TLC con E-U en el spaguetti bowl del comercio mundial: ¿una oportunidad?, sí; ¿la tierra prometida?, no.

Este martes 15 de mayo de 2012 es “quincena” para los exportadores colombianos, el TLC con Estados Unidos entra en vigencia y con éste, una lista importante de posiciones arancelarias queda exenta indefinidamente de gravámenes para ingresar al mercado norteamericano. Algunos productos serán beneficiados por primera vez mientras otros conservarán la franquicia de la que ya gozaban con el ATPDEA. Pero hoy quiero llamar la atención sobre la verdadera dimensión del TLC para los exportadores, puesto que esta oportunidad ni es Maná caído del cielo, ni equivale al único mercado potencial para nuestras ventas al exterior.

1. El TLC en el spaguetti bowl del regionalismo abierto.

Para empezar debemos entender que el tratado que entra en vigencia este mes de mayo no nos da una preferencia, sino que nos quita una desventaja que teníamos frente a competidores directos que ya gozaban de exenciones en el mercado de Estados Unidos. Antes que los productos colombianos, los de México, Centroamérica, El Caribe, Chile y Perú, habían sido beneficiados con acuerdos comerciales semejantes.

Lograr la apertura del mercado norteamericano básicamente sirve a algunos productores colombianos para que compitan en igualdad de condiciones con exportadores de otras latitudes que ya venden desde hace varios años con franquicia a este mercado. Para otros sectores (textil-confección, por ejemplo) el TLC es el aseguramiento de beneficios aduaneros con los que ya se contaba desde 2001 a través del sistema de preferencias unilaterales ATPA/ATPDEA. La reciprocidad que exige el TLC debe ofrecer mayores garantías para los inversionistas, quienes pueden sentir la tranquilidad de que las franquicias concedidas serán estables y no sujetas al vaivén del debate político en Estados Unidos, como sí sucedía con el ATPDEA.

Pero, el “plato de spaguettis en el que se ha convertido el Regionalismo, lleno de tratados comerciales Norte-Sur y Sur-Sur, implica que entendamos que Colombia tiene intereses presentes y potenciales en otros mercados: somos integrantes de la CAN con importantes compradores en Ecuador, tenemos un G-2 con un creciente mercado en México, hacemos parte de un acuerdo presto a entrar en vigencia, CAN-Mercosur, con un enorme Brasil que consolida el segundo mercado más grande del continente. Adicionalmente, estamos próximos a inaugurar un TLC con la Unión Europea, el cual complementa acuerdos vigentes con Chile y con los países centroamericanos del triángulo norte. Para rematar, las negociaciones con Corea, Japón y próximamente China, amplían posibilidades en el mercado asiático. China es el gran exportador del mundo y eso lo convierte en un enorme y creciente comprador. ¿Qué vamos a venderle al mercado más atractivo de las próximas décadas?

2. ¿Qué vamos a exportar en el marco del TLC y demás acuerdos comerciales?

Este es un punto significativo y crítico. Las exportaciones colombianas, por décadas, han contado con preferencias para ingresar a los mercados más importantes: Estados Unidos y la Unión Europea. Sin embargo, las cifras no han sido las mejores. A pesar de las preferencias del ATPA/ATPDEA y del SGP a productos manufacturados principalmente, Colombia sigue dependiendo de las exportaciones de combustibles y algunos otros commodities que tienen pocas restricciones de importación. Ni la apertura económica (desde 1990), ni las preferencias unilaterales (SGP  y ATPA/ATPDEA) han servido para lograr que la economía colombiana diversifique su potencial exportador.

Las cifras son relevantes, no solamente dependemos de las exportaciones de bienes sin procesar: 70% de nuestras ventas son de café, petróleo, ferroníquel y carbón, siendo el crudo y algunos derivados el 49% del total de las exportaciones, sino que las ventas al extranjero de bienes manufacturados se componen, principalmente, de productos de bajo nivel de complejidad, por lo tanto, poco valor agregado y, en consecuencia, baja cotización en los mercados internacionales. Menos del 2% de  nuestras exportaciones se componen de productos de Alta Tecnología. Y esto no va a cambiar ya que somos un país que no patenta, que no investiga y que invierte poco en ciencia y tecnología (0.3% del PIB) si nos comparamos con países que avanzan como Brasil y Estados Unidos, los cuales dedican 1.4% y 2.8%, respectivamente.

3. A modo de reflexión final:

La importancia que pueda tener el TLC con Estados Unidos para las exportaciones y la inversión dependerá en gran medida de la capacidad de gestión de los empresarios y de la diligencia del gobierno colombiano para subsanar las deficiencias que en materia de infraestructura y legislación se deban abordar para crear unas condiciones que permitan realmente aprovechar las ventajas aduaneras que se crean. Sin embargo, el potencial de ese mercado en el largo plazo, no se podrá aprovechar sino se invierte en calidad en la educación, desarrollo científico y tecnológico, innovación y emprendimiento. Y esta tarea no es del gobierno sino de la articulación Empresa – Estado – Academia. No vamos a patentar, ni a exportar productos de Alta Tecnología en el corto plazo, ese es un hecho; pero si no se toman decisiones ahora, entonces, el TLC será un canto a la bandera porque seguiremos vendiendo café, petróleo, bananos, flores y algunas prendas de vestir.

Los acuerdos firmados y en proceso de negociación, a la par de las cifras, demuestran que Estados Unidos no es nuestro único mercado de interés y que hay regiones a las que se les debe dar igual o mayor importancia: Mercosur, China, México, Ecuador, Unión Europea, Sureste de Asia, etc. No olvidemos que por años nuestro principal comprador de manufacturas fue Venezuela y que, en la última década sólo 10% de las exportaciones a Estados Unidos se beneficiaban del ATPDEA. Así que es posible que en América Latina y otros mercados emergentes -China, India, Suráfrica- se hallen los potenciales compradores para sustituir en el corto plazo al vecino país, en lugar de concentrarnos en un mercado norteamericano más exigente y que en la actualidad apenas trata de salir de  una recesión.

 

3 comments

  1. Julian Felipe Villarreal   •  

    Resulta paradojico que Colombia con el proceso de apertura economica que ha tenido desde el gobierno Gaviria, la participacion en acuerdos regionales como son la CAN y el MERCOSUR hasta ahora se este preocupando por la infraestructura, adecuamiento y educacion de los ciudadanos para la entrada en vigencia del TLC con EEUU. El significado del Valor Agregado en el imago colombiano se relacion estrictamente con impuesto, la participacion masiva por parte de empresarios y microempresarios en el comercio mundial debe de estar presidida por la Educacion, así, la participacion sera inclusiva y benefica para la poblacion en general.

  2. Pingback: El Multilateralismo y el Regionalismo: conferencia en Argentina | La caja registradora

  3. Luis Carlos Mejia Heredia   •  

    Resulta realmente decepcionante para el colectivo colombiano (sociedad, empresarismo, grupos de opinión, academia entre otros) que después de 22 años de apertura del mercado colombiano a la economía global aun sigamos improvisando en materia de alternativa de productos y servicios con valor agregado representativo para la sostenibilidad de exportaciones en mercados diversos como son las representados por los convenios con Centroamérica, Ecuador, China, Europa Chile, Corea del Sur y el suroriente asiático y otros que vendrán con posterioridad
    Todo el anterior panorama nos dice a las claras que no ha habido un decidido y serio compromiso político desde el Gobierno para que nuestro país se pueda integrar realmente con los mercados mundiales con unos índices aceptables en el marco de la productividad de los procesos y la competitividad en costos de nuestros bienes de acuerdo a los estándares exigidos por la competencia global.
    No quiero pensar que toda esta desidia para cambiar la situación de nuestra sociedad, las falsas promesas gubernamentales, los niveles de corrupción en las instancias oficiales, desconfianza en el empresarismo sobre las directrices oficiales, las telarañas administrativas, el tren burocrático para la toma de decisiones, constructos académicos sin eco en la dirigencia, hagan parte de nuestra idiosincrasia. ¿Hasta cuando vamos a seguir improvisando? Porque otros países han salido de la zona de la pobreza y el subdesarrollo cuando hace 40 años o menos estaban en situación peor que la nuestra (Vietnam, Corea del sur, Chile, Hiroshima, Indonesia, etc.)
    Es necesario entonces que haya acuerdos serios y de profundo compromiso en colisión tripartita (Gobierno, Empresa y Academia) con instancias técnicas del gobierno , algo parecido a lo que existe en Japón con plazos determinados y agendas de trabajo que conjunten inversiones publicas y privadas en frentes donde es imperativo mejorar para poder salir del subdesarrollo y cumplir nuestras expectativas sociales : infraestructura integrada, inversión en Ciencia y Tecnología,(subir por lo menos un punto en el PIB), programas Educacionales en todos los frentes, formación universitaria en carreas pragmáticas (ingenierías, biotecnologías, ciencias del mar, direccionamiento empresarial) impulso al emprendimiento, tecnologías que apoyen emprendimiento.
    De no ser así seguiremos dando tumbos en nuestro camino para salir del subdesarrollo y marginalismo social, porque “Si seguimos produciendo cosas de pobres, seguiremos siendo pobres y marginados frente a las oportunidades que ofrece el mundo”
    Economista Luis Carlos Mejía Heredia

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