La llegada a los primeros cargos de la ciudad y del departamento de Sergio Fajardo y Aníbal Gaviria es el triunfo del bien común por encima de los beneficios particulares, del sentido común sobre el absurdo, del horizonte sobre la parcela, del colectivo sobre el individualismo.

La Alianza AMA es un acuerdo logrado por primera vez en la historia entre un candidato a la Alcaldía de Medellín y uno a la Gobernación de Antioquia, con el fin de estrechar vínculos en temas claves para el desarrollo de la ciudad-región. Foto. Cortesía Aníbal Alcalde
Serán la historia y los ciudadanos, quienes se encarguen de evaluar los resultados de esta dupla de gobernantes, pero el sentimiento ciudadano en Medellín y Antioquia es de una enorme satisfacción por el triunfo de dos líderes que ya demostraron gran talento y resultados en la gestión de lo público y ahora quieren hacer equipo desde el principio, por ese todo que no se puede desmembrar: Antioquia-Medellín.
Se debatía nuestra ciudad-región entre dos propuestas: Una Medellín y una Antioquia para el beneficio de unos pocos, con ciertos proyectos individualistas, algunas iniciativas absurdas y – en suma- una propuesta para suplir ciertas necesidades de corto plazo, personalistas, populistas, como para barrer la casa, meter la basura debajo de la cama y sentirse bien, aunque el hediondo y putrefacto olor del “guardao” no se solucione. Y la otra propuesta es – desde mi humilde juicio- una iniciativa que piensa, reflexiona y actúa mirando al horizonte, al futuro, buscando resolver los macro problemas de Medellín y Antioquia: La profunda inequidad, la pérdida del valor de la Vida y la necesidad de tener una sociedad mucho más educada para que los dos primeros valores puedan tener un soporte de largo plazo.

Un frente común contra la corrupción, eso quieren liderar Aníbal y Fajardo en su trabajo como nuevos gobernantes de Medellín y Antioquia. Foto. Cortesía Aníbal Alcalde
Algunos constructores se lamentan porque no tendrán gigantes autopistas para llenar sus bolsillos, ciertos colegas recuerdan con nostalgia épocas del pasado donde recibieron jugosos contratos de pauta publicitaria que nunca publicaron y ciertos optimistas conductores se quedaron esperando que la ciudad retrocediera en cultura ciudadana, quitando las fotomultas, como si el problema se resolviera “vendiendo el sofá”
Creo que habrá trabajo en lo público para los constructores pero con equidad y transparencia. Presumo que habrá publicidad para los medios pero siendo justos y cuidando cada peso; y sobre la tecnología, opino que deberán ponerla al servicio del ciudadano, como fruto de seguir madurando la mejor forma de utilizarla, para proteger su vida.
Servir o servirse he ahí la diferencia entre los dos modelos de ciudad y departamento que acaban de presentarse en la contienda política. Produce alegría que Medellín y Antioquia hayan aprovechado esa oportunidad, única en el país, de dos personas que proponen hacer equipo y actuar en coherencia con las urgencias que la historia les demanda.
¿Qué sugiere para hacer realidad este trabajo conjunto?
Se abre la Plaza Pública
Es necesario que el Alcande y el Gobernador comiencen con una petición al gobierno central de retirar la ley 30 y que permita realizar un nuevo diseño que sea más incluyenrte y coherente con las regiones, que permita implementar metodologías que haga del estudiante un ser más independiente y crítico. Es necesario que cada uno de nostoros haga un trabajo comprometido y limpio.
Martín, hola. Creo que la LEY 30 tiene una serie de vacíos que la hacen muy débil frente a las necesidades de la educación superior actual y más frente a una universidad pública que cada ves urge mejorar su cobertura y fortalecerse en materia de calidad docente y de infraestructura.