Yo creo que siguiendo el pensamiento de Viktor Frankl, puedo concidir con él en que: “cada época tiene sus neurosis, y cada tiempo necesita su psicoterapia”. En palabras del Doctor Frankl: sólo la psicoterapia rehumanizada puede comprender los signos de los tiempos, y sólo ella puede hacerse cargo de las necesidades de nuestra época”.
En esta dimensión y de manera casi apocalíptica Frankl nos recuerda la posibilidad del vacío existencial, cuando plantea el paralelo entre el animal y el hombre: “Contrariamente al animal, -dice: el hombre carece de instintos que le digan lo que tiene que hacer y, a diferencia de los hombres del pasado, el hombre actual ya no tiene tradiciones que le digan lo que debe ser; entonces, ignorando lo que tiene que hacer e ignorando también lo que debe ser, parece que muchas veces ya no sabe tampoco lo que quiere…”
Entonces en este nuevo siglo, teniendo en cuenta la vivencia del absurdo de la propia existencia para algunos jóvenes, la pérdida de un horizonte diseñado por valores, y la falta de sentido de la vida, llevan a estos muchachos a la experiencia de vacío existencial.
De ahí la importancia de trabajar en la educación y en la formación de jóvenes en el encuentro del sentido vital o en la certeza del para qué se vive.
En un proyecto educativo, podríamos hablar de tres niveles de sentido:
1. Sentido del momento: Aquel que se descubre en cada situación concreta que se vive.
2. Sentido como misión: También llamada vocación. Es el sentido que responde a la pregunta: ¿a qué vinimos al mundo?
3. Sentido último o supra-sentido: El que le da la trascendencia a la vida desde el plano espiritual porque le da sentido trascendente al acto de vivir.
Así todo joven podría entender el significado de la vida y del para qué vive y de esta forma tener de su lado la fuerza motivadora.
Las investigaciones sobre las causas del suicidio juvenil, entre otras, apuntan al sentimiento de falta de sentido de la vida. Pues se ha descubierto que el joven que sabe para qué vive, tiene la fortaleza para resistir a pesar de las condiciones desfavorables del mundo que le corresponde vivir, entonces ama y protege su vida, porque tiene un proyecto diferente para ella.
Un joven con-sentido, es un joven con un diseño de vida. Y ese diseño tiene la asesoría de un grupo de adultos optimistas, que saben los secretos del sagrado arte de vivir y lo comunican abiertamente.