Revisemos el impacto que tiene una buena cultura corporativa en la implementación de un plan estratégico, los resultados empresariales y la competitividad.
Una cultura organizacional saludable, construida con cuidado y dedicación, potenciará un negocio y sacará lo mejor de cada uno de sus integrantes. Además, una cultura corporativa que sea difícil de replicar o aprender, nos alejará de los competidores y les hará más difícil su trabajo en un un mercado saturado. Sin embargo, lograr esto es una tarea complicada, porque diseñar una cultura e irradiarla a todo la organización es un ejercicio complejo, que requiere tiempo, recursos, disciplina y perseverancia.
La construcción de una buena cultura organizacional le garantiza a las empresas un entorno propicio para el desarrollo y ejecución de la planificación estratégica, y le permite un crecimiento progresivo. Porque de nada sirve tener un plan perfectamente estructurado si la compañía no cuenta con personas que tengan actitudes innatas o reflexivas para poder ejecutarlo. Es decir, que la viabilidad y éxito de una planificación estratégica, en gran medida, depende de la cultura corporativa. Es por esto que se hace obligatorio trabajar primero en la creación de dicha cultura para luego elaborar el plan estratégico y, finalmente, lanzarse a su ejecución de la mano de todos los miembros de la organización.