Antes que nada. He respetado, recomendado, admirado y gozado de la música de Goyo, Slow y Tostao.
Para mí son un referente sonoro del arte colombiano de vanguardia. Cuando viajo, siempre los tengo en mis historias, hablo de su natal Chocó, muestro sus videoclips, cuento sobre su evolución y crecimiento, y créanme, me siento orgulloso de Chocquibtown. De su compromiso con las raíces, de su historia guerrera, de su amor por la raza, por el folclor, por la calle y el hip hop.
De sus historias sencillas, de su amor por la música, de esa gran familia que han construido con los años y las canciones, y sobre todo de su valentía para decidir salir adelante y vivir de hacer historias sonoras.
Por otro lado, en este espacio periodístico y de opinión, a través de las letras que siempre hablan de música, he sido también un defensor del respeto, la tolerancia y sobre todo la diversidad en la música, y precisamente por eso me siento en la necesidad de hablar del nuevo rumbo estético y artístico de los Chocquibtown.
Y por eso quiero hablar del nuevo lanzamiento de la banda, de la canción “No hay dinero”, que hacen en feat con Wisin, uno de los reggaetoneros reconocidos de esa industria. Todos ya conocemos los surcos que han recorrido los Chocquibtown, también que son defensores del sonido de su pacífico, y del rap que se abre al mundo, pero en esta canción exploran con el trap, muy popular por estos días.
Una música con cadencia lenta, con tresillos interminables y por lo general, con una lírica oscura, agresiva y ofensiva. En el caso de esta canción, invierten la perspectiva fuerte de la lírica y la hacen desde el respeto, la lucha, los sueños. Pero la música, ese trap, está más que presente ¿Por qué?
Quizá, la respuesta sea tan evidente que hasta dé risa, pues ahora en todos los discos de los nuevos artistas que hacen fusión o simplemente tienen ya una respuesta positiva en la industria, se hace necesario un pop o un reggaetón, y al parecer no es su propia iniciativa sino de la disquera.
“En tu disco, queremos mínimo dos canciones en reggaetón”. Y este fenómeno ya le ha ocurrido a varios artistas, no es un secreto que hasta a los mismos Chocquibtown lo han vivido con el pop y quizá, uno podría deducir que a Juanes, Carlos Vives, hasta Bomba Estéreo los tocó de manera obligada el dembow. Ahora, al parecer, le llegó el turno a Chocquibtown pero con el trap, qué triste.
Es entendible las nuevas búsquedas, los nuevos experimentos sonoros, el comercio y la viciada industria, yo no espero que una banda permanezca estática en el tiempo y en el sonido. Me encanta la exploración, pero la invitación para Los Chocquibtown es que piensen en el sonido con el que Colombia y el mundo entero los amó.
Y no porque odie el reggaetón y sus derivados, en lo absoluto, yo respeto a cualquier persona que se atreva a hacer música y que viva de ella. Que a mi me guste o no, es otra cosa muy diferente. Pero lo que sí siento es una incoherencia fuerte, frente a lo que hemos estado acostumbrados con esa raíz maravillosa y propositiva llamada Chocquibtown.
Dejémosle el reggaetón al reggaetón. Chocquibtown, los queremos de vuelta a las marimbas, al rap, al break, a las historias de la calle y del río que navega con ilusiones, de los amores humildes y de la música que de entrada sentimos no tiene pretensiones de pegar por pegar, queremos de vuelta su sinceridad. Con seguridad que sus ventas y nuestro respaldo no necesitan del reggaetón y menos del trap.
Me encanta este blog, es muy bueno y hay temas muy curiosos e interesantes, gran trabajo si señor.
Un cordial saludo y fuerte apoyo desde Muchotrap.