La Metodología Scrum al servicio de los proyectos digitales

Aprenda como apropiarse de las ventajas de la Metodología Scrum para la creación y ejecución de un proyecto digital.

Project-ManagerUn proyecto digital —desde el más simple hasta el más complejo— se compone de una sumatoria de reflexiones, tareas y evaluaciones en la búsqueda de unos objetivos de negocio. Todos los proyectos, sin importar su fin, deben superar tres etapas: la reflexiva, momento destinado a la planeación, al análisis de los objetivos y las audiencias, a la búsqueda y elección de las rutas y a la confección del cronograma de tareas; la operativa, tiempo usado para ejecutar lo planeado, para la creación de procedimientos, la optimización de las acciones y el depurado de lo operativo, tratando siempre de obtener más con menos, y la evaluativa, que aborda lo métrico y analítico, que mide y valora lo que se obtiene y que saca conclusiones para mejorar.

Diseñar y llevar a cabo un proyecto digital es un proceso complejo que requiere un equipo de trabajo inteligente, que se complemente y colabore, que avance al ritmo de los logros y que no se conforme con nada. Ahora, para triunfar, además de lo anterior, se necesita un método, disciplina y mucha paciencia.
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Las 7 cualidades de los nuevos profesionales del marketing

Los cambiantes entornos digitales y la permanente evolución de la tecnología está obligando a las compañías a replantear el perfil de sus profesionales de marketing y a instaurar una disciplina de educación y desarrollo continuo de habilidades.

nuevo-profesionalLa transformación ha sido rápida y contundente. Hace tres décadas se hablaba con poca claridad de la apropiación digital y las iniciativas promocionales de una organización se fundamentaban en una buena y coherente inversión publicitaria en los medios de mayor audiencia (prensa, revistas e impresos en general, radio, eventos y, para quienes tenían un buen presupuesto, televisión). Los años y el desarrollo empezaron a traer nuevas teorías y, de la mano de estas, nuevas oportunidades para los negocios. Herramientas como el trade marketing (que se ocupa de aumentar la demanda usando el canal de distribución en lugar de atraer al consumidor); el CRM (sigla en inglés para Customer Relationship Management, referida a la administración basada en la relación con los clientes), el servicio al cliente, las activaciones de marca (y todo lo relacionado con el BTL, sigla en inglés para Below the Line, que consiste en emplear formas de comunicación no masivas dirigidas a un segmento específico) y demás actividades innovadoras, comenzaron a aportar en el componente publicitario del mix de marketing.

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El arte de crear planes de negocios que atraigan a los inversionistas

Conozca el proceso correcto para construir un plan de negocio sólido y atractivo, que facilite el emprendimiento y cohesione al equipo de trabajo.

business-plan-imagesEstá cada vez más arraigado —en el colectivo popular— esa incorrecta idealización del emprendedor individual que triunfa con ideas geniales. Esa fantasía que habla de un sorprendente creativo que, con poca lucha, alcanza el éxito y asegura su futuro. Pocos son ajenos a ese cuento de hadas y ven la cruda realidad, esa que nos muestra que el concepto emprender tiene una mayor afinidad con disciplina, trabajo creativo, formación académica, confrontación de ideas, planeación, esfuerzo y trabajo en equipo, que con una epifanía.

El emprendimiento, entonces, es un ejercicio que intenta crear valor; identificando, evaluando y construyendo oportunidades. Una tarea imposible si no se redacta un plan de negocio.

El plan de negocio, por lo tanto, es el trabajo más importante y complejo para cualquier equipo emprendedor. Es por esto que su creación se ha convertido en un tema que atrae mucha atención y que genera especulación y discusión. Lamentablemente, esa concentración de la atención confunde y produce una expansión de la errónea tendencia que asocia los planes de negocio con documentos cargados de números, gráficas y hojas de calculo.

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Las 9 C’s para la construcción de una marca poderosa

Profundice en algunos conceptos elementales que lo ayudarán a concebir, crear y gestionar marcas con futuro.

Branding-101Vivimos en un escenario desafiante y voraz para las organizaciones y profesionales que se quieran destacar; un presente económico despiadado y cruel para aquellos que no se esfuerzan por sobresalir.

Este mundo —en el que nos tocó vivir— nos obliga a crear y gestionar con eficiencia una marca, desde una personal hasta una gran marca corporativa. Porque, los consumidores actuales quieren hacer negocios con marcas —personas, productos o servicios— reconocidas, respetables y con credibilidad, que sean coherentes, consistentes en valores y que cumplan lo que prometen.

Crear una marca poderosa es una de las tareas más importantes para los profesionales del marketing y para los directivos de compañías. Su desarrollo —conocido en inglés como branding— es crucial para las empresas porque es la base que permite que los clientes y consumidores reconozcan los productos o servicios. Pero lograr una marca destacada va más allá de encontrar un nombre sonoro o diseñar un logotipo atractivo; es un proceso que compromete todo lo que se hace en una organización: la logística, la comunicación, el servicio al cliente, la calidad, la garantía y muchas otras cosas que tienen relación directa o indirecta con la comercialización de productos o servicios.
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Las 10 características que tienen los grandes estrategas empresariales

Presentamos los rasgos personales que todos estrategas deben potenciar para alcanzar el éxito en su tarea como líder corporativo.

ajedrezDentro de una empresa, el papel del estratega es de suma importancia para orientar y garantizar un destino acertado y para la supervivencia de la misma en el tiempo, pero son muchas las veces que este rol se mal interpreta —tanto por quien es elegido para desempeñarlo como por quien es el encargado de asignarlo—.

Los estrategas corporativos son líderes visionarios que producen, detectan y administran las ideas, que trazan el rumbo, que crean valor, que diseñan planes y que monitorizan su ejecución, que protegen la empresa y que, con cada decisión, confeccionan el futuro de la empresa.

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Las características de la organización que potencian una estrategia digital

Asimile las características que deben incorporar los negocios que quieran obtener excelentes resultados comerciales y de comunicación en los entornos digitales.

La creación de una estrategia digital es un proceso complejo y metódico que desemboca en la elaboración de un modelo para estructurar el pensamiento de la empresa y documentar el plan de actividades y tareas digitales, ajustándose con precisión a los recursos disponibles dentro de la compañía. Pero este proceso de construcción de la estrategia digital, además de desarrollarse bajo unos parámetros preestablecidos, debe ambientarse y concatenarse con algunas características corporativas que produzcan un ecosistema apto, en el cual sea posible la ejecución y el crecimiento de lo planeado. Si una organización no se adecua a las nuevas realidades e integra algunos patrones de comportamiento, por más que planee y estructure, no logrará buenos resultados digitales.

Esta claro que una estrategia digital estará correctamente construida cuando los objetivos pretendidos empiecen a guiar las decisiones y el accionar en el mundo digital, cuando se persigan metas puntuales y, en consecuencia, usuarios concretos. ¿Cuál es el beneficio de esta metodológica creación? Que el fruto de una estrategia digital, bien formulada, marcará las diferencias entre dos negocios que intenten apropiarse de la tecnología para atacar los mercados —porque todas las empresas tienen acceso a las herramientas pero no todas diseñan planes—. Ahora, si a esa preparación del plan de acción se le suman algunas característica, como las que enumeraremos a continuación, las compañías se ubicarán en una posición privilegiada para enfrentar los nuevos retos en la competencia por obtener logros digitales:

1. Investigación

La orientación hacia la obtención de nuevos conocimientos, y su aplicación para la solución de problemas, es una particularidad indispensable en la construcción y ejecución de una estrategia digital. Esta investigación debe ser vista como una exploración permanente de los mercados, de los competidores, de las herramientas tecnológicas y de la audiencia como insumo básico para el enriquecimiento de los lineamientos dentro de los entornos digitales.

2. Experimentación

Este comportamiento viene de la mano con la investigación. La experimentación es un método común que habilita a las organizaciones a probar, optimizar, aprender y cambiar el rumbo cada que sea necesario. La posibilidad de probar o ensayar cosas, como modelo de acción en el mundo digital, convierte a los negocios en verdaderas fábricas de ideas e innovación (una característica difícil de igualar para los competidores).

3. Asunción de riesgos

El temor al fracaso es algo que se ha grabado profundamente en las empresas. Fallar es malo, es una frase que no se dice de forma explicita en las compañías pero que siempre está presente en la mente de los equipos de trabajo. Esta es una realidad que debe cambiar, las estrategias digitales deben permitir que las personas asuman riesgos calculados y, si es necesario, fallen sin temores. Los directivos deben aceptar aquellos riesgos de los que se pueda aprender algo (aún cuando se pierda tiempo o recursos). La experimentación, seguramente, traerá consigo errores; pero no todos los errores tienen que ser malos, pueden ser la consecuencia de hacer algo nuevo. Quienes se arriesgan, ganan.

4. Diversificación

Uno de los peligros que se debe eludir en una estrategia digital es la excesiva concentración táctica. Es frecuente encontrarse con estrategias digitales centradas en pocas acciones o plataformas, lo cual generará una enorme dependencia. Aceptemos que algunas acciones son divertidas y otras no tanto, o que muchas entregan resultados en el corto plazo y otras necesitan más tiempo y esfuerzo, pero estas no pueden ser razones para concentrar, en pocos lugares, todos los esfuerzos digitales. Las buenas estrategias digitales no se construyen sobre una sola táctica, las buenas estrategias digitales son recursivas y tienen una creativa diversificación de tácticas.

5. Perseverancia

La mayoría de las estrategias digitales, tal como lo hemos dicho en reiteradas ocaciones, son proyectos para el largo plazo; por ende, desistir pronto de alguna actividad, por una falta evidente de beneficios, podría ser un error costoso. Una de las características más importantes que se debe interiorizar en la ejecución de una estrategia digital es la persistencia. Un esfuerzo pensado, constante y milimétricamente controlado conducirá a la consecución de los objetivos pretendidos.

6. Evaluación

La revisión es una disciplina que busca calcular el valor de algo a lo que se le está invirtiendo recursos. Esta inclinación por la incesante valoración de los logros obtenidos y los aprendizajes adquiridos es una particularidad crítica dentro de la estrategia digital. Estimar lo que se obtiene, y ponerlo a consideración del equipo, lleva a la organización a una estructura de pensamiento crítico y a una toma consciente de decisiones, soportándose en los datos y en la información.

7. Optimización

Cuando hablamos de optimizar, en los entornos digitales, nos referimos al proceso mediante el cual se modifica un sistema o una tarea para mejorar su eficiencia y el uso de los recursos disponibles. La optimización, dentro de la estrategia digital, es la función que asegurará su evaluación continua. Esta característica, además, garantiza alcanzar, cada vez con mayor eficacia y con menor esfuerzo, los resultados pretendidos.

8. Evangelización

Para terminar, la evangelización —palabra prestada de la religión para describir que una estrategia digital debe ser predicada con persistencia— por parte de los líderes y por cada uno de los miembros de una empresa debe ser algo permanente. La masificación y el aumento de visibilidad de la estrategia digital es una responsabilidad colectiva.

Cuando una estrategia digital se expresa con precisión, esta debe desembocar en el planteamiento de acciones específicas para problemas y objetivos puntuales. De ella también derivará un cronograma detallado de tareas y actividades que llevarán a la compañía a una satisfactoria inmersión y al aprovechamiento de los entornos digitales. Esta minuciosa planeación, sumada a las características anteriormente descritas y a una eficiencia operativa sobresaliente dará ventajas competitivas muy poderosas.

La conclusión de todo esto es que el éxito en los escenarios digitales no esta atado al uso o selección de herramientas tecnológicas sino al desarrollo de estrategias claras y coherentes y a la interiorización de algunas particularidades que nos ubiquen en el rumbo acertado.

¿Cómo transformar una organización del siglo pasado en una empresa digital?

Identifique los elementos, decisiones y acciones prioritarias para llevar las compañías a una nueva forma de actuar y pensar, que las acerquen al comportamiento fluido de las organizaciones nacidas en la Era Digital.

Comencemos por definir, ¿qué es una empresa digital? Una empresa digital es aquella que ha conseguido interiorizar la tecnología, apropiándose de ella no como una simple herramienta sino como una forma de pensar y actuar.

La mayoría de las grandes organizaciones en la actualidad fueron construidas en el siglo pasado (excluyendo Facebook, hasta los gigantes digitales no pertenecen a este siglo); esto es inocultable. Pero esta realidad no debe ser vista como una desventaja sino como un desafío; las empresas que quieran seguir al frente estarán forzadas a reinventarse, desde lo organizativo, pasando por los procesos, revisando su relación con el entorno y terminando en los manejos gerenciales y la toma de decisiones.

Han sido pocas las que han logrado dar el salto hacia la transformación digital, y las que lo lograron están recibiendo enormes beneficios.

¿Cómo convertirse en una empresa digital?

Antes de iniciar con el proceso de inmersión digital es importante que las organizaciones admitan algunas realidades (para no caer en la trampa de las falsas expectativas): Los entornos digitales no son lugares mágicos donde todo funciona perfectamente y en los que, con poco tiempo y esfuerzo, se obtienen excelentes resultados. Lo mágico solo sucede cuando las empresas se transforman honestamente y comienzan a usar lo digital para su beneficio.

Dicho esto, la prioridad de los líderes —y su batalla inicial— es combatir la resistencia al cambio.

Resulta ilógico pensar que el cambio producido por la tecnología se pueda evitar o, peor, no afectará una empresa o sector en particular. Una vez asumido esto, el directivo debe comprometerse con el cambio y evangelizar a toda la organización sobre los riesgos y beneficios del proceso de transformación hacia lo digital; para luego iniciar el proceso de cambio cuestionando y revisando, literalmente, todo.

La estrategia corporativa, el organigrama, las personas, los procesos, la comunicación interna y externa, los productos o servicios, las formas de evaluación para la toma de decisiones, el entendimiento y la anticipación de las tendencias, la inversión en innovación, el marketing, etc., deben ser repensados desde la nueva óptica digital. Cualquier rincón sin revisión podría estropear o frenar la transformación. Ahora, revisión no es sinónimo de cambio; cuando hablamos de evaluar todo no significa cambiar todo, sino mirarlo desde una nueva perspectiva para intentar mejorarlo y adaptarlo a la nueva forma de pensar.

¿Por qué las empresas deben orientarse hacia lo digital?

Porque el gobierno de la tecnología en el mundo empresarial apenas está comenzando y si no se acelera la transición el costo, en competitividad y penetración de mercado, será elevado. Es un hecho comprobado, en el mundo digital las empresas que toman acciones primero, tienen la ventaja.

¿Qué necesitan las empresas para acelerar el proceso de transformación?

Para avanzar hacia lo digital se requiere algo más que presupuesto. Las organizaciones deben invertir en conocimiento, luego exigir dedicación y disciplina a los equipos y motivar la experimentación. La conversión digital es un proceso paulatino, pero decidido, en el que una idea o proyecto puede ser el punto de partida para el cambio.

El mundo necesita hoy menos fábricas y más organizaciones que fomenten el trabajo colaborativo para enfrentar los retos y oportunidades, que le huyan a las jerarquías, que estimulen la participación, que escuchen y que forjen relaciones estrechas con quienes interactúan (clientes, proveedores, empleados, etc.). Hoy necesitamos empresas digitales, con estructuras flexibles y fácilmente adaptables, que tejan redes a su alrededor y que promuevan la innovación.

El mundo empresarial quiere más organizaciones y líderes que se comporten como startup o emprendedores, que nunca pierdan el ímpetu, que valoren el trabajo en equipo más que cualquier cosa y que propicien los escenarios para que las ideas fluyan con creatividad, coherencia, convicción y cooperación.

Los nuevos mercados están obligando a las empresas a evitar la improvisación.
Las organizaciones digitales son aquellas que estudian, encuentran el camino correcto y, finalmente, establecen un plan de trabajo. Las nuevas compañías entienden que su mejor inversión es conocer profundamente su interior y exterior, responden con estrategias y no con políticas, no piensan en lo que quieren hacer sino en lo que deben hacer y no se preguntan que puede hacer lo digital por ellas sino que pueden ellas hacer para apropiarse de lo digital.

¿Qué impacto ha tenido el mundo digital en su empresa?

Si la respuesta es «ninguno», algo está haciendo mal.

Imagen diseñada por Freepik.

Los 15 rasgos comunes en los grandes emprendedores

Repase las características personales y de relacionamiento que se repiten en los emprendedores que alcanzan el éxito en los negocios.

Emprender es una de las tareas más exigentes en la actualidad; pues obliga —para obtener frutos— tener una enorme dedicación, conocimientos, habilidades y una particular combinación de características personales.

Independientemente de la definición individual de éxito, vale la pena reflexionar sobre algunos atributos que son recurrentes en los empresarios que logran triunfar con una startup; advirtiendo que no se requiere tener todas las características que describiremos para alcanzar buenos resultados. El objetivo de esta recopilación es crear consciencia sobre la repercusión de cada una para motivar su desarrollo, ya que haciendo esto usted se pondrá en el camino correcto. La mayoría de los rasgos se pueden perfeccionar con la práctica o fomentando una actitud ganadora y estableciendo planes de trabajo y metas clara.

Para sobresalir, los emprendedores necesitan entrenamiento, práctica, sentido común y constancia. En esta publicación compartimos algunos de los más significativos y necesarios para establecer, operar y hacer crecer un proyecto de negocio (no se presentan en orden de importancia):

1. Invierten en ellos

Los empresarios que triunfan se entrenan y preparan a través de la lectura y la participación en eventos académicos de forma permanente. Cualquier recurso destinado al conocimiento o relacionamiento debe ser visto, por parte del emprendedor, como una inversión a futuro que abrirá puertas y afinará el olfato en la detección de oportunidades. Los grandes líderes asisten a seminarios, talleres y cursos de formación, y lo hacen porque saben que la educación es un proceso continuo que trae beneficios en el mediano o largo plazo.

2. Fomentan el orden

Organizar va más allá de crear un sistema para la administración de carpetas y archivos de un computador o la clasificación de documentos y tareas. El orden es una actitud para gestionar; que tiene que ver con la creación de procedimientos y procesos para cada una de las actividades asociadas a un proyecto. Reuniones de tráfico, cronogramas de trabajo, listados de tareas pendientes, etc. son algunas de las herramientas que más aportan al orden individual y colectivo.

3. Hacen lo que les gusta y lo hacen en serio

Emprender es una gran aventura por muchas razones, quizás la primordial es la satisfacción personal producto del beneficio económico y la obtención de estabilidad haciendo algo que se goza y con lo que se tiene un compromiso emocional. Esa responsabilidad debe ser visible desde dos ángulos: el disfrutar lo que se hace y el hacerlo con entera dedicación. Es que no es buena idea trabajar en algo con lo que no exista un vínculo profundo (si lo que se construye no apasiona, las probabilidades de éxito serán pequeñas) o con un grado de responsabilidad e involucramiento absoluto en el proyecto (a tiempo completo).

4. Se toman tiempo libre

El control del tiempo es una de las tareas que más reta a los emprendedores. El tiempo asignado al trabajo y el destinado para descansar debe estar planeado para evitar el exceso en alguno de los dos. Son frecuentes los casos en los que los propietarios se dejan absorber por el proyecto o se pasan en las horas destinadas al ocio. Crear un horario e intentar seguirlo es algo que lo ayudará a elevar la calidad del tiempo invertido a cada actividad.

5. Dominan el arte de negociar

Negociar con eficacia es, sin duda, una habilidad que todos los líderes de negocio deben controlar. Esta es una destreza esencial en el mundo empresarial y su importancia se enfatiza a la hora de emprender. Dominar el arte de la negociación significa que las capacidades están afinadas para encontrar escenarios de beneficio mutuo (entre usted y la persona con quien intenta negociar). El buscar acuerdos convenientes para ambas partes garantizará la construcción de relaciones a largo plazo y negocios rentables para los clientes y proveedores.

6. Protegen la reputación

La reputación es el activo más valioso del emprendedor. Es el punto de partida para la confianza y, por ende, para la prosperidad del proyecto. La reputación es el reflejo de un trabajo disciplinado, del cumplimiento de las promesas y de la diligencia como individuo y como organización. El cuidado de la consistencia entre lo que se ofrece y lo que se entrega, de los tiempos y de las actividades es la base para la construcción de la reputación.

7. Se apropian de la tecnología y la ponen al servicio del proyecto

Un emprendedor astuto debe evitar ser atrapado en exceso por las nuevas tecnologías. El objetivo de cada líder es encontrar la forma y el correcto equilibrio para sacar ventajas corporativas usando los adelantos tecnológicos. Es recurrente que los empresarios asuman posiciones extremistas: entregarse completamente a la nueva tecnología (involucrándola en todos los procesos) o alejarse del todo. Ambos son malos. La cabeza del proyecto necesita entender la tecnología y encontrar cual le aportará.

8. Diseñan excelentes espacios de trabajo

Planear con atención y cuidado el diseño de la oficina y de cada espacio de trabajo garantiza el rendimiento y la productividad del equipo. La atención a los detalles permitirá evitar el ruido, la falta de iluminación y las temperaturas extremas, lo que ayudará a que las personas se sientan cómodas y obtengan mejores resultados.

9. Confeccionan equipos exitosos

Es realmente difícil construir un negocio que triunfe sin la ayuda de otras personas. Emprender es un ejercicio que requiere la conformación de un grupo comprometido con el proyecto y su éxito. Un equipo de negocios bien confeccionado es un colectivo interdisciplinario de personas capaces de crear a partir de la colaboración, de complementarse para encontrar soluciones y resultados, de ejecutar un plan de negocios y de entregarse a la misión y visión de la idea.

10. Tienen la planeación en el ADN

Los emprendedores entienden la necesidad de planear cada aspecto y proceso del proyecto empresarial. La estructuración de procedimientos y cronogramas genera hábitos de trabajo para los equipos y acercan a las startup a los resultados. La planeación es crítica porque obliga a analizar, investigar y documentar cada situación de negocio y a sacar conclusiones basadas —principalmente— en hechos.

11. Ubican al cliente en el centro de la estrategia

Emprender no se simplifica a crear productos o servicios para luego salir a venderlos. Quienes tienen esta forma de pensar más que emprendedores son vendedores. Emprender es entender el mercado y sus necesidades para diseñar soluciones que sean comercialmente viables, sostenibles y escalables. Debido a esto, quienes ubican a los clientes en el centro de la estrategia tienen un diferencial que los hace fuertes frente a los competidores.

12. Se preocupan por crear y perfeccionar la ventaja competitiva

Cada negocio necesita tener una propuesta única de valor, un propósito que marque una diferencia significativa para los clientes. Esto —más que un formalismo estratégico o filosófico— es la esencia de una empresa y la garantía de prosperidad y sostenibilidad en el tiempo. Un emprendedor lo entiende y se esfuerza por pulir y fortalecer la ventaja competitiva. La mejor forma de crear distancias con los competidores y proteger la estabilidad del negocio es siendo consistente en el trabajo de mejoramiento al propósito diferencial.

13. Administran los recursos con inteligencia

Un gran empresario diseña mecanismos que le ayuden a cuidar el presupuesto, las personas y los equipos o herramientas. Descuidar los recursos o no sacarles el mayor de los provechos podría ser el error que saque de la carrera a una startup. Un propietario de negocio con éxito es un administrador prudente del dinero y los equipos, un protector de los miembros del grupo de trabajo y un cuidadoso de los compromisos con los proveedores.

14. Cuestionan la idea

No se puede lograr el éxito si no se tiene una entera confianza en el proyecto que se está construyendo. Los emprendedores son personas críticas que permanentemente atacan la idea de negocio para evaluar su fe en la empresa. Si el empresario no cree en lo que está haciendo, nadie lo hará.

15. Nunca dejan de monitorear

El seguimiento constante de avances y retrocesos es un hábito de los grandes emprendedores. Monitorear, evaluar, documentar y aprender son 4 verbos que cuando se practican, transforman.

Bibliografía

STEPHENSON, James. 25 common characteristics of successful entrepreneurs. Artículo publicado en Entrepreneur.com en marzo de 2009.

Medir, analizar y optimizar: El comportamiento que conduce al éxito en los entornos digitales

Prepárese y eduque a su equipo de trabajo para que enfrente el reto digital de cuantificar y evaluar las acciones comerciales, de marketing, comunicación y servicio a partir de la métrica y la analítica.

¿Por qué es importante medir? Porque midiendo se controla, controlando se dirige y dirigiendo se mejora.

Las compañías exitosas —grandes y pequeñas— están utilizando los datos y su análisis asociado como mecanismo para extraer información crítica que oriente el rumbo de la organización y que sirva para aumentar la satisfacción y el relacionamiento con los clientes. Los directivos empresariales han comprendido que vivimos un nuevo presente competitivo que obliga a mirar los esfuerzos de marketing, comunicación y servicio desde la perspectiva de los indicadores (transformando las matemáticas y la estadística en la base de las decisiones corporativas).

Fundamentados en las métricas, los nuevos líderes han encontrando: caminos eficaces de comercialización, pistas cruciales para estrechar el relacionamiento con las audiencias y mecanismos eficientes para evaluar y optimizar el rendimiento de los —generalmente— escasos recursos de inversión. La analítica, vista correctamente, hace una gran diferencia en las organizaciones; debido a que proporciona entendimiento del impacto de cada acción y facilita el reconocimiento oportuno de los errores, lo cual ofrece una ventaja competitiva difícil de igualar por los competidores.

En la actualidad las corporaciones no pueden darse el lujo de encontrar excusas que las aíslen de esta realidad. Hoy cualquiera dispone de acceso a múltiples fuentes de datos (cuantitativos, cualitativos y competitivos) y tiene a la mano incontables herramientas gratuitas que facilitan su almacenamiento, lectura e interpretación (aislarse o desatender esta oportunidad sería un error imperdonable para cualquier empresario o directivo).

¿Qué se puede medir y qué se está midiendo?

Vamos a poner la métrica en perspectiva: Según recientes estudios se estima que para el 2.024 las empresas contarán con la capacidad de procesar anualmente información digital equivalente a una pila de libros que se extienden más de 4,37 años luz de distancia; eso es un montón de datos para recopilar, analizar y entender. Este escenario obligará a ser selectivo y metódico en la escogencia y clasificación de la información útil y la inútil. Por ende, qué medir, es la pregunta básica que se debe formular —de forma recurrente— cualquier persona involucrada con la toma de decisiones de marketing, comunicación y servicio de las organizaciones.

La intencionalidad del cuestionamiento no debe ser emitir juicios o evaluaciones sobre las capacidades o conocimientos de los responsables sino impulsar la eficiencia en la búsqueda de datos valiosos para la toma de decisiones. En otras palabras, el objetivo es reducir la probabilidad de navegar sin rumbo y naufragar en el océano de información que ofrecen los entornos digitales.

La obtención de la información necesaria y adecuada debe ser la obsesión de los analistas (se busca que los datos sean vistos como recursos o activos valiosos y no como simples indicadores); y en este orden de ideas, las cifras verdaderamente provechosas son las que se enfocan en los comportamientos y no en las cantidades. Comprender, usando análisis cualitativos y cuantitativos, la experiencia del cliente y su conducta, le entregará insumos que enriquecerán sus capacidades de influencia.

Y es que el mundo de los negocios se había acostumbrado a partir de la «fe» para justificar las iniciativas, debido a que los esfuerzos, efectos y alcances de las actividades se evaluaban con estudios estadísticos (en algunos casos confiables y en otros no tanto). Una realidad injusta con quienes invierten tiempo y recursos, pues resulta «fácil» vender acciones de comunicación, marketing y servicio sin la obligación de presentar resultados detallados o cambios corporativos plenamente medibles.

El presente es diferente. Lo esencial hoy, para cualquier profesional, es justificar numéricamente el retorno de cada peso o segundo invertido. Y todos debemos entrar a este escenario, sin temores o dilaciones.

Los datos como herramienta de decisión

Con la aparición de los entornos digitales, la medición se convirtió en la herramienta favorita de quienes quieren acertar en la toma de decisiones y anticipar situaciones. La métrica es el camino correcto al éxito; la ruta que ayuda a encontrar los errores con rapidez y que optimiza las plataformas de contacto con las audiencias. Pero la analítica no se limita a una plataforma de captura y almacenamiento de datos; la analítica tiene más que ver con las personas que interpretan la información (una gran herramienta en manos de un analista sin conocimiento es inútil).

10 expresiones de nuestro lenguaje que deberíamos combatir

Identifique algunos términos, expresiones, palabras y actitudes que debe excluir, con prontitud, de su lenguaje verbal y corporal para lograr el éxito profesional.

Lenguaje es una palabra que proviene del latín lingua, que según Wikipedia se usa para nombrar un sistema de comunicación estructurado para el que existe un contexto de uso y ciertos principios combinatorios formales. El lenguaje, por lo tanto, combina el correcto uso de palabras y expresiones corporales para transmitir mensajes (el comportamiento se suma a las palabras para crear un mecanismo que nos permita expresarnos y comunicarnos). (1)

Las organizaciones, y las personas en general, debemos ser cuidadosas en el uso de algunas expresiones; porque el abuso de ellas podría comenzar a alterar nuestro comportamiento, a limitar nuestro alcance y a definir nuestro accionar (entendiendo que cambiar hábitos no es un tema simple ni inmediato, pero mientras más consciencia tengamos mejores serán los resultados).

Las evidencias científicas son claras: Las palabras y los actos, definitivamente, moldean la mente.

Hace un tiempo encontramos una encuesta informal, hecha por la revista Forbes, en la que preguntaban a expertos en comunicación sobre las expresiones más nocivas que deberíamos erradicar de nuestro lenguaje y en esta publicación quisimos compartirlas, agregándole algunas que en nuestro contexto son igualmente peligrosas, para que emprendamos un esfuerzo colectivo por eliminarlas de nuestro lenguaje (palabras y actitudes que hacen parte de una jerga que aporta poco, pero que para el locutor aparentemente significar mucho).

1. No se puede

De arranque, cerrar todos los caminos, no es una buena idea. «No se puede» es una expresión enemiga —y, en algunos contextos, amiga— de grandes empresarios (amiga de quienes demostraron que si se podía y lograron enormes resultados corporativos y enemiga de los que se quedaron en la negación). «No se puede» también es el escudo de la incompetencia, porque son frecuentes los casos en los que dicha frase lo que intenta realmente decir es «yo no puedo» o peor aún «yo no se como hacerlo». La recomendación de sustitución para esta expresión es «aprendamos o busquemos la forma de hacerlo».

2. Supongo

Son comunes las expresiones o frases usadas como salida provisional de problemas, pero que evidencian falta de confianza o fuerza para retar una circunstancia. «Supongo» y «Probablemente» son, quizás, las dos mas recurrentes. Estas son en realidad palabras que no dicen absolutamente nada (por ejemplo, cuando alguien dice: «mañana probablemente lloverá» lo que está diciendo es que puede que sí o puede que no; es decir, no dijo nada que no se supiera). Lo importante con estas expresiones es ser consciente cuando se usan para, de inmediato, combatirlas con una exploración profunda de respuestas concretas.

3. Nunca

Eliminar de tajo la posibilidad de generar una idea, es un error garrafal. «Nunca» es una expresión que bloquea el cerebro, restringe la creatividad y limita la innovación. Emitir al interlocutor la expresión «Nunca» termina siendo desalentador y deprimente. Ahora, cuando la usamos en un enunciado pasado denota seguridad (el problema real es cuando la sumamos a una situación futura).

4. Pero

No siempre esta expresión tiene una connotación negativa, debido a que en algunos casos es usada para ofrecer alternativas. El «Pero» molesto, el que debería confrontar, es aquel que niega todo lo que la precede; el que limita la acción o creación. En asuntos comerciales esta expresión es verdaderamente incomoda; por ejemplo: cuando una compañía dice: «estamos en promoción, pero…».

5. No

Enunciada de forma monosilábica es la palabra más odiosa del lenguaje, pues su asociación negativa es tremendamente poderosa y restrictiva. Aunque en algunos casos es necesaria su utilización, lo recomendable es acompañarla de razones, explicaciones y —porque no— de puertas abiertas a alternativas o circunstancias que la puedan transformar en un «Si».

6. Etcétera

Robert Finder, uno de los expertos más reconocidos a nivel mundial en técnicas efectivas de comunicación, llamó a la expresión «Etcétera» como la «No-Palabra». Esto se debe a que, según él, «Etcétera» traslada al interlocutor la responsabilidad de completar el trabajo. «Etcétera» significa: No tengo otro ejemplo o palabra para profundizar mi punto o argumento (es decir, da por hecho algo que no se ha dicho).

7. Siempre

Los absolutismos o generalidades, no son una buena alternativa para cualquier tipo de conversación. Los absolutismos encierran al interlocutor en una posición que podría denotar una mente cerrada. También se trata de una palabra que podría conllevar a inexactitudes, para el correcto entendimiento de un mensaje.

8. Cuando…

La expresión «cuando», visto como condicional, no es recomendable. Si queremos transmitir decisión en las acciones, las frases del tipo «cuando obtengamos ese resultado haremos aquello» o «iniciaremos el proyecto cuando tengamos recursos» restan más de lo que suman. La mayoría de «Cuandos» terminan convirtiéndose en excusas que justifican nuestro poco compromiso para que algo suceda de verdad.

9. No tenemos tiempo

Disfrutamos postergando lo que en el fondo no queremos hacer. Las personas y las organizaciones son procrastinadoras; esa es una lamentable realidad. Y la supuesta falta de tiempo es la excusa perfecta para seguir con esta mala practica. Si el enunciar esta frase se transforma en una reflexión profunda del por qué no hacerlo, ese simple ejercicio ya será un paso al frente.

10. No es el momento para… (o ya es tarde para…)

Decirlo o pensarlo es justificar la falta de decisión para hacer una tarea o enfrentar un proyecto. Ambas son peligrosas; la primera por evitar el reto y la segunda por aceptar el error de no haberlo enfrentado a tiempo. Esperar no puede ser una alternativa empresarial o profesional. El «momento perfecto» siempre será ahora.

Bono extra: Ese no es mi trabajo

Generalmente, cuando alguien usa esta expresión, esta en lo correcto; pero expresarlo es definitivamente antipático y mediocre. Se supone que la consecución de resultados es una responsabilidad colectiva y aunque una tarea posiblemente no sea una responsabilidad directa, el objetivo final si lo es.

Bibliografía

(1) Definición tomada de Wikipedia.

10 Words To Erase From Your Vocabulary. Artículo publicado en forbes.com.