Lo que me enseña la naturaleza.

pexels-photo-5277656Yo creo que la naturaleza me está dando muchas lecciones que debo tener en cuenta, para aprender el sagrado arte de vivir.

En esta semana los ciclones y los huracanes han soplado muy fuerte en la pantalla de mi teléfono móvil, recordándome la seguridad en la que vivo, al compartir una vivienda con mi familia, sin padecer los embates de la naturaleza y observando desde lejos, el tremendo sufrimiento de quienes se han quedado sin techo, pero aún siguen con vida y que al escuchar sus testimonios, percibo que ellos están conscientes de que todo lo material se perdió, pero no perdieron la alegría, la motivación y el entusiasmo para reconstruir y comenzar de nuevo.

Descubro mi pequeñez frente al poderío destructor de la naturaleza, gracias al viento huracanado que sopla derribando todo a su paso, y al agua que, al desbordarse, hace flotar y perderse en la distancia lo que creíamos nuestro y cierto.

Y en otros lugares, la presencia del fuego que devora implacable en pocos segundos lo que abrasa, sumado a la tierra, cuando decide temblar, tirando todo al suelo, confrontando a los humanos quienes construimos las ciudades desde nuestro orgullo, creyéndonos señores de la naturaleza. En fin…hemos buscado la manera de controlarla, sin embargo, ella ahora, nos está pasando una gran cuenta de cobro.

También está el virus que ronda los límites del miedo. Él, con su presencia invisible, por lo microscópico, se materializa en cada paciente de manera distinta con síntomas graves en algunos y en otros como un visitante inocuo, poniendo en caos la economía, y las mismas costumbres sociales.

La vida al ser la esencia de la naturaleza tiene un ciclo inexorable del cual no puedo escapar, pues se vive para morir. Entonces ¿Cuál es mi acción correcta para reconciliarme con ella y entrar en sintonía, para respetarnos mutuamente?

¿Qué estoy aprendiendo de la naturaleza?

En primer lugar, que todo en la vida, lucha por la supervivencia. Que estoy diseñado para vivir un proceso que luego debe terminar con la muerte, como algo natural.

Además, que la vida no es una línea recta donde puedo prever y controlar lo que está por venir, sino que está llena de curvas, subidas y bajadas que hacen más interesante y curioso el arte de saber navegar por sus aguas turbulentas y luego descansar cuando ella me regala una calma temporal.

Que la naturaleza no se detiene. Todo el tiempo está en movimiento, transformando energía. Entonces me invita a trabajar constantemente en mi transformación y adaptación.

Que la naturaleza es resiliente y que cuando las condiciones se presentan adversas, entonces inicia un proceso de cambio para hacerse fuerte y resistir las demandas del medio. Esto me enseña a luchar, defenderme y lograr superar la adversidad.

Y que puedo regenerarme, reinventarme, acondicionarme, en otras palabras, hacer parte del cambio y de esta forma estar en sintonía y preparado para soportar y resistir.

Yo creo que, cada vez que observo cómo actúa la naturaleza, reconozco que todavía tengo mucho por aprender sobre la importancia de la humildad, la frugalidad y la misericordia, como fundamentos de la sabiduría.

A qué vinimos a la tierra…

Yo creo que vinimos a la tierra a cumplir misiones, tareas o encargos. La clave está en descubrir a qué vinimos y cómo lograr el objetivo.

Estamos inmersos en tantas tareas, a veces sin sentido, que se nos olvida lo fundamental. Y me pregunto: ¿qué es lo fundamental?

En medio de nuestro egoísmo, nos encontramos buscando respuestas…a preguntas y asuntos insolubles. Y vivimos en medio de tantas personas, sin preguntarnos, si su proceso, el de ellas, pueda ser más complicado que el de nosotros. 

¡Y así, nos creemos con derecho a juzgar!