Así es una noche en un glamping

0 Glamping Bubble Sky

Debo confesar que desde hace meses tenía la inmensa curiosidad de conocer un glamping, ese tipo de alojamiento novedoso del que muchos hablan.

Así que busqué en las plataformas de reserva online, encontré 22 en Antioquia y decidí pasar una noche en uno de los que aparecía con mejor calificación por parte de los usuarios. El que visité se llama Bubble Sky pero hay otros igualmente bien calificados y con servicios similares.

Llegué fácil, está ubicado a solo 45 minutos de Medellín en la vía a La Ceja. Todo el recorrido en carretera pavimentada. La primera sensación es la de estar en una reserva natural, no se veían las cabañas. La hora del check in es a la 1:00 de la tarde.

1 Recepcion glamping Bubble Sky

La recepción es pequeña y bonita. Primero pasé por un control de bioseguridad mucho más exigente que el de cualquier otro lugar y me registré. Una persona del glamping cargó mi equipaje y me invitó a seguir por un sendero rumbo a la burbuja asignada. Yo solo llevé el morral con la cámara de fotos.

2 Sendero glamping Bubble Sky

Crucé una puerta de la cual colgaban una especie de bambalinas de bambú. Luego encontraría otra puerta igual al ingreso de la burbuja, por supuesto sin llaves. Caminamos unos 3 minutos por entre un hermoso bosque. Me impactó el silencio. Solo se escuchaban algunos pájaros.

Este es un tipo de alojamiento recomendado principalmente para parejas. Algunos lo usan para momentos especiales como proponer matrimonio, y en ese caso las argollas bajan del cielo en un dron, o para celebrar aniversarios o fechas especiales. Sin embargo, también hay alternativas para grupos familiares, que pueden disfrutar de villas que son como fincas muy completas en las que hay varias habitaciones.

3 Deck glamping Bubble Sky

Finalmente, encontramos la segunda puerta con un timbre y me pareció curioso. Ahí recibí un radio y me explicaron cómo usarlo. El compromiso del personal del glamping es que solo se acercan cuando son llamados por el radio y al llegar se anuncian con el timbre.

Observé el lugar. A la izquierda el baño, a la derecha un columpio y un jacuzzi con agua caliente al aire libre. Un poco más atrás un asadero y una malla catamarán en la que uno se puede acostar y tener la sensación de estar a más de 10 metros de altura. Y al fondo, una burbuja con un pasillo de entrada y una especie de iglú donde queda la habitación.

4 Ingreso habitacion glamping Bubble Sky

El joven que me acompañaba, uno de los casi 20 trabajadores que pasaron de hacer diferentes actividades en el pueblo a convertirse en anfitriones hoteleros, me advirtió que para ingresar a la habitación hay dos puertas. La primera da acceso al pasillo en el que encontré una nevera bien dotada. “Lo que está en la puerta está incluido, lo demás tiene costo”, me dijo. En la puerta encontré jugos de cajita, agua y algunas otras cosas. También un kit para el desayuno con huevos, chorizos, arepas de queso mantequilla y café. Los artículos que debía pagar en caso de consumir eran básicamente licores. Al lado de la nevera había una caja con cubiertos y servilletas. En otra cajonera diferentes artículos de aseo. Finalmente, vi un paquete de masmelos para calentar por la noche, si uno quiere, en una fogata ubicada afuera, en un lugar muy bien dispuesto para eso. Para encender el fuego llamé por el radio y en 5 minutos vino alguien y se encargó de todo.

Luego estaba la segunda puerta, que es la que da acceso al dormitorio. “Cuando entre o salga debe cerrar una puerta antes de abrir la otra, no vaya a abrir las 2 al mismo tiempo porque se desinfla la burbuja”, me explicó. Me dio risa y pregunté si a alguien le había pasado, además me resultó chistoso que eso pudiera pasar si se va la luz pues el sistema funciona con un equipo que permanentemente está renovando el aire que hay dentro del domo. El joven me dijo que hay una planta de energía para esas emergencias pero demora en prender unos 3 minutos y en ese tiempo se alcanza a desinflar un poco la burbuja. Preferí no abrir las puertas al tiempo durante mi estadía.

5 Habitación glamping Bubble Sky

La habitación me pareció bellísima. La cama es muy amplia y está dotada con una lencería que me hizo sentir muy cómodo. Lo que más me impactó es que me enseñaron a manejar un control del que se maneja la temperatura del colchón. Para el frío de la noche en esa zona del oriente antioqueño fue muy agradable. Vi que tenía barandas en las cuatro esquinas y unas telas en forma de velos como se usaban en las épocas antiguas, creí que era solo un elemento decorativo pero en la noche entendí su importancia. Debía cerrarlas por los lados y en la parte de arriba para evitar que la luz de la mañana me despertara muy temprano pues la habitación no tiene techo.

Sobre la cama encontré batas de baño y una canasta con dulces, galletas, crispetas y barras de cereal. Al lado una silla colgante, un telescopio, un cajón con juegos de mesa y una mesita. No había televisor y eso me gustó. Sí había aire acondicionado pero no lo necesité. La habitación me pareció realmente fantástica.

6 Interior habitacion glamping Bubble Sky

La palabra glamping viene de la combinación de glamour y camping, es decir, se trata de vivir la experiencia de acampar pero con muchísimas comodidades. El concepto tomó fuerza en Europa hace más de 15 años, especialmente por algunas películas que lo convirtieron en un asunto aspiracional. En Antes de Partir, cinta de 2007, los personajes interpretados por Jack Nicholson y Morgan Freeman incluyen “ir de glamping” en la lista de las cosas que hay que hacer antes de morir; y en Sex and teh City el personaje de Sara Jessika Parker y sus amigas viajan de Nueva York a África y se alojan en un glamping ubicado en el desierto.

Los hay de varios tipos, no todos son tipo burbuja o iglú. Algunos tienen forma de cono y otros parecen una gran tienda de campaña. Lo que diferencia a los glamping de otros formatos es que recrean la sensación de salir de acampar.

7 Zona comida glamping Bubble Sky

La zona para preparar la cena también tiene su encanto. Ahí encontré un asadero amplio que funciona con pipeta de gas y al lado una mesa con 2 sillas. Tiene todos los elementos necesarios para que uno mismo se prepare la comida, como cuando se va de camping, pero para los que no somos muy aficionados a la cocina, hay 2 opciones: llamar por el radio a un joven chef del glamping para que se acerque y prepare la cena o pedir un domicilio a un restaurante cercano.

Quienes quieren cocinar pueden llevar todos los ingredientes o pedir, con un costo extra, unas costillas o unos chorizos para asar.

8 Ducha glamping Bubble Sky

El baño es un espacio especial. La decoración exalta la naturaleza. En la foto se ve a la izquierda el lavamanos en piedra y a la derecha la puerta, que más bien es una cortina de lazos hechos con bambú. La ducha, al aire libre y con forma de regadera, produce una sensación maravillosa. Por supuesto tiene agua caliente.

9 Spa glamping Bubble Sky

La noche fue muy tranquila, la verdad dormí plácidamente. Al otro día, con un costo adicional, tomé el servicio de spa. Fue la mejor idea, la calidez de las personas que me atendieron fue . Hay diferentes opciones de acuerdo al tiempo y a los elementos que se usen.

La verdad es una experiencia muy distinta a cualquier otra y vale la pena. La tarifa por pareja en este glamping es de $ 650.000 en semana y $ 1’050.000 en fin de semana. En ese rango de precios hay varios en Antioquia, con comodidades similares, principalmente en Guatapé, el Alto de las Palmas y Venecia. En Santa Elena también hay varios, incluso allí la oferta es más amplia y es posible encontrar sitios, con servicios mucho más básicos, desde $ 150.000. Me cuentan que próximamente se abrirán nuevas opciones en los municipios de La Unión y San Carlos.

10 Mirador glamping Bubble Sky

En un año tan complejo para la hotelería me alegró saber que este tipo de alojamientos se ha mantenido con una ocupación cercana al 80%. Es un formato que llegó hace unos 5 años a Colombia pero que todavía resulta novedoso para muchas personas y ya se nota una incremento en la repitencia, es decir, para muchas personas no es algo que se hace una sola vez para conocer sino que empieza a ganar seguidores frecuentes.

Ya estuve en un glamping. Fue una experiencia fantástica y la recomiendo, aunque por supuesto, todo depende de los gustos y el presupuesto de cada quien.

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Room office, tendencia que llegó a los hoteles y se mantendrá aún después del covid

Room office Accor 1

De las crisis siempre nacen ideas. Unas tienen corta vida, otras se adaptan y perduran. La idea del servicio “Room office” apenas se está probando, pero sus creadores, de la cadena hotelera Accor, creen que va a tener demanda incluso después de la pandemia. Y ya otros hoteles están ofreciendo el mismo servicio.

Es “una opción para los huéspedes que desean teletrabajar o tener reuniones virtuales”, según indica el comunicado oficial del grupo hotelero, que además explica que son “habitaciones en las que la cama será remplazada por un escritorio y una silla, para ofrecer oficinas privadas, con baño propio, a quienes buscan un espacio silencioso, tranquilo, cómodo y seguro para trabajar, que se complementa con todos los servicios que estén operativos en el hotel”.

Después de leer el boletín de prensa, la curiosidad me animó a hablar con Delfim Pinheiro, Director de Operaciones para los hoteles de marcas medianas y económicas de Accor en Colombia y Ecuador. Lo sentí muy seguro de los beneficios que puede traer este modelo para un segmento de clientes que requiere un espacio cómodo y privado para atender algunas reuniones virtuales.

Inicialmente se acondicionaron 10 habitaciones en el Hotel Ibis Budget Itagüí y el servicio ya se ofrece en los 3 hoteles que Accor tiene abiertos por ahora en el país. En la medida que se sigan reiniciando las operaciones en los demás hoteles de la cadena, se irá habilitando esta opción en cada uno. “Es muy fácil hacerlo, simplemente retiramos la cama y adaptamos la habitación como oficina”, me explicó Pinheiro.

¿Cómo funciona y qué costo tiene?

La habitación de un hotel es un sitio muy cómodo para trabajar, además, el usuario puede haces uso del room service cuando lo necesite.

Room office Accor 2

En el caso del Ibis Budget Itagüí, que fue el primero en abrir, se estableció un horario de 8:00 a.m. a 8:00 p.m. para el servicio de “Room office” y un máximo de 2 personas para atender reuniones. En la medida en que las restricciones de aislamiento se flexibilicen, será posible disponer de otros espacios como salas de reuniones en los hoteles que cuenten con ellas.

El costo de un día de “Room office” es de aproximadamente, el 50% del valor de una noche hotelera, aunque eso varía según el tipo de hotel. El primer experimento se hizo en el Ibis Budget Itagüí, con una tarifa de 48 mil pesos por día, y los resultados hasta ahora han sido muy positivos.

El Diez Hotel Categoría Colombia, ubicado en la zona rosa de El Poblado, también está ofreciendo el servicio de hotel-oficina. En este caso la tarifa es de 120 mil pesos con almuerzo, estación de café y parqueadero incluido. Este hotel ha decidido no retirar la cama para permitir al cliente tomar una siesta. El horario dispuesto en este hotel para quienes quieren tener un día de trabajo allí es de 7:00 a.m. a 5:00 p.m.

¿Este servicio se prestará solo durante la pandemia o cree usted que tendrá demanda después de superada la crisis del covid?, le pregunté a Delfim Pinheiro. “En los hotles Accor lo vamos a mantener, este producto quedará después de que pase la pandemia”, me respondió.

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En Medellín se va a abrir el primer “hotel-cápsula”

Hotel cápsula 2

De este tema hay varias cosas que me llaman la atención. Pero antes de contarles mis sorpresas, es posible que algunos se estén preguntando ¿qué es un hotel-cápsula?

Bueno, digamos que en la mayoría de los hoteles a los huéspedes se les renta una habitación y en muchos hostales se les renta una cama dentro de un salón en el que hay varios camarotes, así que se comparte la habitación. Pues, en este tipo de alojamientos lo que se renta es una cápsula, sí, tal cual como lo leen.

Para hacernos una idea, veamos un par de fotos, es la mejor manera de entender el concepto.

Hotel cápsula 1

(Todas las imágenes: Cortesía de los promotores del proyecto)

Hotel cápsula 3

Ahora bien. Empecé a revisar el tema y encontré 4 asuntos que me sorprendieron:

  1. Los “hoteles-cápsula” son mucho más antiguos de lo que uno podría creer. El primero se abrió en la ciudad de Osaka, en Japón, ¡el 1 de febrero de 1979!
  2. No son exclusivos de Japón. Ya existen en muchos países de Asia, Europa, Norteamérica, e incluso, en Brasil, Argentina, Bolivia y Perú.
  3. ¡Ya existen en Colombia! Y no han cerrado ni siquiera en tiempos de cuarentena por el Covid-19. Hay 2 hoteles tipo cápsula en Bogotá, uno en Chapinero y uno en un sector popular de la capital, pero que tiene buena ocupación debido a que está ubicado a una cuadra del Hospital de Kennedy y eso le genera muchos huéspedes.
  4. Mi mayor sorpresa: Justo en una época en que todos los hoteles están cerrados, a alguien se le ocurrió abrir el primer “hotel-cápsula” de Medellín.

Sin duda, este tema provoca muchas preguntas. Trataré de responderlas:

¿Dónde estará ubicado el nuevo “hotel-cápsula” que pronto abrirá en Medellín? ¿Cómo será?

Ya está definido que será en el barrio Prado Centro. Los promotores van a adecuar una casa amplia en esa zona pero días antes de recibirla se decretó el aislamiento obligatorio y se tuvo que aplazar todo el cronograma. Apenas se pueda hacer la entrega de la casa, comenzarán las obras de remodelación y en el menor tiempo posible el “hotel-cápsula” abrirá sus puertas.

El hotel de Medellín tendrá 30 cápsulas, es decir, capacidad para 30 huéspedes.

¿A quién se le ocurrió abrir “hoteles-cápsulas en Colombia y por qué?

Álvaro Ovalle es un hombre joven que ha vivido en Europa y China. Además, ha tenido la oportunidad de viajar por muchos países. Después de ver cómo funciona este tipo de alojamientos en varias ciudades, decidió abrir un hotel en Bogotá y luego otro, y a través de franquicias está próximo a abrir el de Medellín y uno en Melgar. Cualquiera pensaría que ésta es la peor época para abrir hoteles, pero Álvaro cree que en un año ya deben tener 7 u 8 con la marca Caps Future Rooms en el país.

¿Cómo es dormir en una cápsula?

El espacio resulta mucho más amplio de lo que se puede ver a simple vista. Se trata de un cubículo de 2 metros de largo, 1 metro de ancho y unos 90 centímetros de alto. Las cápsulas van unidas a los lados y en 3 niveles una encima de otra.

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(Imagen: Captura de video)

¿Cómo se sube uno si le toca arriba, en el tercer nivel?

No es difícil. Como las cápsulas están dispuestas para que las personas estén acostadas, no son muy altas. El tercer nivel está a solo 1.70 metros del suelo y para subir el huésped encuentra unos apoya pies en los parales de los lados y unas barandas para agarrarse con las manos.

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(Imagen: Captura de video)

¿No se sienten los ronquidos de los vecinos de cápsula? ¿No hace mucho calor adentro?

El material con el que están fabricadas las cápsulas aísla el ruido casi en un 100%. El único contacto con el pasillo se da por el espacio por el que se ingresa a la cápsula, que es el lado donde quedan los pies. Allí la cápsula se cierra con una puerta plegable de cuero sintético. Con respecto a la temperatura, las habitaciones en las que están ubicadas las cápsulas son climatizadas y adentro no se concentra mucho el calor.

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(Imagen: Captura de video)

¿Dónde guarda uno el equipaje?

Cada cápsula tiene asignado un locker de 1 metro de altura, 40 centímetros de ancho y 40 centímetros de fondo. Por seguridad, el huésped puede usar su propio candado o utilizar uno que le entrega el hotel.

¿Y uno dónde se baña?

Por supuesto, el hotel tiene una zona de baños amplia y muy cómoda. En el locker cada huésped encuentra una toalla.

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(Imagen: Captura de video)

¿Qué otras zonas comunes tiene un “hotel-cápsula”?

El de Medellín tendrá los espacios básicos que tienen muchos alojamientos de este tipo: una sala de televisión con sofás, una zona de video-juegos, una pequeña cafetería y una terraza que funciona como área para fumadores. Otros “hoteles-cápsula” en el mundo cuentan además como un salón de coworking, es decir, una especie de oficina colectiva en la que los huéspedes encuentran escritorios, a veces computadores y conexión a wi-fi.

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(Imagen: Captura de video)

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(Imagen: Captura de video)

¿Cuánto costará una noche en el “hotel-cápsula” que abrirá en Medellín?

Se espera que tenga los mismos precios de los que ya funcionan en Bogotá: $ 25 mil pesos en una cápsula estándar y $ 35.000 en una cápsula VIP. La diferencia está en que la VIP es un poco más amplia y está equipada con una tablet que tiene conexión a internet.

Después de conocer estos detalles, posiblemente todavía tengan dudas, especialmente aquellas personas que sienten angustia en lugares cerrados. Pero la experiencia vale la pena. ¿Se alojaría usted en un “hotel-cápsula”?

Viajar ahora es una disculpa para no ir a una reunión

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Todos los días me llegan boletines de prensa, estudios técnicos y resultados de encuestas que tienen que ver con turismo. Pero esta semana recibí uno que de verdad sorprendió. Y fueron dos las sorpresas.
Y digo que me sorprendí porque, primero, no creí que a nadie se le ocurriera hacer una encuesta para preguntarle a la gente si ha viajado para evitar tener que  ir a una invitación que le da pereza. Y segundo, por enterarme de que de cada 100 españoles que viajan, 18 lo hacen solo para tener una disculpa creíble y no tener que asistir a alguna reunión social.

Encuestaron a 3.000 personas de 6 países: España, Italia, Alemania, Portugal, Francia e Inglaterra. Se les preguntó cuáles eran sus razones para viajar al extranjero en sus vacaciones. Las respuestas más comunes fueron:
1. Tengo ganas de conocer ese país o ciudad (33%)
2. Necesito un descanso del trabajo y del estrés diario (24%)
3. Quiero pasar tiempo con mis seres queridos (19%).

Hasta ahí todo bien. Pero la cuarta motivación más fuerte fue definida como “evitar tener que ir a una reunión familiar, una boda o un acto social”.

Los encuestadores entregaron los resultados por nacionalidades. Los que parecen ser más antipáticos son los españoles. El 18% viaja para no tener que aceptar una invitación y poder decir que no va a ir porque justo en esa fecha estará fuera del país. Los porcentajes realmente son altos:
1. Españoles 18%
2. Italianos 15%
3. Portugueses 14%
4. Alemanes 12%
5. Franceses 10%
6. Británicos 9%

El equipo encuestador se sorprendió con los resultados. Yo, además, me hubiera sorprendido por la sinceridad de la gente. En Colombia seguramente muchos se han inventado viajes para no ir a una reunión familiar, pero nadie lo confesaría.

El caso es que los encuestadores quisieron profundizar un poco más, así que preguntaron cuál era el motivo para no querer ir a esa reunión. Estas fueron las cinco respuestas más comunes:

1. No puedo o no quiero asumir los gastos que me supone asistir.
2. Ese tipo de eventos nunca acaban bien.
3. No soporto a la mayoría de la gente que va a asistir.
4. Quien lo celebra no me cae especialmente bien
5. No conozco a la mayoría de la gente que va.

Cuando finalmente se les preguntó por qué no decían simplemente que no querían, el 60% respondió que decir que ya tenían reservado un viaje al extranjero les parecía una mejor excusa para que no les insistieran mucho.

El estudio lo hizo Jetcost, una compañía que se define como “un buscador que compara los precios ofrecidos por más de 250 agencias de viajes y líneas aéreas para encontrar los mejores precios para cada viaje”. Las cifras y la foto fueron enviadas por la agencia de prensa de Jetcost.

Yo lo que creo es que hay mucho desocupado. El que hizo la encuesta, yo que decidí escribir un artículo sobre este tema y usted que lo está leyendo. Pero bueno, algo aprendimos, ya tenemos disculpa para cuando nos vuelvan a invitar a una reunión o a una fiesta a la que no queramos ir.

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En Cartagena no hay “Sanandrecitos”

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Para los que crecimos en Medellín y en general, en el interior del país, es normal el término “Sanandrecito” para designar un comercio de almacenes pequeños que venden por lo general artículos extranjeros que no se consiguen en los supermercados tradicionales. Y eso se hizo común en la década de 1980 cuando para conseguir una chocolatina Snickers o Milky Way había que ir a San Andrés.

Pues para los costeños la mercancía de Estados Unidos no llegaba por San Andrés, sino por Maicao, declarado Puerto Libre Terrestre desde 1936. Luego llegó la “apertura económica” y se acabó el encanto del comercio de San Andrés y de Maicao. Pero de recuerdo quedaron los “Sanandrecitos” en Medellín y este paseo comercial ubicado en la zona de Bocagrande, en Cartagena.

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Mis tres “bisoñadas” en España

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Por usar desprevenidamente mis expresiones paisas en España, tuve 3 confusiones. Fueron, para seguir con los términos nuestros, 3 bisoñadas.

 

Los hechos que les comparto, con no poca vergüenza, ocurrieron en mi primer viaje a España. Recuerdo que llegué a una especie de cafetería, como muchas que hay en ese país, donde se mezclan el café, los jamones y el vino.

 

Primera bisoñada paisa:

Amablemente me acerqué al mostrador y me dirigí a la persona que atendía con una frase muy paisa: “Buenas tardes, me regala un café con leche por favor”.

La respuesta del español, un tipo bastante gruñón, no podía ser más obvia ni más graciosa: “Aquí no regalamos nada, todo te lo cobramos”.

 

Segunda bisoñada paisa:

Me reí y traté de explicarle, con nuestra clásica amabilidad y entre risas, que era una forma de hablar colombiana, pero que por supuesto yo estaba dispuesto a pagar los 3 euros que anunciaba la carta. Su rostro no dejó salir ni el más mínimo asomo de sonrisa. Así que me apresuré a hacer mi pedido de nuevo y cerrar esa incómoda conversación: “Perfecto, así, que entonces tráigame un cafecito”. Esta vez la respuesta fue menos obvia pero más agresiva: “No tenemos tamaño pequeño, es un pocillo normal. Si quieres te sirvo la mitad del pocillo pero te cobro lo mismo”. Ay Dios, ese vicio nuestro de los diminutivos. Tuve que explicar de nuevo que era un modismo colombiano, pero que el tamaño del pocillo no me importaba.

 

Tercera bisoñada paisa:

La última no fue tanto una bisoñada mía, sino una expresión que me sonó tan extraña que no se las voy a narrar, voy a dejar que la imagen lo explique todo. Me imaginé a qué sabía la curiosa mezcla que a alguien se le había ocurrido, o paisamente dicho, el “casao” que estaba proponiendo. Todo sucedió cuando alguien en la mesa del lado hizo su pedido en voz alta: “Por favor tráeme un tinto con un bocadillo”.

Tinto con bocadillo

 

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El grifo, la playa y la pichanga: expresiones que escuché en Perú

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Hay algunas palabras que para nosotros tienen un significado pero que en otros países quieren decir otras cosas. Les comparto 3 expresiones que me sonaron simpáticas en Perú. Esta es mi historia.

 

Llegué a Lima y allí me estaba esperando un taxista que me había recomendado un amigo. En una conversación de media hora me sorprendió con estas 3 palabras que quiero compartir con ustedes:

 

Expresión 1: El Grifo

En el recorrido me preguntó si me molestaba que se detuviera en “El Grifo”.

¿Qué es el grifo?, me pregunté. ¿Un bar? ¿Una heladería? Para mi es una canilla de agua. Así que pensé que el taxista iba a detenerse a tomar agua en algún tipo de dispensador público. Sin embargo mi primera sorpresa fue que nos detuvimos en una estación de gasolina, de esas que por alguna razón que no conozco, en Colombia conocemos como “bombas”. Ese era el grifo.

Foto grifo (480x360)

 

 

Expresión 2: Una playa

Después de salir del “grifo” Le dije al taxista que quería comprar algo en el centro histórico, pero que lo haría al día siguiente, cuando saliera a caminar por allí, pues suponía que era difícil detenernos con el carro en esa zona. La respuesta me sorprendió de nuevo: “No te preocupes –me dijo-. Lo dejamos en una playa”. No me parecía bien dejar el vehículo en la playa. Me pregunté si la idea era dejarlo orillado al lado de la playa o literalmente montarlo en la arena. Antes de poder controvertir la propuesta llegamos a un parqueadero público, que en Perú son conocidos como “playas” y no pude resistir la tentación de tomar la foto que les comparto abajo.

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Expresión 3: Una pichanguita

La última de las 3 expresiones hizo que me sintiera de verdad incómodo. Al ver el encabezado de este párrafo, ustedes ya se imaginarán lo que pensé cuando el taxista me hizo una particular invitación: “Los domingos siempre me reúno con unos amigos y hacemos una pichanguita. Si quieres te invito este domingo”. ¿Seré muy mal pensado o usted se imaginó lo mismo? Luego el taxista me dijo además que van solo hombres, que esa es la reunión semanal en la que se ven los compañeros del colegio y nadie va acompañado. Eso me puso más nervioso. Y que solo eventualmente alguno lleva a un invitado “especial”. Y ese iba a ser yo. Casi salto del taxi horrorizado, pero en ese momento el amable taxista me aclaró que “pichanguita” es un partido de fútbol callejero, o de canchitas pequeñas. Para tranquilizarme me mostró avisos publicitarios sobre las pichangas o pichanguitas que organizan diferentes empresas y que hasta se llevan a la televisión. Ya sabes, si vas a Perú, no de escandalices si te invitan a una pichanga.

Foto pichanga (300x168) Foto pichanguita

 

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Héctor Mora guarda una colección única de llaveros que se llevaba de los hoteles a donde iba

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Los que tenemos más de 35 años y vivimos en Colombia el último cuarto del siglo XX, sin ninguna duda, sabemos quién es Héctor Mora. Lo que yo no sabía, y creo que muchos desconocen, es que Héctor se llevaba los llaveros de los hoteles que visitaba y con ellos construyó una colección variopinta que hoy luce es su casa: 407 llaveros de hoteles traídos de los 5 continentes.

“La colección se acabó cuando cambiaron las llaves por las tarjetas magnéticas en los hoteles –me dice mientras me enseña su colección-. Al principio coleccioné tarjetas, que traían imágenes de los hoteles, pero luego empezaron a hacerlas con avisos de publicidad o blancas, y se perdió el encanto”.

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Foto: Así se veía Héctor Mora, en 1981, durante su viaje a Isla de Pascua. Su rostro fue uno de los más populares de la televisión colombiana

 

Héctor Mora es un personaje, como pocos, en la historia de la televisión colombiana. Es abogado pero su vida la hizo entre cámaras de televisión. Viajero por vocación recorrió el mundo a su antojo y logró que le pagaran por ello. Acaba de cumplir 73 años y luce más joven que cuando presentaba sus programas Cámara Viajera, Pasaporte al Mundo y El Mundo al Vuelo. Su voz sigue siendo la misma que se nos quedó grabada en la memoria desde los años en que nos enseñaba cada semana una ciudad remota que no alcanzábamos a imaginar, en aquella época en los que vivíamos sin internet y sin televisión por cable.

A medida que me muestra los llaveros me narra historias, muchas con anécdotas divertidas. Dice sin sonrojarse, creo que con orgullo, que todas las llaves logró llevárselas sin permiso de los hoteles. Muchas artimañas utilizó para conseguirlos. La más común era no entregar la llave en recepción al salir en la mañana y reclamar en la tarde la de otra habitación, para quedar con dos y solo devolver una en el momento del check out.

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Foto: Héctor Mora con la llave del Hotel Rossia, donde estuvo alojado en Moscú

Uno de los llaveros que más recuerda es el de un hotel ruso, el Hotel Rossia de Moscú. En Caracol Radio contó un día que había sido difícil robarla por los múltiples controles de seguridad que tenían en ese país. Y con su exquisito sentido del humor, que mantiene intacto, dijo durante la entrevista que “seguramente en estos momentos un recepcionista de ese hotel debe estar en Siberia como castigo por haber dejado perder una llave”. Días después fue contactado por una funcionaria de la diplomacia rusa, que lo había ubicado gracias a un periodista colombiano que vivía en Moscú. La funcionaria, muy seria, le explicó que lo llamaba porque quería informarle, para su tranquilidad, que habían revisado todos los reportes de los organismos de inteligencia y ningún recepcionista había sido enviado a Siberia.

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Foto: Los llaveros de los hoteles hacen parte de una gran colección de objetos traídos de sus muchos viajes, que hacen que su casa parazca un museo de diversas culturas

 

Con Héctor Mora las historias son interminables. Su memoria es prodigiosa, recuerda cada sitio con rigurosa precisión y a cada persona que conoció por su nombre y sus más triviales detalles. Me cuenta que durante los 25 años que dedicó a viajar por todo el mundo realizó un total de 1240 capítulos en 107 países.

Me despido de Héctor. Y me aseguro de tener mi llavero en el bolsillo, aunque no me ha dicho que haya empezado a coleccionar llaveros de las casas de los amigos.

Destinos que eran… y ya no son

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El Top 3 de los destinos a los que todos queríamos ir y a donde ya nadie va.

 

Hay muchos lugares que se van poniendo de moda, ciudades o pueblos que se convierten en destinos muy llamativos… y se llenan de turistas. Pero hoy les voy a hablar de los que van pasando a segundo plano, esos con los que soñábamos hace años y hoy no tenemos en la lista de las opciones para nuestras próximas vacaciones.

 

Es subjetivo, claro, y no quiero ofender a los habitantes de estos lugares ni a los empresarios que siguen trabajando por darle impulso a estos destinos. Lo que digo es que hubo una generación que soñó con un paseo a estos sitios y ahora ni los recuerda. Y esa generación fue la mía. El Top 3 es este:

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Foto: Playas ecuatorianas, tomada de la página de Facebook del Ministerio de Turismo de Ecuador

  1. Viaje en carro a las playas de Ecuador

A finales de los 70 este era el viaje con el que muchos jóvenes soñaban. El atractivo principal eran las playas de Esmeraldas, ciudad ubicada al norte de ese país. Incluso algunos llegaban hasta Manta, tras un viaje de 24 horas desde Medellín. Las carreteras no eran muy buenas, pero se viajaba sin miedo. A mediados de la década de 1980 esa larga travesía dejó de ser una buena alternativa y hoy nadie parece sentirse atraído por ese viaje.

Por si quiere ir: La ruta es Medellín-Cali-Pasto-Ipiales-Tulcán-Esmeraldas. En total de 1407 kilómetros. En gasolina se va a gastar unos 600.000 pesos ida y vuelta (230 dólares). Y en peajes otros 250.000 pesos. Sume los gastos del hotel, alimentación y otras cosas. Si viajan dos personas, durante una semana, calcule unos 5 millones de pesos (1.900 dólares).

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Foto: Ubicada en el archipiélago de Las Perlas, esta isla recibe hoy pocos colombianos. Imagen tomada de la web  de AirPanama

  1. La isla de Contadora

Está ubicada a 40 kilómetros de la ciudad de Panamá. A finales de los 70 y principios de los 80 era un destino muy apetecido por los colombianos, muchos recuerdan que llegó a ser el más deseado para lunas de miel. Se viajaba a Panamá vía Copa y luego en avionetas de no más de 20 pasajeros hasta Contadora. Panamá se fortaleció como destino para los colombianos, pero Contadora en cambio, dejó de ser un referente para los viajeros. Hoy casi nadie la ofrece y son muy pocos los turistas que la incluyen es su plan de viaje.

Por si quiere ir: Un plan a Panamá puede conseguirse desde 800 dólares, aproximadamente, unos dos millones de pesos. Adicionalmente, un paquete saliendo desde Panamá, para pasar 2 días en Contadora con viaje en ferry y un hotel de categoría media, vale alrededor de unos 530.000 pesos (200 dólares). También es posible viajar en avioneta. El tiquete aéreo tiene un costo cercano a los 290 mil pesos (110 dólares).

El Chavo en Acapulco

Foto: Los inolvidables capítulos de El Chavo en Acapulco le dieron un carácter aspiracional a este destino mexicano. Foto tomada de la imagen del televisor

  1. Acapulco

El Top lo encabeza este destino de playa, que hace 30 ó 40 años era el sueño de muchas familias colombianas. Además del trabajo de los agentes de viajes, uno de los motivos que puso de moda a Acapulco fue la emisión de 3 capítulos del Chavo del 8 en el que los habitantes de La Vecindad viajan a ese destino. Los programas se emitieron por primera vez en México en 1977. Muchos soñábamos con la piscina del Hotel Acapulco Continental, hoy llamado Hotel Emporio. Pero con el pasar de los años ir Acapulco dejó de ser el viaje aspiracional para los colombianos y hoy en día Cancún es, con mucha ventaja, el destino de playa número 1 de México.

Por si quiere ir: Un plan de 4 noches 5 días en el Hotel Emporio en acomodación doble puede costar unos 5 millones de pesos por persona (unos 1.900 dólares). Viajando por cuenta propia el tiquete aéreo vale más o menos un millón y medio de pesos (560 dólares), y se pueden conseguir buenos hoteles desde 200 mil pesos por noche (75 dólares).

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San Juan Chamula, el pueblo indígena que cree que la Coca Cola saca las malas energías

Capilla de San Juan

¿Por qué un pueblo indígena podría incluir Coca Cola en sus rituales religiosos? Fui a averiguarlo.

La población de San Juan Chamula está ubicada en México, en el Estado de Chiapas. Alguien me dijo hace unos años que sus habitantes consideran que la Coca Cola era casi que una bebida sagrada. Y prometí ir a verificar si eso esa verdad, pues no había conocido una idea tan contradictoria: indígenas que le rinden culto a la gaseosa que es símbolo del “imperialismo yanqui”.

 

Ruinas San Sebastian

Foto: Ruinas de la Capilla de San Sebastián, en San Juan Chamula. Las campanas fueron “castigadas” y retiradas de la parte alta porque “no fueron capacesde proteger el templo” ante un incendio. Al lado el cementerio del pueblo.

La semana pasada fui a San Juan Chamula. Es un pequeño poblado de unos 60 mil habitantes, en el sur de México, cerca de la frontera con Guatemala. Los chamulas vienen de la etnia Tzotzil, y son herederos de los mayas. Llegué a la plaza principal y allí encontré el templo de San Juan Bautista.

 

Aunque por fuera parece una típica capilla del estilo que trajeron los evangelizadores católicos, en su interior se nota una deliciosa mezcla de lo ancestral indígena con el modelo español. No se permite tomar fotografías en el interior. En internet ví algunas, pero prefiero no compartirlas sin autorización del fotógrafo y sobre todo, sin autorización de los chamulas. Los indígenas tampoco se dejan fotografiar sus caras pues creen, como en muchas otras culturas, que las fotos “les roban el alma”.

Juan en San Juan Chamula

Foto: Este soy yo, con la Capilla de San Juan Bautista a mis espaldas.

Adentro, todo llama la atención. Para empezar, no hay bancas para sentarse mirando al altar, como en cualquier capilla. La gente reza en el piso, que está cubierto de ramas de pino. Por todos lados hay velas. Se siente olor a incienso. Hay pequeños grupos familiares, repartidos por el templo, orando de rodillas y bebiendo de diferentes botellas. El líder de la familia toma “posh”, una bebida ancestral fermentada hecha de destilados de caña y fécula de maíz, a la que le atribuyen el poder de crear un puente entre el mundo material y el espiritual.

 

La capilla está llena de figuras de santos. Muchos. Muchísimos. Aparecen, incluso, el “Sagrado Corazón Mayor” y el “Sagrado Corazón Menor”. (???). Solo falta la imagen del Divino Niño del 20 de julio. Todos los santos tienen, además, un espejo colgado en el cuello. Algunos guías dicen que los indígenas los ponen para que aquellos que se atrevan a fotografiarlos pierdan el alma “por reflejo”. Finalmente llama la atención que en el altar mayor, donde se tienen tres figuras, Jesús se encuentra en uno de los costados, mientras en el centro, elevado por encima de todos, está la imagen de San Juan Bautista, a quien reconocen como el máximo patrono.

 

Nos explican que adentro de la capilla se vive la simbología de los 4 elementos: la tierra, representada por las ramas de pino; el aire, por el incienso; el fuego, por las velas; y el agua, por el posh.

Coca Cola San Juan Chamula

Foto: Esta es la imagen que se ve en las afueras de la capilla… no hay ventas de veladoras ni estampitas de los santos, solo hay vendedores de Coca Cola para los feligreses que van a ingresar a elevar sus oraciones.

 

Finalmente, pude comprobar la incógnita que me llevó hasta aquel lugar. Todas las personas que rezaban, se iban pasando de mano en mano una botella de Coca Cola. La razón es simple. Los indígenas desde hace cientos de años creen que eructar sirve para eliminar las malas energías. Esos sonidos provenientes del estómago son asociados con fuerzas negativas que llevan en su interior y eliminarlos es como liberarse, como limpiarse. Por eso, cuando conocieron la Coca Cola, encontraron una forma de sanar el espíritu. Los publicistas de la multinacional estadounidense seguro nunca lo imaginaron, pero en este pueblo, lejos de los grandes medios de comunicación, la Cola Cola se convirtió, verdaderamente, en la chispa de la vida.

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