La campaña negativa en política o gobierno son aquellas tácticas empleadas por un sector opositor contra el poder o en contienda, que emplea recursos de información, publicidad o mercadeo para poner en evidencia factores reales que juegan en contra de su rival en la aspiración o la legitimidad que busca para ejercer el gobierno.
En las primeras de cambio de la contienda 2016 por la Casa Blanca, ya se hace evidente que esta campaña e incluso un alto volumen de la despreciable guerra sucia, abundará en medios y redes globales en la puja entre Trump y Clinton por llegar a presidir la nación más poderosa del planeta.
Se trata sin duda de un momento de tensión e incertidumbre histórica para el planeta, pues dos graves amenazas se convierten en evidentes retos para los gobiernos y los países más poderosos del mundo. La migración y el terrorismo: Fenómenos que parecían parte del paisaje pero que hoy se conectan con la realidad económica, social, política e incluso desde la cultura y la religión.
Lo lamentable en este tipo de ciurcunstancias es que los insultos y gritos le quitan espacio a la agenda pública en relación con los temas importantes para una sociedad y en el caso de Estados Unidos a una agenda que se amplía geopolíticamente a todo un planeta, desde la forma cómo las dinámicas de gobierno de esta Nación tienen una lata injerencia en el presente y el futuro del desarrollo que podría llevarnos a los desequilibrios que detonan factores que afectan la calidad de vida de todos.