina Lala
-visualmente insolentes, auditivamente adictivos, inevitablemente bailables-