Yo creo que Granada en España ofrece muchos encantos; entre ellos el imponente regalo de la Alhambra.
Al momento de recorrer por sus estancias, me viene muy bien la guitarra de Francisco Tárrega, quien compuso una obra bellísima que tituló precisamente recuerdos de la Alhambra.
De otro lado el guía va explicando en cada rincón de ese fastuoso escenario, los acontecimientos históricos que sucedieron en sus recintos. Entonces rememora la frase “Lloras como mujer lo que no supiste defender como hombre”, que se le atribuye a la Sultana Aixa, madre del último Rey islámico de Granada, Boabdil el Chico.
Cuenta la leyenda que ella le dijo esto a su hijo cuando él salió de la Alhambra tras entregar su control a los Reyes Católicos, el dos de enero de 1492.
Realmente la salida de Boabdil fue el resultado lógico, de sus malas decisiones y cambiantes alianzas.
Fue capturado por los cristianos y como se encontraba enfrentado a su padre, el Sultán Abu Hasan Alí, aceptó declararse vasallo cristiano a cambio de la libertad y de entregar Granada por supuesto.
Pero no cumplió su promesa y eso desencadenó la campaña final de la Reconquista. Tras exiliarse en las Alpujarras, murió en Marruecos en 1527.
Esto me permite, mientras observo la majestuosidad de estos palacios, reflexionar sobre la importancia de saberse retirar a tiempo.
Yo creo que es de sabios, saberse marchar de una relación de pareja disfuncional que permanece en crisis y que por supuesto mata el amor como consecuencia de la mala convivencia. Porque es de profundo conocimiento en el sagrado arte de vivir, saber detectar a tiempo cuando el amor se acaba.
Como también es inteligente retirarse de una fiesta o reunión social que se está tornando pesada y peligrosa para la estabilidad afectiva… por lo tanto es mejor ponerse a salvo, escapando de allí.
Es importante identificar cuando una adicción afecta el bien y buen vivir, entonces se hace necesario renunciar a tiempo.
Lo mismo que es prudente salir de un trabajo o una labor remunerada económicamente que está causando estrés y malestar, más que bienestar y satisfacción.
Es decir, es muy inteligente marcharse a tiempo de cualquier, persona, situación o evento que corte las alas.
Ahora, debo aclarar que en mi caso todavía, no quiero marcharme de la vida, porque tengo mucho por hacer…aunque sé que esta decisión es muy difícil tomarla, por aquello de saberse ir a tiempo, cuando las circunstancias de salud y corporales sólo prolongan el sufrimiento y el costo porque no hay esperanza de futuro.
Así que, pienso mucho en aquellos que enfrentan esta difícil decisión de marcharse…como le sucedió al tío Enrique, que donde quiera que esté…yo creo que hizo lo correcto.