Si no es ahora… ¿cuándo?

en el camino de la vidaYo creo que la metodología para transitar por el camino de la vida se basa en el arte de aprovechar el tiempo, más que en el desarrollo de habilidades para la supervivencia.

Entonces imagino un cronómetro gigante y en cuenta regresiva como en las películas de suspenso.

Es por esto por lo que cada vez que puedo, me hago esta pregunta:

¿Cuál es el mejor uso de mi tiempo ahora?

Cada amanecer me plantea el desafío de lo que está por hacer.

Son las cinco de la mañana. Me levanto agradecido y motivado. Preparo un café. Abro el balcón y el canto de los pájaros es la música que necesito para celebrar mi vida.

Así que comienzo con la tarea de disfrutar el tiempo que vivo.

En este momento decido, como una conmemoración, mirar fotografías. Tomo el dispositivo móvil y busco la galería de imágenes.

Debo reconocer que me sorprendieron mis propias fotos del año pasado.

Precisamente por esta época terminé el proceso de la quimioterapia. El paso del tiempo y del tratamiento, ahora se hacen más evidentes gracias a las fotografías que tienen la capacidad de congelar aquellos momentos difíciles.

Luego de la prueba superada queda la pregunta: ¿y ahora qué hacer con mi tiempo mientras siga vivo?

Yo creo que el tiempo es una riqueza que necesita de una sabia administración; porque conozco personas que se quejan de lo poco que les alcanza el tiempo y otras que no saben qué hacer con tanto tiempo a su disposición.

Se requiere de una sabiduría especial para sacar el máximo provecho del tiempo que me regala la vida.

Entiendo que he venido a este mundo con el contador marcando la cronología… a la final, el juego de la vida ofrece el tiempo preciso para cumplir la misión, guardadas las proporciones.

No tiene sentido planificar mucho por adelantado pues a la postre, ese plan puede ser cambiado abruptamente por el destino. Por eso he aprendido a ser discreto en el proceso de prometer, y más exacto en el arte de cumplir.

También este año he aprendido a delegar, para disfrutar de más tiempo.

Incluso aprendí a decir “no”, cuando me di cuenta de que, por ganar aprobación, no respetaba mi propio tiempo vital y lo donaba sin medir consecuencias. Ahora estoy sacando más tiempo para mí, gracias a una lista de prioridades para mi tiempo.

Lo urgente e importante ya son claros para mí, luego de enfrentar la muerte cara a cara, porque esto determinó mi vida… pues la llegada de la parca, indica el fin de mi tiempo.

Por lo tanto, en esta carrera contra el reloj, lo único que tengo está aquí y en este momento, así que decidí desarrollar un proyecto de vida que valga la pena y sobre todo que tenga sentido desde el para qué.

La poderosa magia del tiempo

Yo creo que existe una magia poderosa en el tiempo.

La forma más fácil de ver el paso del tiempo, la encontramos en nuestras propias fotografías. Nada más contundente que observar las fotos, año tras año y ver como inexorablemente el tiempo pasa.

Dice la canción Tiempo, interpretada a dúo por Jose José y Marco Antonio Muñiz::  “Sabia virtud de conocer el tiempo, a tiempo amar y desatarse a tiempo, como dice el refrán dale tiempo al tiempo, que de amor y dolor alivia el tiempo”.

Yo creo que el tiempo es una riqueza que necesita una sabia administración.

Se supone que tiempo es lo que tenemos todos, algunos más que otros.

Sin embargo, conozco personas que se quejan de que no les alcanza el tiempo y otras no saben que hacer con tanto tiempo.

Desde muy niños, nos enseñaron el valor y el uso del tiempo, con frases como “el tiempo es oro” o “el tiempo que se pierde, jamás se recupera”  aunque no nos entregaron el manual de cómo se hace uso adecuado de ese tiempo.

En el uso adecuado del tiempo hay sabiduría  profunda en el arte de vivir para sacarle el máximo provecho al tiempo que nos regala la vida.

Todos venimos al mundo con el contador marcando…para algunos, el juego de la vida tiene muy poco tiempo y para otros se hace eterno.

La preguntas claves es: ¿cómo administro el mucho o poco tiempo que tengo?

Una buena recomendación consiste en programar el tiempo. Y esa programación obedece a unos principios fundamentales, como el de planificar por adelantado.

Planificar no consiste sólo en crear un buen programa, sino en ser capaz de llevarlo a cabo. Esto supone ser preciso sobre la realidad diaria de tu labor cotidiana teniendo en cuenta  el resto de responsabilidades, así como contar con las interrupciones, conflictos y retrasos habituales del día a día.

También es importante programar las actividades de ocio.

Aprender el discreto encanto de prometer menos y cumplir más.

Ser capaz de delegar lo que se pueda delegar.

Y dividir las actividades en pequeñas tareas manejables.

Me imagino mi trabajo, como un reloj de arena. Donde cada encargo, actividad o tarea,  va pasando una a una, como el grano, que poco a poco va pasando de un compartimiento al otro.

Es importante establecer parámetros para decir “no”. Porque si a todo le decimos que si, el tiempo realmente no nos va a alcazar.

Es necesario hacer una lista de tareas con sus respectivas prioridades y agrupar las tareas según las capacidades intelectuales, físicas o emocionales requeridas.

Y finalmente tener en cuenta la matriz del tiempo, para identificar lo que es urgente e importante, no urgente pero importante, urgente y no importante de lo no importante y no urgente.

En fin, el tiempo determina nuestra vida… pues cuando llega la muerte, se acabó nuestro tiempo.

¿Cuál es el mejor uso de tu tiempo, ahora?