Yo creo que, antes de morir, es importante elaborar una lista de actividades, momentos y tareas por hacer.
A esta actividad, le sacamos el “cuerpo“, por la angustia inherente que despierta la certeza de la muerte, como algo inminente e ineludible y como una obligatoriedad de todo ser vivo.
Lo curioso es que todos estamos condenados a muerte. La diferencia con algunos es que conocen la fecha exacta de la partida.
Creo por el momento que tengo algunas tareas pendientes antes de morir: amar, perdonarme,perdonar y por supuesto, cumplir la misión.
En este caso que vamos a ver…el Doctor Randy Pausch, cumplió hasta el final con su misión:
Y creo que es posible, porque requiere de una toma de conciencia en torno al manejo de nuestros recuerdos. Podemos ser selectivos con ellos. Es decir, si elijo recordar sin rencor, obtengo beneficios porque me libera del lastre delpasado.
Perdonar es concederle al otro la posibilidad de la equivocación. En un mundo de humanos, nuestra falibilidad hace parte del inventario.
Cuando se dice: “yo perdono, pero no olvido” se esta cargando con el peso del resentimiento y la necesidad de venganza. Las venganzas no son buenas porque dañan a las mismas personas que albergan estos deseos y sentimientos.
Perdonar, también es reconocer nuestro propio papel en el proceso de la ofensa. A veces no nos damos cuenta, que pudimos ser nosotros mismos los causantes de ese daño. Y para liberarnos de ese peso, proyectamos en los demás toda la culpa del hecho: “Por culpa tuya”….se convierte en el encabezado de nuestras frases y comentarios. También es bueno decir: “Por culpa mía”, como una manera de responsabilizarse de los hechos.
Es tan fácil juzgar y tan difícil defender. Es tan fácil acusar y tan difícil disculpar.
Acusar a alguien por su pasado, es negarle su posibilidad de corrección al futuro. Condenarlo por lo que hizo, tiene sentido si se le invita a un cambio y a una corrección para el presente y el mañana.
Muy distinto es cuando quiero dañar al otro intencionalmente. Cuando me obsesiono por destruirlo o acabarlo. Y por lo tanto ya no es un problema de perdón, sino un resultado del resentimiento y las ganas de desquite.
Cuando caminamos por la vida y los años llegan, vamos reconociendo nuestros errores, pecados y ofensas para con otros. Y al mismo tiempo vamos pidiendo perdón, en primer lugar a Dios, a nuestros seres queridos y al grupo social que nos rodea.
Porque el perdón, es el mejor regalo que podemos darnos a nosotros mismos y el primer paso para, examinar, observar y comprender la conducta de otros que nos ofenden y de esta forma, a pesar de las circunstancias, perdonarlos.
Yo creo que si es posible perdonar, desde el corazón, cuando he comprendido, que, en esa experiencia dolorosa, hay una enseñanza y un aprendizaje para mí.
Yo creo que la confrontación puede hacerse de manera diferente.
Con frecuencia nos preguntamos qué tan importante puede ser la confrontación. A veces la respuesta es obvia. La confrontación es importante en tanto le permite a las partes en conflicto, descubrir qué tan fuertes, poderosos, astutos o competentes son.
Nos gusta compararnos con las habilidades, poderes y destrezas de los otros. Sin embargo la confrontación psicológica puede traer graves consecuencias emocionales, sobre todo para quienes terminan perdedores en estos encuentros.
Confrontar a otra persona supone la habilidad de un relojero. No es fácil criticar sin herir y mucho menos hacerlo con amor.
Yo creo que las palabras matan, así como tienen el poder de dar vida…Mi propuesta es que aprendamos a acariciar con las palabras, no sólo las verbales, sino también, las gestuales y corporales.
Las palabras tienen un enorme poder. Tanto así que, con palabras terapéuticas es posible sanar a una persona, en tanto que con palabras agresivas, insultantes o mal intencionadas podemos lastimar, herir y sugestionar negativamente a los seres con quienes vivimos y/o trabajamos.
De otro lado, se ha comprobado el importante papel que juega la sugestión en nuestras propias vidas al lograr procesos de curación a partir de expresiones positivas expresadas por el propio enfermo, sus familiares o amigos más cercanos.
Las palabras y expresiones de un jefe pueden ser mortales para sus colaboradores si se expresan en momentos emotivos sin que medie la razón o el entendimiento.
Dice Mahatma Gandhi: “Un ser humano, debería ser siempre más grande que lo que hace y más precioso que lo que posee”… esto significa que, para una sociedad materialista, donde lo importante es tener y no ser… no podemos seguir valorando a las personas por lo que tienen, ni mucho menos por lo que hacen, profesionalmente hablando, si no más bien por su esencia como personas.
En palabras de Mark Twain: “la civilización es la multiplicación ilimitada de innecesarios necesarios“. En este orden de ideas, el materialismo, la competencia, la fiebre del prestigio, la envidia y la falta de humanidad son, sin lugar a dudas las enfermedades sociales del siglo XXI y esto de alguna manera produce estrés, depresión y ansiedad.
De otro lado Scott Nearin sostiene que “una economía de mercado necesita empujar y engañar a los consumidores a comprar cosas que ni necesitan ni desean, obligándolos así a vender su fuerza de trabajo como medio para pagar sus adquisiciones”.
Entonces nos asalta la duda: ¿Qué es vivir?
O la pregunta más directa: ¿Cómo estoy viviendo?
Y tal vez, la más trascendental: ¿Para qué vivo?
La vida es un viaje a través del tiempo en un determinado espacio. Y durante ese camino, buscamos status para proteger nuestra reputación. Así, ¿Qué es lo que hay que defender?
Vivimos para rodeamos de posesiones innecesarias. Creemos que la felicidad es la comodidad, la seguridad y el dinero. Con el “slogan” de ganar más para gastar más, la sociedad de consumo diseñó un inmenso aparato que nos inventa necesidades y nos hace creer, que tal o cual bien o servicio, nos hará felices… y en el fondo, lo único que logramos es cubrir un vacío emocional interior, que nos deja aún más insatisfechos.
Yo creo que nuestra libertad es relativa.. Y creo que hay distintas clases de libertades. Es decir, no todas las libertades son iguales.
Me encontraba fuera del pais, cuando me sorprendió la noticia, como a todos los colombianos, de la increible liberación de Ingrid Betancourt. Y entré en una profunda meditación, en torno a sus declaraciones, sobretodo la relacionada con el milagro.
Como psicólogo se, que un secuestrado espera que se produzca un milagro. Entonces la fe y la esperanza son sus aliados permanentes, junto con las noticias positivas de sus seres queridos.
Al mismo tiempo, Dios se convierte en una fuerza muy poderosa y la oración, la principal herramienta de comunicación.
Allí es donde encuentro las diferencias en torno a la libertad. Si bien es cierto el cuerpo está prisionero, el espíritu puede volar en compañía del pensamiento, visitando el futuro.
Viktor Franklen su texto “El hombre en busca de sentido” dice que: “…En tales momentos no es ya el dolor físico lo que más nos hiere; es la agonía mental causada por la injusticia, por lo irracional de todo aquello”.
Más adelante sostiene Frankl, que el daño físico, era compensado por la capacidad de huir hacia el interior de sí mismo, pues era posible en tales circunstancias, desarrollar una profunda vida esprititual. “…eran capaces de aislarse del terrible entorno retrotrayéndose a una vida de riqueza interior y libertad espiritual“.
Y concluye Viktor Frankl que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas – la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias- para dicidir su propio camino.
Entonces para mi es claro, que a pesar de las dificultades que estemos viviendo, existe la posibilidad de encontrar nuestra libertad relativa en el interior de nuestro espíritu y que el cuerpo se convierte en cárcel para aquel que no ha trascendido los límites de su sensualidad.
Estoy empezando a disfrutar los placeres de la libertad del alma.
Yo creo que esta pregunta típica, ¿qué quieres ser, cuando seas grande? se la formulamos a los niños cuando los invitamos a proyectar sufuturo.
Algunos responden con la profesión o actividad que hasta el momento les ha impactado más; respuestas como policía, bombero, piloto o astronauta son comunes. Sin embargo muy pocos responden: ¡quiero ser un buenpapá o una buena mamá como tú!
Algunos incluso piensan en su futuro económico: viajar, conocer otros paises, hablar otros idiomas y serfamosos… pero proyectos de vida como ser buen esposo, buena novia, excelente padre de familia… pasan a un segundo, tal vez, último plano.
En cada momento de nuestro desarrollo como personas, debemos hacernos preguntas básicas en relación con el futuro.
Sabemos que el futuro se construye desde el presente, en el presente; y que, con las actuaciones de hoy, vamos dándole forma al mañana.
Aprovechemos cada oportunidad para preguntarnos… ¿qué clase de papá o mamá soy? O ¿quiero ser?
¿Resistiría la evaluación de mis propios hijos?
¿Qué programas y estilos, estoy repitiendo de mis padres?
¿Estoy a tiempo de cambiar?
Recordemos que estamos perdiendo tiempo…ganando dinero. Tiempo valioso para compartir con los hijos, que apenas están un breve lapso con nosotros.
De tal forma que si le preguntas a tus hijos… que quieren ser cuando grandes… él o ella puedan responder:… quiero ser una mamá o un papá tan excelente como tú.