¿Por qué un pueblo indígena podría incluir Coca Cola en sus rituales religiosos? Fui a averiguarlo.
La población de San Juan Chamula está ubicada en México, en el Estado de Chiapas. Alguien me dijo hace unos años que sus habitantes consideran que la Coca Cola era casi que una bebida sagrada. Y prometí ir a verificar si eso esa verdad, pues no había conocido una idea tan contradictoria: indígenas que le rinden culto a la gaseosa que es símbolo del “imperialismo yanqui”.
Foto: Ruinas de la Capilla de San Sebastián, en San Juan Chamula. Las campanas fueron “castigadas” y retiradas de la parte alta porque “no fueron capacesde proteger el templo” ante un incendio. Al lado el cementerio del pueblo.
La semana pasada fui a San Juan Chamula. Es un pequeño poblado de unos 60 mil habitantes, en el sur de México, cerca de la frontera con Guatemala. Los chamulas vienen de la etnia Tzotzil, y son herederos de los mayas. Llegué a la plaza principal y allí encontré el templo de San Juan Bautista.
Aunque por fuera parece una típica capilla del estilo que trajeron los evangelizadores católicos, en su interior se nota una deliciosa mezcla de lo ancestral indígena con el modelo español. No se permite tomar fotografías en el interior. En internet ví algunas, pero prefiero no compartirlas sin autorización del fotógrafo y sobre todo, sin autorización de los chamulas. Los indígenas tampoco se dejan fotografiar sus caras pues creen, como en muchas otras culturas, que las fotos “les roban el alma”.
Foto: Este soy yo, con la Capilla de San Juan Bautista a mis espaldas.
Adentro, todo llama la atención. Para empezar, no hay bancas para sentarse mirando al altar, como en cualquier capilla. La gente reza en el piso, que está cubierto de ramas de pino. Por todos lados hay velas. Se siente olor a incienso. Hay pequeños grupos familiares, repartidos por el templo, orando de rodillas y bebiendo de diferentes botellas. El líder de la familia toma “posh”, una bebida ancestral fermentada hecha de destilados de caña y fécula de maíz, a la que le atribuyen el poder de crear un puente entre el mundo material y el espiritual.
La capilla está llena de figuras de santos. Muchos. Muchísimos. Aparecen, incluso, el “Sagrado Corazón Mayor” y el “Sagrado Corazón Menor”. (???). Solo falta la imagen del Divino Niño del 20 de julio. Todos los santos tienen, además, un espejo colgado en el cuello. Algunos guías dicen que los indígenas los ponen para que aquellos que se atrevan a fotografiarlos pierdan el alma “por reflejo”. Finalmente llama la atención que en el altar mayor, donde se tienen tres figuras, Jesús se encuentra en uno de los costados, mientras en el centro, elevado por encima de todos, está la imagen de San Juan Bautista, a quien reconocen como el máximo patrono.
Nos explican que adentro de la capilla se vive la simbología de los 4 elementos: la tierra, representada por las ramas de pino; el aire, por el incienso; el fuego, por las velas; y el agua, por el posh.
Foto: Esta es la imagen que se ve en las afueras de la capilla… no hay ventas de veladoras ni estampitas de los santos, solo hay vendedores de Coca Cola para los feligreses que van a ingresar a elevar sus oraciones.
Finalmente, pude comprobar la incógnita que me llevó hasta aquel lugar. Todas las personas que rezaban, se iban pasando de mano en mano una botella de Coca Cola. La razón es simple. Los indígenas desde hace cientos de años creen que eructar sirve para eliminar las malas energías. Esos sonidos provenientes del estómago son asociados con fuerzas negativas que llevan en su interior y eliminarlos es como liberarse, como limpiarse. Por eso, cuando conocieron la Coca Cola, encontraron una forma de sanar el espíritu. Los publicistas de la multinacional estadounidense seguro nunca lo imaginaron, pero en este pueblo, lejos de los grandes medios de comunicación, la Cola Cola se convirtió, verdaderamente, en la chispa de la vida.
Twitter: @JGBenitez
Facebook: Es hora de viajar
Juan, que especial verte en tus andanzas haciendo patria desde lo que sabes hacer: a veces como solitario llorador de paisajes, a veces como agente de viajes seduciendo a quienes ven en el viaje y en el turismo una forma de desprenderse, aunque sea por un instante, del peso del cuerpo y del espíritu.
Un gran abrazo.
Arnubio.
Mil gracias, Arnubio, la vida siempre nos acerca a aquellos que disfrutan de las mismas formas de ser felices