Es común que en Colombia y otros países de América Latina se comprenda la misión del control fiscal con un ánimo represivo y de persecución al funcionario público, sin embargo un reciente documento del Banco Interamericano de Desarrollo, así como algunas experiencias de México y Chile principalmente, proponen que las llamadas contralorías, actúen en clave de un acompañamiento a la función pública, sin perder el rigor o la fortaleza que supone identificar y sancionar a aquellos servidores que han cometido fallas en la ejecución de los recursos bajo los cuales se les ha tutelado como ordenadores de dicho gasto.