Creo que, entre los padres de familia, gravita una constante preocupación en torno a nuestro papel en el proceso formativo de los hijos.
Por estos días asistí a un taller de padres de familia, organizado por un importante colegio de la ciudad y gracias a las variadas actividades propuestas esa noche, me llamó la atención un texto, que precisamente por lo sencillo, posee esa profundidad característica, solo perceptible para quienes tienen ojos para ver y oídos para oír.
Al texto original, le he hecho algunas modificaciones gramaticales y de forma pero no de fondo, para hacer más fluida la lectura.
Al mismo tiempo, como desconozco el autor del mismo, pido a mis lectores, me iluminen, el origen del escrito.
El texto comienza así:
Hijo, hija:
Te di la vida, pero no puedo vivirla por ti.
Puedo enseñarte muchas cosas, pero no puedo obligarte a aprenderlas.
Puedo dirigirte, pero no responsabilizarme por lo que haces con tu vida.
Puedo instruirte en lo qué es malo y bueno, adecuado e inadecuado; pero no puedo decidir por ti.
Puedo darte amor, pero no puedo obligarte a aceptarlo.
Puedo enseñarte a compartir, pero no puedo forzarte a hacerlo.
Puedo hablarte del respeto, pero no te puedo exigir que seas respetuoso.
Puedo aconsejarte sobre las buenas amistades, pero no puedo seleccionarlas por ti.
Puedo educarte acerca del sexo y la sexualidad, pero no puedo dirigir y controlar tus conductas sexuales.
Puedo hablarte acerca de la vida, pero no puedo construir una reputación para ti.
Puedo decirte y mostrarte que el licor es peligroso, pero no puedo hacer que te abstengas de consumir, si no es una decisión tomada por ti.
Puedo advertirte acerca de las drogas, pero no puedo evitar que las uses.
Puedo exhortarte a la necesidad de tener metas altas, pero no puedo alcanzarlas por ti,
Puedo enseñarte acerca de la bondad, pero no puedo obligarte a ser bondadoso.
Puedo darte pistas en cuanto a la ética, pero no puedo hacerte una persona moral.
Puedo explicarte cómo vivir, pero no puedo vivir por ti.
Hijo, puedes estar seguro de que hago todo esto… porque te amo. Sin embargo, lo que hagas con tu vida, dependerá de ti…
Y aún cuando esté a tu lado, como padre, las decisiones trascendentales de tu vida, solo tú podrás tomarla.
Yo creo que, al menos el texto ilustra qué podemos hacer los padres y que no, en relación con la formación nuestros hijos. Y confrontarnos día a día con la pregunta: ¿qué estilo parental requieren nuestros hijos hoy?
Espero comentarios, para enriquecer la reflexión.