Yo creo que…

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Cuando escucho…¿Qué escucho?

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  • 01. abr
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  • Comunicación Crecimiento personal Psicología Psicología Existencial Psicoterapia Vida social
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En San FranciscoYo creo que mi compromiso consiste en enseñar y escuchar. ¿O el orden es diferente? Es decir ¿Primero escuchar para poder enseñar?

Cuando estaba en mi formación como psicólogo tuve que tomar un curso muy complejo de psicología humanista existencial que incluía unos talleres de escucha terapéutica.

El maestro entraba al salón de clase e instalaba los equipos de audio y video para que pudiéramos observar las entrevistas que previamente había seleccionado para ese día.

Luego de terminada la presentación de la primera entrevista, vino la pregunta del profe. – ¿Qué fue lo que dijo el consultante?

Los talleres estaban diseñados para escuchar de manera diferente, y mi tarea: conocer el modo correcto de hacerlo.

Recuerdo haber reprobado varias veces los ejercicios. Mi profesor Paul Goring era muy estricto y exigente pues me pedía que desarrollara el oído más allá de la escucha normal.

Muchos meses después comprendí que el método eficaz de escucha consistía en eliminar los tres defectos del oyente, que curiosamente enseña muy bien el mundo budista.

El primero de los tres defectos consiste en tener una escucha que parezca un “recipiente vuelto al revés”.

pexels-photo-6382479Es decir que, aunque esté presente físicamente durante el diálogo, mi mente se encuentra en otro lugar. Así que mientras alguien habla, de hecho, “no escucho nada”. En tal caso, no presto atención a lo que se está diciendo, por lo tanto, no entiendo lo expresado.

Aquí la solución consiste en focalizarme y concentrarme en lo que se está diciendo y cómo se está diciendo.

El segundo de los defectos consiste en escuchar de una manera que semeje un “recipiente agujereado”.

En verdad escucho, pero no retengo su contenido. Entonces, fallan mi atención y mi memoria porque no le he puesto interés a lo que se está conversando.

En este caso es importante reflexionar y meditar sobre lo dicho, para darle sentido y contexto.

El tercer defecto del oyente remite a un “recipiente lleno de veneno”.

Esto sucede cuando estoy prevenido, o tengo miedo pues lo que estoy escuchando va en contravía de mis creencias o tengo la expectativa de imponer mi punto de vista. O estoy lleno de resentimiento y enojo.

Para evitar caer repetidamente en este defecto, es importante limpiar el corazón y vaciar la mente de prejuicios y preconceptos.

Por ello cuando estoy dialogando con una persona me hago esta pregunta:

Cuando hablas… ¿me escucho… o te escucho?

Yo creo que en el sagrado arte de vivir la convivencia se hace posible cuando, independiente de mi expectativa, te acepto incondicionalmente, y aunque no comparta algunas de tus creencias y conceptos te reconozco como un interlocutor válido, y desde la diferencia aprecio que hagas lo mismo conmigo.

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Juan Carlos Posada Mejía

Creo en el poder curativo de la palabra y también en su enorme poder para destruir... entonces, entre comunicador social, conferencista y psicólogo, decidí dedicar el resto de mi vida a sanarme y sanar heridos espirituales, mentales y morales, por medio de la palabra.

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