No se confunda pensando que hacer bien las cosas ya es un triunfo, sólo lo es cuando usted logra que sus audiencias perciban que está haciendo bien las cosas; esa es la dinámica actual de la realidad, aunque la queramos negar en permanentes nostalgias por los tiempos o la forma cómo se hacía campaña en el pasado y no aceptemos que hoy la percepción cuenta y pesa más que la realidad.
Si queremos que la realidad se consolide hay que saberla comunicar, no solo divulgar o transmitir y para ello hay que equiparnos con un trabajo estratégico, sólido y de largo plazo que nos permita afinar la artillería que vamos a emplear, en los tiempos adecuados y con los objetivos precisos, dejando un margen a la siempre variable dinámica de las campañas.
Parafraseando un libro de Umberto Eco, no hay que ser apocalípticos, pero sí muy integrados a los nuevos tiempos y las nuevas dinámicas de las campañas. Nada nos ganamos con quejarnos de la post verdad, si nos quedamos en la queja y no armamos equipos eficientes de trabajo y ejércitos físicos y digitales de ataque y defensa que puedan respaldar nuestra imagen y discurso con insumos basados en la verdad, el respeto a los rivales, pero un olfato muy afinado para medir los flancos que se pueden ver afectados en imagen y reputación y eso redunde en la potencial votación. Aquí no caben las bodegas de seguidores falsos, la compra de opiniones de los famosos influencers ni mucho menos el uso de tecnologías para inflar lo que inexorablemente se va a quedar sin aire.
Sirven las herramientas que permiten un rastreo en tiempo real de información propia y de los rivales, del entorno y que sirven de base para la toma de decisiones.
Y recuerde: comunicar más no es comunicar mejor y para ganar las elecciones los trending topic no sirven para nada, solo para el ego.
Miguel Jaramillo Luján
Estratega y Consultor Político