Crisis en Irlanda: ¿segunda caída del Muro de Berlín?

Cuando se señalan los tres grandes centros de la economía mundial, se habla de dos países, Estados Unidos y Japón y de un subcontinente: Europa Occidental. Con la creación y evolución del bloque europeo -el cual comenzó siendo Mercado Común para evolucionar en Comunidad Económica hasta llegar a la hoy denominada Unión Europea (UE)-,  se tiende asociar a Europa con un mercado integrado, con políticas e instituciones económicas unificadas.

La UE recoge el 8% de la población mundial pero casi 25% del PIB global. La mayoría de los países de la UE pertenecen a la Zona Euro, o sea que han renunciado a su moneda propia para aceptar el Euro, cediendo su soberanía monetaria a un ente supranacional.

- Zona Euro (16 en azul);
- Estados obligados a incorporarse a la Zona Euro (9 en verde);
- Estado con cláusula de exclusión de la Zona Euro (Gran Bretaña);
- Estados que tienen previsto un referendum para incorporarse a la Zona Euro (Dinamarca),
-  Zonas no pertenecientes a la Unión Europea que utilizan el Euro sin un acuerdo (en morado).
Fuente: Archivo:Euro accession.png

Igualmente, sus integrantes no tienen política comercial propia, ni aduanas. Es por eso que en las negociaciones de la OMC no aparece ningún delegado de los países, sino los Comisarios Europeos, quienes representan a todo el bloque. Esto es muy significativo, ya que a la Ronda de Doha o a cualquier negociación bilateral -léase TLC con Colombia o Chile o México, por ejemplo-, el vocero europeo lleva una sola voz, pero  en representación de 27 naciones.

Sin embargo, últimamente hablamos de la Crisis Griega, la Crisis Española, la Crisis Irlandesa y todo indica que, dentro de pronto, hablaremos de la Crisis Portuguesa. He aquí lo extraño, puesto que nadie habló hace dos años de la recesión en Nueva York o la Crisis de Washington, sino de la crisis de la economía norteamericana. Entonces, ¿por qué no hablamos de la Crisis de la Unión Europea o, al menos, de la Zona Euro?

Si bien, la crisis financiera que se inició en 2007 y la recesión mundial son fenómenos que prueban la interdependencia de las economías del mundo, también hay que reconocer que las crisis suscitadas en Grecia, España y, ahora, Irlanda tienen un denominador común que las diferencia del resto del mundo: son economías que no tienen moneda propia y, por lo tanto, tampoco poseen una política cambiaria. Estas naciones tienen amputada su soberanía monetaria.

Mientras Estados Unidos emite moneda para mantener competitivas sus exportaciones, Beijing aplica una política cambiaria de anclaje, colocando al Yuan a la par del dólar americano y la Banca Central en Brasil incrementa sus compras de dólares y coloca restricciones a los capitales de corto plazo, Grecia, España o Irlanda no tienen instrumentos monetarios para palear la crisis.

Esta limitación no es de poca monta. Sus gobiernos deben recurrir directamente a medidas como reducciones salariales, despidos de empleados públicos y recortes al presupuesto del Estado. Medidas políticamente impopulares que, tradicionalmente, tumban gobiernos. Por lo tanto, estas crisis consecutivas no sólo son problemas monetarios de  países vecinos, sino síntomas de crisis del bloque.

Lo anterior explica que se establezcan planes de rescate desde Bruselas (sede de la UE) para recuperar estas economías. Pero, estos no se deben entender como medidas de solidaridad. Europa no es un país, es un bloque, pero sus integrantes son países “incompletos” y al ingresar a la UE eso es claro: se renuncia a la soberanía a cambio de los beneficios de la integración.

En los momentos difíciles es que se ve realmente si los matrimonios son sólidos. Bueno, entonces, esta “poligamia” europea está viviendo una crisis conyugal y, por lo tanto, ésta se debe resolver en pareja (mejor dicho, en grupo).

Lo que realmente está en juego es la solidez de la Unión Europea. Si los demás países que integran la UE entienden que los problemas de sus vecinos son endógenos al interior de Europa y no exógenos a economías fuertes como Alemania, Francia o Gran Bretaña, la Zona Euro saldrá fortalecida de esta crisis.

Pero si la realidad es que se asume que los problemas son  particularmente de Grecia, España, Irlanda o (pronto) Portugal, entonces, estaremos asistiendo a la segunda caída del Muro de Berlín: el inicio del desmoronamiento de la Zona Euro.

2 comments

  1. Elizabeth Romero   •  

    Interesante reflexión! Ciertamente en las relaciones oficiales no puedes “partir cobijas” convenientemente, pues traerá consecuencias.

    • Giovanny Cardona Montoya Giovanny Cardona Montoya   •     Autor

      La Unión Europea es un modelo para el mundo. Su éxito o fracaso marcará el camino para muchos otros procesos de integración. A pesar de que en Europa hay voces que reclaman volver a los preceptos de los “padres” de la integración que pensaban en una Federación Europea, la verdad es que los logros de este subcontienente en temas comerciales, sectorial y de infraestructura son los más relevantes del mundo. Sin embargo, esta crisis monetaria muestra esa faceta ambigua de país soberano vs. renuncia parcial de soberanía. En la medida que la supranacionalidad recibe funciones que, otrora, pertenecían a Estados soberanos, ésta debe cargar con las responsabilidades que ello implica. Si los países asociados no tienen moneda, entonces, la política monetaria es supranacional.

      Sin embargo, no es fácil separar los temas monetarios de los fiscales o los laborales. Si bien, devaluar es una solución (discutida y discutible) también lo son el recorte de déficit fiscal o el control de salarios, entre otras. Y éstas últimas si son decisiones nacionales, aún.

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