Yo creo que haciendo un inventario de las experiencias gratas y profundas que he vivido, me encuentro con algunas asociadas con personas que realizan actividades laborales… con pasión. Continuar leyendo
Yo creo que el futuro, llegará bastante deshumanizado debido a la tecnología. Me pregunto: ¿será posible humanizarla?
Debo confesar que las películas de ciencia ficción siempre me han fascinado. Y ahora miro con temor la realidad tecnológica que me rodea. Se que los dispositivos electrónicos y principalmente las aplicaciones serán las que dirijan nuestros destinos.
Yo creo que cuando te miro, mientras diriges la palabra, al momento de conversar, me doy cuenta de la enorme cantidad de información que aportas al diálogo. Es decir, confirmo que no basta con escucharte, sino que hay que mirarte, para comprender la profundidad del mensaje que transmites.
Con el desarrollo tecnológico de los dispositivos móviles, para facilitar la comunicación, irónicamente hemos perdido la capacidad para comunicarnos de manera efectiva. Porque estamos más condicionados a responder al estímulo visual o sonoro del celular, que al mensaje de quien está en vivo y en directo a nuestro lado, con su presencia maravillosa.
En el sagrado arte de vivir, la existencia del otro es fundamental para darle sentido a mi propia existencia. Porque no puedo concebir un proyecto de vida, desde la soledad egoísta de mi mismidad, sin el controversial aporte de la otredad.
El otro me cuestiona, me acompaña, me contradice, me permite la dolorosa dialéctica, por su opinión distinta, gracias a la antítesis de su punto de vista que, al mismo tiempo, si me lo permito, es equilibrante.
No puedo ignorar esa presencia. Y por más que lo intento, al momento del diálogo, me encuentro con la verdad absoluta de que estás ahí, esperando la conexión respetuosa, de mi mirada, que debe además… ser atenta y concentrada.
Por más trivial que sea la conversación, debe contar con el respeto absoluto de nuestros contactos visuales. Entonces, no puedo seguir absorto con la mirada clavada en la pantalla móvil, mientras pretendo escuchar lo que tu voz real, reporta con su presencia vívida y comprender ambos mensajes al mismo tiempo. La lógica cerebral solo puede recibir un mensaje por vez. Entonces lo correcto, es interrumpir lo que estoy haciendo, en la pantalla de cristal líquido, y girar la cabeza con mirada y todo, hacia la cara expresiva de mi interlocutor, de carne y hueso, para cruzar las respectivas miradas, y entonces comprender la totalidad del mensaje que estás transmitiendo, ahora sí, debido a la conexión.
Es hermoso todo lo que sucede cuando te miro. No solo porque me doy permiso de comprender lo que estás diciendo, sino porque te estoy dando el regalo maravilloso de mi atención completa, desde el respeto, por tu palabra, y tu persona.
Yo creo que, a partir de hoy me voy a dar permiso de apagar el celular, para conversar contigo…mientras te miro.
Yo creo que las limitaciones están en la mente. Y se, que el cambio es posible cuando aplico el conocimiento, en obras concretas que luego puedo verificar, medir, y evaluar. Continuar leyendo
Yo creo que la educación de la voluntad es el primer paso para salir adelante y lograr objetivos.
Con frecuencia preguntamos cuáles son las claves para superar los momentos de crisis. Y a pesar de que existen muchas fuentes que explican cómo hacerlo, debemos reconocer que en el fondo todas apuntan a la misma cosa: desarrollar la voluntad.Sin embargo, la voluntad está en crisis, dice Federico Nietzsche: “…junto con el temor al hombre, hemos perdido el amor al hombre, la afirmación del hombre, la voluntad de ser hombres”. Continuar leyendo
Yo creo que el fracaso no existe. Mas bien creo que, esa situación que llamamos fracaso es una excelente oportunidad para aprender de nosotros mismos. Claro que se requiere de una muy buena dosis de humildad, para reconocer aquello que no estamos haciendo bien.
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Yo creo que de vez en cuando es bueno conversar con el sabio interior. Ese que habita en el fondo de nuestro ser y que responde cuando lo llamamos a conversar.
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