Esteman: entre el baile, el caos y lo bello

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Una rosa quedó en su saco de gala luego del concierto en el que cantó y bailó por más de una hora, se percató de ella al llegar al hotel. Un par de retoques frente al espejo y estuvo listo para celebrar la noche, la vida, las canciones, sus canciones. Al llegar al lugar, la tambora, el güiro, los pregones y las trompetas no paraban de sonar. La gente sudaba, y como trompos, giraba en las baldosas de color rojo. Sin pareja, y con las manos sueltas, Esteban empezó a bailar, como si no hubiese sido suficiente con lo que ya había bailado y cantado unas horas antes frente a un auditorio repleto de gente.

En el teatro, sonrió con cada nota, saltó de lado a lado de felicidad, bajó en dos oportunidades del escenario y cantó con la multitud. No cerró sus ojos para poder ver los ojos de los demás brillando con su voz, con sus historias, con su sonido y su propio sueño repleto de canciones que ha consolidado en dos hermosos discos: Primer Acto y Caótica Belleza. Su primer paso se llamó “No te metas a mi Facebook” y aunque no refleja fielmente su sentir estético y poético, se convirtió en un fenómeno viral en todo el mundo.

Esta es la esencia de un personaje que siempre viste bien, que mide 1.80, que monta bicicleta y juega tenis. Su nombre: Esteban Mateus Williamson, así lo conozcan como Esteman, un personaje que ríe con facilidad, que aprendió a bailar por su familia y que por fortuna, está haciendo el sueño de su vida con la música.

– A ver Esteban, siga el ritmo de esta canción -Decía su abuela, mientras lo tomaba por las manos y lo hacía mover, así el niño no diferenciara ni el tipo de música que escuchaba. Y luego, a través de los años vio bailar a su papá, su mamá y a sus abuelos que eran unos expertos y enamorados del tango.

La primera canción que le abrió el mundo y le voló la cabeza, fue Scarborough Fair de Simon And Garfunkel, una pieza que acompañaba a la familia en los largos viajes de carretera cuando aún era un niño. Esta canción aún está pegada al lado izquierdo de su pecho.

Todas estas historias de baile y música, configuran un sueño de vida llamado Esteman, quizá una de las propuestas sonoras con más proyección a nivel continental. La banda, la imagen, el concepto y el sonido en vivo son cuidados con el rigor de quien quiere ofrecerle a su público algo realmente bueno.

Siempre que lo veo en un escenario cantando sus canciones, pienso en la figura del gran Michael Jackson, y aunque las comparaciones son arriesgadas, atrevidas y para muchos odiosas, me es imposible no pensarlo. La música, las coreografías, los colores, el atuendo… ¿El Michael Jackson latino? Sonríe, me agradece y me responde que no. Aunque acepta que la comparación lo halaga.

Esteman es un músico al que no le da miedo atreverse a explorar, a ofrecer experiencias en sus conciertos y a reinterpretar los sonidos con los que creció. Ha compartido estudio de grabación y escenarios con grandes como Carla Morrison, Andrea Echeverri, Natalia Lafourcade, Monsieur Periné, Li Saumet, y a pesar de esto, su sueño con el arte, va más allá de vivir de la música, para él, consiste en lograr que la gente haga propias sus canciones.

Su camino apenas empieza, las grandes cosas apenas vienen, y él, con calma, sigue diciendo que lo único que quiere es bailar y cantar para toda la vida.

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