¿Qué digo? es diferente a ¿Cómo lo digo?, para la comunicación efectiva.

couple-1427863__340Yo creo que cuando se trata de aprender a escuchar a otra persona, ocupan papeles  importantes dos aspectos distintos pero complementarios. De un lado está lo que el otro dice y del otro la manera cómo lo dice. Entonces de acuerdo con esta dicotomía, son dos las preguntas fundamentales que se nos plantean, al comprender la esencia de la comunicación entre dos seres humanos: ¿Qué es lo que dice el otro? y por supuesto, ¿Cómo lo dice?

De esta forma, aparece un nuevo protagonista en este proceso: el silencio; absolutamente obligatorio para poder escuchar. Y no se trata solo del silencio lingúistico, cuando cerramos los labios y ningún tipo de sonido sale de ellos; me refiero al silencio mental, más importante y decisivo a la hora de captar con lujo de detalles, lo que está tratando de decir mi interlocutor sin distorsionar su discurso.

Es aquí, cuando otro personaje interviene en esta obra: el lenguaje corporal, que añade el toque mágico a este encuentro. Sabemos que una imagen vale más que mil palabras y que entonces lo expresado en forma oral, se enriquece e incluso se transforma, con la participación del cuerpo. Así nuestra capacidad de escucha no se limita a los oidos o al silencio obligatorio, del que ya hemos hablado, sino a a nuestra capacidad para ver y comprender el mensaje cifrado que lanza con el cuerpo y en doble línea, quien se está expresando. Por que puede ocurrir que quien habla, tenga una intención al querer decir algo, pero su mensaje cambiar, gracias a la manera cómo lo dice corporalmente.

Por todo esto, escuchar es un arte y una habilidad que debe cultivarse, para poder distinguir el contenido del proceso; porque a veces nos quedamos en el discurso y no en sus efectos. Y quedamos presos en la forma y no en la esencia de los diálogos. En fin tanto lo que se dice y el cómo se dice…son complementarios.

La posibilidad del cambio

ball-1432752_960_720Yo creo que el cambio es posible siempre y cuando sea consciente del desapego al círculo vicioso para poder trascender y vencer la inmanencia.

Lo curioso del asunto es que cuando lo miramos psicológicamente, como terapeutas  gestálticos, nos encontramos con la famosa “Teoría Paradójica del Cambio”; que dice que: “…cuanto más intento ser, quién no soy… más permanezco igual. (Beisser, 1970).

Como seres humanos nos enfocamos en lo que “debo ser”, “debo hacer” o “los demás esperan que haga” y al mismo tiempo nos resistimos a estos deberías. Entonces frente a estas dicotomías es muy importante identificar las dos polaridades: Por un lado. ¿Quién soy? y por otro ¿Quien no soy? Por ello es adecuado preguntarnos con frecuencia, qué es lo que estoy experimentando o sintiendo en cada momento, para darme cuenta, aquí y ahora, de quién está actuando: El Yo, o el No Yo.

Así mismo, en terapia Gestáltica conocemos dos axiomas que dicen: “Lo que es, es” y otro que sostiene que: “una cosa conduce a otra” (Polster y Polster, 1973).

En este orden de ideas, si lo que es… es, entonces esto quiere decir que es importante permitirme ver las cosas como son,desde una postura fenomenológica, en otras palabras no engañarme, no mentirme, para poder iniciar un proceso de cambio si es posible.

A nivel terapéutico, dice Gary Yontef  en el libro Proceso y Diálogo en Psicoterapia Gestáltica, que el instrumento de cambio es precisamente la relación con un terapeuta, que de una manera responsable, respetuosa y técnica se fundamenta en quién es él verdaderamente (se conoce) y por lo tanto acepta y comprende al paciente. Creo que aquí está el secreto… aceptarse. Si ese otro me acepta, ¿por qué no puedo hacer lo mismo, conmigo?

El darse cuenta de lo “que es” conduce a un cambio espontáneo. Y lo más productivo es el descubrimiento de que: “Puedo’ estar con alguien, sin manipular, ni ser manipulado”.

Para el cambio, este trabajo de darse cuenta, puede comenzar en cualquier momento en el que  estemos dispuestos,  si tenemos la capacidad de darnos cuenta y nos permitirnos conectarnos con el todo. El proceso que sobreviene conduce a cambios en todo el campo, por supuesto si nos damos permiso de fluir en la transformación.

Se trata de iniciar una completa investigación conmigo mismo, pues a mayor profundidad en la búsqueda, más intensa la reorganización y por ende el inicio de la transformación.

Es importante reconocer que algunos cambios sólo pueden apreciarse años más tarde.