2013: ¿recesión global?

English translation: 2013: ¿year of global recession?

Traductor: Andrés Fernando Cardona Ramírez.

 

La economía mundial está cerrando uno de los peores lustros de su historia. Desde 2008 no se percibe una tendencia sostenida de recuperación económica. Lo que inició como la debacle del sector inmobiliario en Estados Unidos (la burbuja de las subprime), pasó a ser una crisis del sector financiero en Norteamérica y Europa, hecho que no permitió que el mundo abandonara la recesión que se inició en el último trimestre de 2007. Cinco años después de que el ciclo económico mundial comenzara su fase recesiva, todo indica que seguiremos moviéndonos cuesta abajo.

Para países como Colombia, al igual que otros mercados emergentes de América Latina y el este asiático, los cuales salieron rápidamente de la crisis y han tenido un desempeño satisfactorio en los últimos cuatro años, esta información es relevante porque las señales muestran que el deterioro de la economía de los países industrializados inevitablemente desacelerará a todo el planeta.

Esta es la locomotora que nos empuja hacia una recesión global:

1. Europa no se recupera. La crisis de Grecia, España e Italia y el bajo crecimiento de Francia, se han convertido en la prioridad de las políticas económicas de la Eurozona. En consecuencia, como una orquesta que responde a la batuta de los alemanes, estos países se hallan en un proceso de ajuste que busca reducir el déficit fiscal y el costo del endeudamiento público, para lo cual se reduce el gasto público, con los consabidos efectos recesivos.

 Si bien se expande el discurso heterodoxo que exige que los ajustes se acompañen de políticas comunitarias contracíclicas, como la emisión de eurobonos, para enfrentar al mercado que ha colocado la prima de deuda de estos países en niveles inaceptables, la realidad es que la ortodoxia, liderada por Angela Merkel, sigue ganando el pulso, imponiendo un modelo inflexible de medidas contraccionistas que buscan reducir el déficit a cualquier precio.

2. Estados Unidos no sostiene su recuperación económica.  La economía norteamericana ha enviado algunas señales positivas pero éstas son inestables. Aunque el desempleo ha cedido en este país, y hay indicios de que cada vez menos norteamericanos acuden a la seguridad social para buscar ayuda por cesantía laboral, la confianza de consumidores y de inversionistas no es estable, lo que indica que la recuperación económica no es sólida en el corto plazo.

Ahora, el hecho de que este sea un año electoral y que Obama ya no cuente con mayorías en las dos cámaras (senado y cámara de representantes), conlleva que las medidas estructurales que se deban implementar se aplacen hasta el próximo año. En otras palabras, la economía norteamericana necesita que se aceiten las locomotoras del crecimiento, pero el ambiente político no permite que se tomen medidas inmediatas.

3. La desaceleración de China. El motor del crecimiento mundial, a pesar de la crisis en Europa y Norteamérica, ha sido el coloso asiático. China ha logrado sostener tasas de crecimiento cercanas al 9% durante estos años, lo que, acompañado por una mayor estabilidad de los países latinoamericanos y asiáticos, ha mantenido a flote a la economía del mundo. Pero el combustible se le acaba a los mercados emergentes. No es sostenible un crecimiento global sin la participación de los países que tienen el nivel de ingresos más alto del mundo: las naciones industrializadas.

La economía mundial es un sistema en el cual Europa, Japón y Norteamérica siguen siendo los líderes en el manejo de marcas, innovaciones, diseños de ingeniería y gestión de marketing, pero ahora, las grandes firmas multinacionales han desplegado un “comercio mundial de tareas”, donde se delega a los mercados emergentes la producción de partes y componentes y a China el ensamblaje de bienes industriales. En este proceso, India cumple tareas de servicio, especialmente postventa.  Pero, el mercado chino no crece a la velocidad requerida, en consecuencia, mientras Europa y Norteamérica no se recuperen, la locomotora china tiene que enfriar un pocos sus motores porque no hay suficiente mercado mundial para vender todo lo que se procesa. De no hacerlo, el recalentamiento de su economía sería inevitable.

4. La caída de los precios mundiales de commodities. Muchos países latinoamericanos -Argentina, Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia y Venezuela, principalmente-, han fincado su crecimiento en las exportaciones de materias primas. La creciente y sostenida demanda por parte de China y otros mercados emergentes de commodities, han garantizado un superávit comercial en nuestras economías, el cual se ha convertido en motor para atraer inversiones extranjeras, focalizadas principalmente en el sector minero. Pero, la desaceleración de la economía china inevitablemente enfriará los precios de las materias primas, lo que afectará sensiblemente nuestro crecimiento.

Moraleja: no estábamos blindados en la crisis de 2008, no estamos blindados para la recesión que se avecina y no es posible estar blindados para ninguna otra crisis, porque la economía global es un sistema donde todos nos afectamos recíprocamente. Pero, una política macroeconómica consistente y anticíclica, acompañada de un modelo de desarrollo que reduzca la dependencia de la economía extractiva, incentivando a sectores que sean intensivos en ciencia, tecnología e innovación, y promoviendo la expansión del mercado doméstico, haría de nuestra barca una nave más resistente a las turbulencias del mercado global.  

  

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