Por Diego Londoño
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La mayoría de edad llegó para el festival de entrada libre más grande de Latinoamérica. Son muchas las bandas que han pasado por estos dieciocho años de Rock al Parque, un festival que ha demostrado que se puede ser tan rockero, punkero o metalero, sin una sola guitarra eléctrica.
Se llegó el tercer día de convivencia con el rock. El cansancio en el cuerpo y sobre todo en los pies se hacía evidente; era un día largo, sin embargo ninguno de los que asistimos al festival queríamos despedirnos del ambiente y de la emoción de sentir el bombo en el pecho y corazón.
El último día de festival fue una de las jornadas de más asistencia, los rockeros de Bogotá, Medellín, Cali, Manizales y otro manojo de ciudades asistieron para seguir celebrando los dieciocho años de festival y presenciar su cierre, y regresar así con más antojo el próximo año.
El movimiento en el parque Simón Bolívar era intenso: el público caminando de un escenario a otro, el poco silencio, el humo, las requisas, las pruebas de sonido, las ventas, los baños, el ruido, el frio, el pogo y cabeceo, más bandas. La música.
Mientras todo esto pasaba a nuestras espaldas y también en nuestra frente, sonaba limpia y claramente Ciegos Sordo Mudos en el escenario Plaza. Su sonido es contundente, se les notó la cancha de años de tocar, tocar y tocar. La geste escuchaba su presentación con atención, mientras ellos interpretaban canciones de su disco En Paz y otras tantas de su nueva producción. Ellos siguen siendo sencillos en su música, no pretenden impresionar y eso los hace grandes.
Desde Medellín viajaron cuatro personajes que desde los años 90, influenciaron a toda una generación rock, o al llamado “alternativo”. Juanita Dientes Verdes, grande como siempre, poderosa, mística y difícil de olvidar, hizo presencia en Bogotá luego de una ausencia larga en los escenarios musicales. Ellos siguen metidos en la película de la puesta en escena, del teatro en vivo, de las pintas y eso hace su show grande, profesional. Además, se le suma que no solo regresaron a interpretar clásicos como aeiou, sino a dar la cara con un nuevo disco.
En el otro extremo, de distancia y musical, estaba ya sonando Colectro. Quienes a punta de garabato, cumbia y música folclórica del pacifico y caribe colombiano, pusieron a bailar a rockeros; ellos respondían a esa acción con la repetida frase “el rock es una actitud”. Los sonidos guapachosos, discotequeros tomaban intenciones rockeras con guitarras distorsionadas, la gente respondía pero el grupo se hizo monótono.
En una reverberación sostenida se escuchó un “Ya era hora” en el escenario Bio, mientras sonaban los primeros acordes de lo que sería el enérgico show de Siniestro Total. El rock and roll, básico, crudo y lleno de melodías de saxofón penetró en las cabezas de quienes no dejaron de saltar y corear. Es una banda con show, con actitud, con buen trabajo vocal y con energía para no parar de tocar.
A pocos pasos, se sentía ya la fiesta que culminaría la edición número dieciocho del festival Rock Al Parque. La banda de más culto y tradición para los rockeros capitalinos tocaba y también seguía la ruta del relevo generacional que empezó hace 20 años; ahora ellos anunciaban su renuncia a este festival que los ha visto crecer. ¿El motivo? dejar participar a las bandas nuevas. Su música se mantiene vigente en el tiempo. Siguen siendo los consentidos de la casa, ahora ellos estaban abriéndole a un grande del rock en habla hispana.
Los preparativos para Charly García se notaron de inmediato. Todo el equipo de Rodie Colombia, se desplazó, corrió, movió, organizó y limpió. Charly García, el papá del rock argentino entraría al escenario acompañado por las palmas, los gritos de la gente y por una banda de nueve músicos, quienes se han hecho llamar The Prostitution. Zorrito Von Quitiero, Ferndando Salamea, Rosario Ortega, entre muchos otros hacían parte de este cartel de buenos músicos.
Charly García no era el mismo de Sui Generis, ahora era un tipo lento, pasivo y débil. No solo debían ayudarlo a caminar, también pantallas led le recordaban cada una de las letras de sus canciones; sin embargo su sonido no cambió, sigue siendo uno de los rockeros más grandes de este continente; sus canciones entraban directo al recuerdo, al corazón. 21 canciones, visuales, historia y buenos músicos fue lo que caracterizó el cierre de Charly en Rock al Parque.
Un concierto inolvidable, para otros muy criticable. Cada cual lo vivió diferente y lo juzga de la misma manera. Al fin y al cabo, era un concierto para no perderse, por lo que significaba para la historia del rock en español, para rock al parque y también posiblemente, porque no volveremos a ver a Charly en vivo.
Él respetuosamente se dirigió al público, la gente lo aplaudió, hizo la venia con sus nueve aliados y despidió el festival que convocó en un fin de semana a más de 250 mil personas en el Parque Simón Bolívar de la ciudad de Bogotá.