Yo creo que cuando se trata de sueños, metas, objetivos y propósitos, el secreto consiste en insistir, persistir resistir y nunca desistir.
Dentro de los muchos recuerdos que tengo del colegio, con frecuencia llega a mi memoria el del profesor Valerio. Tenía una manera creativa de dictar su clase, pues rompía todos los paradigmas clásicos de la docencia. Salíamos del salón, aprovechaba la naturaleza, usábamos las diferentes instalaciones del colegio y hacía del proceso de aprender algo novedoso y fascinante.
Yo creo que todo beneficio requiere un sacrificio. Y que, para toda ganancia, previamente se hizo una inversión.
Es decir, en el sagrado arte de vivir, crecer es el resultado de perder y ganar; en otras palabras, aunque algunas pérdidas son inevitables, al final del camino vemos los frutos en las ganancias, porque la poda, trae sus beneficios.
Vivir es un juego cambiante entre períodos de estabilidad y desequilibrio y la transición entre ellos.
En un reciente taller terapéutico, nos dedicamos a elaborar un listado de aquellas emociones asociadas con pérdidas y duelos, que venimos coleccionando desde niños, gracias a los comentarios, frases y estilos educativos de nuestros mayores.
Yo creo que, para muchos, ir por primera vez a terapia, es una decisión importante, cargada de grandes expectativas. Sin embargo es una experiencia maravillosa si se vive intensamente, pues tiene momentos de intenso dolor, para poder disfrutar de los logros del encuentro consigo mismo.
Recuerdo que la mañana se ofrecía fresca y relajada. La puerta del consultorio estaba cerrada y me atreví a tocar el timbre, luego de mucho dudarlo. Mi mente, completamente en blanco, no sabía cómo comenzar la consulta; además el nerviosismo tampoco facilitaba las cosas. – ¿Seré capaz de contarle a un desconocido toda mi vida? – pensé.
Hablar de lo más íntimo, oculto y vergonzoso no es fácil y menos a una persona extraña…o a lo mejor en eso consiste la magia; en que el terapeuta es un extraño, que no me conoce y por lo tanto, creo que no tiene derecho a juzgarme.
Muchos años después y ahora en la posición de terapeuta puedo describir más fácilmente, lo mucho que se logra en un proceso terapéutico.
Se consigue una mejor conciencia de sí mismo. Porque puedo reconocerme como el creador de mis experiencias, sin necesidad de culpar a los demás de lo que me acontece.
Entonces cuando fantaseo, me siento cómodo, porque luego de hacerlo, sé que puedo establecer contacto con la realidad aquí y ahora, desde la responsabilidad.
La terapia facilita el poder tomar atenta nota de mis sensaciones, para construir percepciones sanas de los demás y de sus comportamientos para evitar relaciones tóxicas.
Así entonces, el fin terapéutico es creer en mi propio poder, para no apoyarme en otros y ser capaz de auto abastecerme, cuando sea necesario.
Con la ayuda terapéutica me permito ser sensible y también saber cómo poner una coraza frente a situaciones dañinas. Porque al final, aprendo a responsabilizarme de mis acciones y de las consecuencias de ellas.
Realmente la terapia gestáltica, según palabras de Fritz Perls, ayuda a identificar cómo: “…estamos usando gran parte de nuestras energías en la autodestrucción, en juegos dañinos para impedirnos crecer”.
Continúa diciendo Perls, “…Con frecuencia, frente a lo desagradable y doloroso, nos escabullimos y usamos todo tipo de medios y modos para impedir el proceso de crecimiento”.
Yo creo que cuando me pregunto, cuál es mi papel en esta vida, mientras dure mi existencia, me respondo que, haga lo que haga debo hacerlo con calidad, esto con el fin de marcar la diferencia, o, mejor dicho, para lograr el objetivo de hacer la diferencia.
Yo creo que, a la hora de elaborar mi proyecto de vida, debo partir del tipo de huella que quiero dejar, cuando termine mi existencia.
Es decir, preguntarme con frecuencia ¿cuál es mi marca?, ¿qué me diferencia?, ¿cuál es el valor agregado que reciben quienes conviven conmigo en el planeta, en el hogar, en el grupo de amigos, en el sitio donde laboro?
Yo creo que, además, la vida de pareja requiere de un magnífico servicio al cliente. Se parece mucho a la manera como marchan las buenas empresas, si no presto un buen servicio, pronto se buscan otro proveedor.
Así, al diseñar mi proyecto de vida laboral, mi objetivo personal está enfocado hacia el logro de un ambiente agradable, gratificante, y propicio para la productividad de todos; algo que se aplica perfectamente a la vida familiar.
Cuando laboro, es mi propósito cotidiano, destacarme por ser la persona que optimiza el tiempo, a partir del enfoque en la tarea, siendo responsable, con los materiales, los recursos y los indicadores propuestos.
Me caracterizo por entregar trabajos de calidad, que tienen mi marca, por lo tanto, genero confianza en mis jefes y en mi equipo de trabajo.
Logro altos niveles de eficiencia, porque no hago reprocesos, pues realizo las cosas bien desde el principio.
Como está en juego mi reputación, asumo las tareas como si fuera mi propia empresa, de esta forma evito que otros tengan que corregir lo que por un posible descuido he dejado de hacer.
El secreto está en que mi trabajo tenga valor para mí y para otros.
En materia de comunicación, también me pregunto: ¿Qué tan asertivo soy? Porque frente a las dudas, para salir de ellas, es importante preguntar y procurar entre todos mis compañeros de trabajo, las soluciones a las problemáticas que se presentan en los diferentes procesos empresariales; nunca creer que estoy solo en el proceso. Soy un convencido de que el mejoramiento continuo nace de la evaluación permanente y de la participación de todos.
Si comparo nuevamente con la familia, es importante hacer análisis grupales, entre todos los miembros, para intercambiar opiniones con miras a encontrar la mejor manera de hacer las cosas. Pues al fin y al cabo en la empresa tengo una familia extensa, con mis hermanos-compañeros y unos papás-jefes que van marcando el camino y el horizonte de la compañía.
En mi proyecto de vida, me hago otras preguntas trascendentales:
En la empresa donde presto mis servicios… ¿soy el primero en dar ejemplo, para crear la cultura de “cero errores”?
¿Qué tan ecológico y económico soya la hora de evitar el desperdicio, en mi casa y en mi otra casa grande que se llama empresa?
Por lo tanto, mi meta es que mi trabajo aporte significativamente al cumplimiento de los objetivos e indicadores que traza la compañía y/o la familia.
Porque al final, el gran objetivo es ofrecer un producto y un servicio que logre la satisfacción de nuestros clientes internos y externos.
Yo creo que estoy tomando conciencia de que, así como soy en casa, soy en la empresa, porque al momento de seleccionarme, además de mis conocimientos y experiencias, contratan a la persona total que viene con aprendizajes de la casa, adecuados o inadecuados y que los aporta desde la convivencia. Por ejemplo, el servicio al cliente no se aprende en las capacitaciones, sino que viene de cuna, como otros valores fundamentales de la persona.
Nuevamente me pregunto: ¿Qué tipo de huella quiero dejar, mientras paso por la vida?
Yo creo que en mi cuerpo se reflejan mi manera de pensar y de sentir. Dependiendo del mapa de creencias que he construido, mi cuerpo va creando condiciones para hacer manifiesto eso en lo que creo. Por eso continuamente me pregunto: ¿si cambio mi manera de pensar, puedo sanar las enfermedades que me aquejan?
Sin querer afirmar que la mayoría de las enfermedades tienen condiciones psicosomáticas, si reconozco que las células se convierten en resonadores de lo que pienso, siento y creo. Continuar leyendo
Los fantasmas del pasado aparecen en las redes sociales, cuando luego de muchos años, saludan con doble intención, esperando producir la misma emoción del pasado, y por supuesto la logran en aquel o aquella que fue un amor prohibido, imposible o que, por las circunstancias de la vida, ese romance se interrumpió, por presiones de todo tipo, sin despedida, explicación o adecuado cierre.