Certezas.

con Cervantes en ToledoYo creo que no tengo certeza de nada, o al menos de muy pocas cosas.

Porque si la certeza es la posesión de una verdad que se corresponde con el conocimiento perfecto, entonces, ¿qué es la verdad?, si mi conocimiento es imperfecto.

Puedo tener certeza de algo, estar seguro, tener la evidencia que permite demostrar algo, para luego descubrir que mi conocimiento es imperfecto porque me dejé engañar por la percepción que, entonces distorsiona la realidad, porque al fin y al cabo la realidad no existe como algo universal, sino como una construcción subjetiva.

Y esa construcción está alimentada por lo que habita en mi pensamiento que a su vez está construido con base en las certezas de otros que, entonces no son fiables.

En medio de estos pensamientos me debato día y noche cuando descubro que aquello que llamo realidad, no es otra cosa que eso que he construido, y pretendo que los demás valoren como una verdad.

La conciencia de una certeza permite afirmar este conocimiento sin temor de duda y con la confianza plena en la validez de la información, por lo tanto, no puedo afirmar nada.

La certeza, se soporta en la evidencia, o en lo que puedo tomar como una evidencia de carácter irrefutable y todo es refutable porque depende de las circunstancias.

Entonces no puedo afirmar nada y mucho menos decir que estoy en posesión de la verdad.

Porque a veces, en las conversaciones que sostengo con otros, no puedo disfrutar de verdaderos diálogos sino del encuentro de un par de monólogos, porque cada uno habla desde su vivencia, su percepción, su creencia y lo más importante… sus certezas.

Sin embargo, una certeza que tengo en este momento es que voy a morir más adelante, porque no es posible vivir en el mismo cuerpo eternamente.

En MadridOtra certeza que me acompaña es aquella que experimento cuando trabajo desde el deseo y la felicidad.

Tengo la certeza de que he estado equivocado, que he cometido muchos errores y que, por supuesto si no los corrijo, dejaré de estar alineado con el Universo.

Y por estos días me ronda la certeza de que te amo porque te veo como eres y no como yo desearía que fueras.

Definitivamente porque tengo la certeza de que hasta el momento ha valido la pena vivir, sobre todo, porque he disfrutado de tu presencia en mi vida.

La realidad es una construcción subjetiva.

Actitud en familiaYo creo que cada persona vive su vida de la misma forma como la percibe.

Es decir, la realidad es una construcción subjetiva.

Por estos días, cuando he frecuentado amigos y familiares por las fiestas decembrinas, no puedo sustraerme a la sensación curiosa que me invade cuando escucho sus temas de conversación. En algunos soplan vientos de derrotas, pero en otros surge la posibilidad de un mañana mejor.

Si dentro de mi pervive el pensamiento catastrófico, todos mis comentarios, frases, expresiones y actitudes frente a la vida estarán colmadas de pesimismo.

La desesperanza aprendida es un proceso mental complejo donde se pierde la motivación, y por lo tanto la esperanza de alcanzar los sueños y las metas.

Es como si la persona renunciara a la posibilidad de que las cosas salgan bien, se resuelvan o mejoren.

A la desesperanza el filósofo Federico Nietzsche, la consideraba “la enfermedad del alma moderna”.

Como psicólogo sé que todo esto se debe a la manera como se ha vivido la vida. Para algunos el desfile maravilloso de sucesos y experiencias hermosas, nutritivas y plenas de significado. Pero para otros, sus vivencias han sido frustrantes, dolorosas, restando toda posibilidad a la esperanza.

Además, que reconozco que hay factores biológicos, emocionales, de aprendizaje, políticos y socioculturales que influyen en la manera como percibo el mundo.

Si se puedeSin embargo, creo que más allá de los factores determinantes que expresé hace algún momento, la frustración e impotencia, donde suelo pensar que no voy a lograr metas y sueños, son procesos mentales que se cultivan si encuentro el terreno propicio.

Ahora es importante aclarar que una cosa es la desesperanza y otras muy diferentes la decepción o la desesperación.

La decepción se produce cuando compruebo como se ha frustrado mi expectativa.

En tanto que la desesperación es anterior a que se produzca el desenlace de mi meta; pues se caracteriza por la pérdida de la paciencia y la paz interior debido al estado ansioso y angustiante que hace del futuro una posibilidad atemorizante.

La desesperanza, por su lado, es la percepción de la imposibilidad de lograr las metas.

Es cuando la persona cultiva pensamientos donde no hay nada que hacer, ni ahora, ni siempre. Se resigna y abandona la meta.

Entonces, a partir de ahora voy a activar varios mecanismos psicológicos para contrarrestar esto como, por ejemplo:

Comprender que se trata de una percepción subjetiva y no necesariamente estoy leyendo el campo de todas las posibilidades donde lo que pienso puede que no suceda.

Darme cuenta de que todo pasa y que cada día es nuevo, y representa la oportunidad para ser creativo confiando en mis propias potencialidades.

lazos familiaresHabitar ambientes que permitan estar rodeado de personas optimistas.

Constantemente resignificar las situaciones en busca de ángulos positivos.

Buscar el mejor momento para actuar en vez de pensar. Porque el Universo no premia a los que piensan sino a los que actúan.

Centrarme en mis recursos, dones y talentos, más que enfocarme en el problema o en sus posibles consecuencias negativas.

Con frecuencia me digo y afirmo: ¡Esto tiene solución!

Yo creo que, salvo casos extremos de catástrofes naturales o eventos críticos inesperados, lo que veo como “problema” es una construcción subjetiva que se gesta cuando evalúo una situación teniendo como base todas las posibilidades para resolverlo.

Estoy comprendiendo que no es algo que está fuera de mi sino algo que edifico. Por lo tanto, si está en mí… tengo el poder para deconstruirlo.

Vida real.

Alcázar SevillaYo creo que a veces me invade la sensación de irrealidad. Es decir, con frecuencia me pregunto si es real la realidad o más bien es una construcción subjetiva de mi parte.

En otras palabras, que lo que veo o percibo depende de mi mundo mental interior.

Y me voy por lo último, porque todo depende del cristal a través del cual se mire.

Esta mañana mi recorrido turístico va por las calles de Sevilla en España. Frente a mí el Real Alcázar de Sevilla, un impresionante conjunto de construcciones amuralladas logradas en diferentes momentos de la historia.

Alcazar SevillaEl palacio original se edificó en la alta edad media. Todavía se pueden observar algunos vestigios del arte islámico, así como, resultado de la etapa posterior a la conquista castellana, una zona palaciega mudéjar y otra de estilo gótico.

Como ya es común en las edificaciones antiguas en España, las reformas posteriores fueron añadiendo elementos renacentistas, manieristas y barrocos.

Aquí se encuentra la residencia de los miembros de la familia real española cuando visitan Sevilla, lo que hace que sea el palacio real más antiguo de Europa, que todavía se usa como morada.

Al observar cada detalle y rincón del Alcázar, y conocer las historias de celos, guerras y dificultades de los reyes y gobernantes, me pregunto: – ¿tanto lujo y ostentación, ha valido la pena? – ¿Esta es la vida que sólo merece vivirse como la narran los cuentos de hadas?

Buda dijo: “Considero las posiciones de reyes y gobernantes como motas de polvo. Observo tesoros de oro y gemas como tantos ladrillos y guijarros. Veo las túnicas de seda más finas como harapos andrajosos. Veo miríadas de mundos del universo como pequeñas semillas de fruta, y el lago más grande de la India como una gota de aceite en mi pie. Percibo que las enseñanzas del mundo son la ilusión de los magos. Discierno la más alta concepción de la emancipación como un brocado dorado en un sueño, y veo el camino sagrado de los iluminados como flores que aparecen en los ojos de uno. Veo la meditación como el pilar de una montaña, el Nirvana como una pesadilla diurna. Considero el juicio sobre el bien y el mal como la danza serpenteante de un dragón, y el ascenso y la caída de las creencias como huellas dejadas por las cuatro estaciones”.

Real alcazarContinúa Buda expresando que: “Una de las cosas más poderosas que podemos hacer como criaturas mortales que percibimos un cosmos fugaz desde una posición precaria, es darnos cuenta de que todas las cosas son fugaces”.

Porque: “Todas las cosas están hechas de la misma materia perfectamente imperfecta que todo lo demás. La permanencia es tanto una ilusión de la realidad como el poder es una ilusión de la cultura. Lo sabio es ser consciente de ambos. Y a veces eso requiere una crueldad intelectual y una despreocupación imaginativa”.

JuanCarlosPosada SevillaEspañaYo creo que, como todo es impermanente, debo entender que el oro y la riqueza son relativos, así como la fama y el prestigio, porque al igual que la fruta… se pudren.

Porque lo que crece y florece eventualmente tiene que morir.

Pero como dijo Rumi, “Tal vez esté buscando entre las ramas, lo que sólo aparece en las raíces”.