Yo creo que lo que busca todo ser humano está asociado con el poder, el saber y el amar. Todos tenemos necesidad de poder, necesidad de saber y necesidad de amar y ser amados.
El poder que da el dinero, o la posición administrativa, o incluso el conocimiento, asociado con el poder que da el saber, en el fondo busca que podamos amar y ser amados. Es decir, buscamos ser reconocidos y admirados y/o en el peor de los casos… temidos.
Entonces, en palabras de J. Krishnamurti es necesario transformar la mente y “una transformación semejante sólo puede tener lugar mediante una educación correcta y el total desarrollo del ser humano.
Yo creo que, cuando se habla de educación es necesario asociarla a la educación de la y para la libertad.
Dice Kirhnamurti en el texto que se titula “el arte de vivir”,que esa revolución, que propicia la educación de la mente, ha de ocurrir en la totalidad de la mente, y no sólo en el pensamiento. El pensamiento, después de todo, es sólo un resultado y no la fuente, el origen. Tiene que haber una transformación radical en el origen mismo y no una mera modificación del resultado. Al presente, nos entretenemos con los resultados, con los síntomas. No producimos un cambio vital desarraigando los viejos métodos de pensamiento, liberando a la mente de las tradiciones y los hábitos. Es en este cambio vital en el que estamos interesados, el cual sólo puede originarse en una correcta educación.
La función de la mente es investigar y aprender. Por aprender no entiendo el mero cultivo de la memoria o la acumulación de conocimientos, continua Krishnamurti, sino la capacidad de pensar clara y sensatamente sin ilusión, partiendo de hechos y no de creencias e ideales. No existe el aprender, si el pensamiento se origina en conclusiones previas. Adquirir meramente información o conocimiento, no es aprender. Aprender implica amar la comprensión y amar hacer una cosa por sí misma.
El aprender sólo es posible cuando no hay coacción de ninguna clase. Y la coacción adopta muchas formas, ¿no es así? Hay coacción a través de la influencia, a través del apego o la amenaza, mediante la estimulación persuasiva o las sutiles formas de recompensa, sostiene Krishnamurti.
Sigue exponiendo Krishnamurti, que la mayoría de la gente piensa que el aprendizaje es favorecido por la comparación, mientras que en realidad es lo contrario. La comparación genera frustración y fomenta meramente la envidia, la cual es llamada competencia. Como otras formas de persuasión, la comparación impide el aprender y engendra el temor. También la ambición engendra temor. La ambición, ya sea personal o identificada con lo colectivo, es siempre antisocial. La así llamada ambición noble es fundamentalmente destructivo en la relación.
Krishnamurti nos invita a desarrollar una buena mente; una mente capaz de habérselas con múltiples problemas de la vida como una totalidad, y que no trate de escapar de ellos volviéndose de ese modo contradictoria en sí misma, frustrada, amarga o cínica. Y es esencial que la mente se percate de su propio condicionamiento, de sus propios motivos y de sus búsquedas.
Puesto que el desarrollo de una buena mente constituye uno de nuestros intereses fundamentales, es muy importante el modo como uno enseña, concluye Krishnamurti, pues tiene que haber un cultivo de la totalidad de la mente y no sólo la transmisión de informaciones. En el proceso de impartir conocimiento, el educador ha de invitar a la discusión y alentará a los estudiantes para que investiguen y piensen de una manera independiente.
Finaliza su comentario Krishnamurti diciendo que la autoridad, “el que sabe”, no tiene cabida en el aprender. El educador y el estudiante están ambos aprendiendo, a través de la especial relación mutua que han establecido; pero esto no quiere decir que el educador descuide el sentido de orden en el pensar. Ese orden no es producido por la disciplina en la forma de enunciaciones afirmativas del conocimiento, sino que surge naturalmente cuando el educador comprende que en el cultivo de la inteligencia tiene que haber un sentido de libertad.
Muy interesante. Plantea la semilla para lograr un mundo mejor.
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Espero que seamos más los sembradores y sembradoras. Juan